El filósofo y profesor José Carlos, ahondó del concepto clásico de felicidad durante su paso por Aprendemos Juntos de BBVA. En la charla, recuperó las enseñanzas de Aristóteles y su célebre obra Ética a Nicómaco.
Según el experto, el pensador griego concebía la felicidad como el fin último de la vida humana, “un fin en sí mismo, no necesita justificarse a través de nada”.
Según el cordobés, esta idea sigue siendo una de las aportaciones más profundas de la filosofía antigua, pues sitúa la felicidad no en los logros materiales ni en las metas externas, sino en la práctica de la virtud y el equilibrio interior.
Aristóteles escribió Ética a Nicómaco dirigida a su hijo, Nicómaco, y que ya desde el primer capítulo aborda el tema de la felicidad. “¿Dónde sitúa Aristóteles la felicidad? En la ética, en el comportamiento con el otro, en la interacción con lo común”, afirmó José Carlos.
Estatua de Aristóteles
Para el filósofo griego, la plenitud se alcanza a través de la vida virtuosa, del trabajo constante en los valores y del compromiso con la comunidad.
José Carlos añadió que este enfoque invita a encontrar bienestar no solo en el desarrollo personal, sino también en el vínculo con los demás: “Confabula con los que están a tu alrededor para que se sientan bien, encuentra esas dinámicas grupales que hacen que como comunidad crezcamos”.
Una pareja feliz
El especialista estableció un puente entre el pensamiento clásico y la filosofía moderna, recordando que Immanuel Kant, más de dos milenios después, coincidía en gran medida con Aristóteles. “Kant se pone a pensar en la felicidad y dice algo muy parecido”, señaló.
Según el filósofo alemán, la felicidad es “la conciencia del agrado que tiene a lo largo de la vida cuando actúa de manera virtuosa”, es decir, cuando una persona vive conforme a sus valores y principios morales.
José Carlos subrayó que tanto Aristóteles como Kant entienden la felicidad no como una meta estática per se, sino como un proceso continuo, resultado de una vida coherente y ética. “La felicidad, en todo ese proceso, se configura como un resultado, no como un objetivo”, concluyó.



