En un mundo que rara vez se detiene, una nueva ola de “bebidas funcionales” promete ayudarnos a hacer precisamente eso. Las llamadas chill-out drinks o bebidas relajantes, que se promocionan como aliviadores naturales del estrés, están apareciendo en supermercados y tiendas online como una alternativa calmante a las bebidas energéticas con cafeína o al alcohol. Pero, ¿realmente funcionan y son seguras?
Estas bebidas suelen combinar extractos de hierbas, aminoácidos y adaptógenos –compuestos que supuestamente ayudan al cuerpo a lidiar con el estrés–.
¿Cuáles son los ingredientes más conocidos?
Entre los ingredientes más populares se encuentran la L-teanina, un aminoácido natural del té verde; la ashwagandha, el hongo melena de león (lion’s mane) y el CBD (cannabidiol). Cada uno tiene su propia historia científica.
La L-teanina ha demostrado favorecer la relajación y reducir el estrés sin provocar somnolencia. Las investigaciones sugieren que influye en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, mientras reduce el cortisol, la principal hormona del estrés del cuerpo, creando una sensación de calma sin disminuir la atención.
El magnesio, un mineral esencial para el funcionamiento saludable del corazón y el cerebro, también se ha asociado con mejor sueño y menos insomnio. Los estudios indican que favorece la producción de melatonina y se une a los receptores Gaba, que ayudan a calmar la actividad nerviosa y promueven la relajación.
'Hericium erinaceus' o melena de león, un hongo comestible y medicinal
Los niveles bajos de magnesio se han relacionado con un mayor riesgo de depresión, y varios ensayos sugieren que la suplementación podría aliviar los síntomas depresivos, aunque se necesita más investigación.
La ashwagandha, una hierba tradicional de la medicina ayurvédica, ha demostrado en ensayos clínicos que reduce el cortisol y la ansiedad, aunque los datos sobre su seguridad a largo plazo son limitados. Además, las dosis empleadas en esos estudios suelen ser más altas que las que se encuentran en los productos listos para beber.
La melena de león, un hongo originario de Asia oriental, ha mostrado efectos reductores del estrés en pequeños estudios clínicos, pero la base de evidencia sigue siendo limitada.
Otro ingrediente popular, el CBD, el compuesto no psicoactivo derivado del cannabis, ha mostrado resultados prometedores en la reducción de la ansiedad y el estrés en comparación con el placebo, aunque aún faltan ensayos amplios y de alta calidad.
Cafeína
Parte del atractivo de las chill-out drinks reside en su imagen de marca. Se presentan como una forma natural y no intoxicante de relajarse, diseñadas para el uso habitual sin el bajón de la cafeína ni la niebla mental del alcohol.
Para jóvenes profesionales o cualquiera que busque un respiro mental a mitad del día, la idea de abrir una lata de bebida relajante puede resultar tentadora. Y a veces, el ritual importa tanto como la receta: el simple acto de detenerse a disfrutar de una bebida puede generar por sí mismo una sensación de pausa.
A pesar de su imagen saludable, estas bebidas no están exentas de riesgos. Los compuestos herbales pueden interactuar con medicamentos recetados o causar efectos secundarios, especialmente si se consumen en dosis altas o junto con otros suplementos.
La ashwagandha puede interferir con medicamentos tiroideos o inmunosupresores. El CBD puede alterar la actividad de las enzimas hepáticas y afectar la acción de fármacos como los antidepresivos.
Cogollos secos de cannabidiol (CBD)
Una ingesta elevada de magnesio puede provocar diarrea y entrar en conflicto con ciertos antibióticos o medicamentos para la osteoporosis. El hongo melena de león parece ser bien tolerado hasta ahora, pero los científicos aún saben poco sobre sus efectos a largo plazo.
Otro punto de preocupación es el control de calidad. El mercado de las bebidas funcionales está poco regulado, por lo que la potencia y pureza de los ingredientes pueden variar considerablemente entre marcas.
Esto es especialmente preocupante para personas embarazadas, en periodo de lactancia o con enfermedades crónicas, y subraya la importancia de revisar las etiquetas y consultar con un médico antes de incorporar estas bebidas a la rutina diaria.
Una “lata de bebida relajante” puede ofrecer una breve sensación de alivio, pero estas bebidas no sustituyen la atención profesional de salud mental.
La ansiedad crónica, la depresión o los problemas persistentes de sueño requieren un diagnóstico y tratamiento adecuados. Si bien las bebidas relajantes pueden ayudar a suavizar un día agitado, no pueden tratar las causas subyacentes del estrés.
Estas bebidas forman parte de una tendencia de bienestar más amplia que refleja nuestro deseo colectivo de frenar y sentirnos mejor. Sus ingredientes muestran cierto potencial y, cuando se usan con moderación y de forma consciente, pueden desempeñar un pequeño papel en la gestión del estrés cotidiano.
Solo hay que no confundirlas con una cura milagrosa: una bebida fría puede ser una pausa agradable, pero la calma duradera sigue dependiendo de los hábitos y sistemas de apoyo que existen más allá de una lata.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

