Isabel Viña, médica especialista en hormonas: “Cuando la prolactina se mantiene elevada, el cuerpo entra en modo alarma y apaga el deseo, por eso es tan importante tenerla controlada”

Bienestar 

Hija y nieta de médicos, Viña está especializada en salud hormonal, directora médico-científica de IVB Wellness Lab y divulgadora con casi medio millón de seguidores en las redes 

​Según explica esta especialista en metabolismo, la prolactina, más allá de la lactancia, es la hormona poco conocida que conecta el estrés, el deseo sexual e incluso la salud mental, y por eso es importante que la tengamos en nuestro radar

Isabel Viña, médico y divulgadora

Isabel Viña, médico y divulgadora

Cedida

Es habitual sentir la sensación que el cansancio, la apatía o la ansiedad invade el organismo, que duermes mal, que te cuesta concentrarte o incluso has notado una bajada del deseo sexual. A veces, esos síntomas se achacan al estrés o a una mala racha emocional, pero detrás puede esconderse algo más sutil: un desequilibrio hormonal. Y aunque solemos asociar las hormonas con la adolescencia, la tiroides o la menstruación, lo cierto es que tienen un papel mucho más amplio en nuestro estado de ánimo y bienestar. Cada cambio emocional, cada noche sin dormir o etapa de tensión prolongada altera su equilibrio, y eso puede repercutir en cómo pensamos, sentimos y reaccionamos.

Entre todas ellas, hay una hormona que rara vez se menciona y que, sin embargo, influye tanto en el cuerpo como en la mente: la prolactina. En los últimos años, diversos estudios y especialistas han empezado a poner el foco en ella por su conexión con el estrés, la motivación y la salud mental. Entre ellos, la doctora Isabel Viña, hija y nieta de médicos, especializada en salud hormonal y divulgadora con casi medio millón de seguidores en Instagram.

Isabel Viña en la presentación de su nuevo libro ‘Pon tus hormonas a funcionar’ ayer en Barcelona

Isabel Viña en la presentación de su nuevo libro ‘Pon tus hormonas a funcionar’ en Barcelona

Joel Sáez

Es una hormona que actúa como una alarma de emergencia del cuerpo

News Correspondent

Las hormonas son una de las herramientas imprescindibles que nuestro cuerpo utiliza para su correcta regulación y equilibrio, aunque muchas veces sean también las grandes olvidadas, según explica la doctora. Lo cuenta en su nuevo libro Pon tus hormonas a funcionar (Grijalbo), que se ha presentado esta semana en Barcelona. 

Según la doctora, lo curioso de la prolactina “es que es una hormona que actúa como una alarma de emergencia del cuerpo, pues aumenta ante el estrés o las amenazas para ayudar a adaptarnos”. Por eso, en ciertos momentos puntuales de estrés o adaptación puede ser beneficiosa, ya que refuerza el sistema inmune, promueve la neurogénesis (creación de nuevas neuronas), y mejora la respuesta al estrés y la regulación emocional. Ahora bien, el problema llega cuando su nivel se mantiene alto de forma crónica.

La prolactina

¿Qué puede provocar un exceso?

Su exceso interfiere directamente en otras hormonas clave, como las sexuales o las relacionadas con la motivación, y ahí es donde comienzan los problemas. En el plano reproductivo, la prolactina alta inhibe la producción de las hormonas FSH y LH, responsables de la fertilidad y la función sexual.

En las mujeres, esto puede traducirse en reglas irregulares, dificultad para quedarse embarazadas, pérdida de libido o incluso galactorrea, una secreción de leche sin embarazo. También puede influir en la caída del cabello o en una sensación general de apatía. En los hombres, en cambio, la consecuencia más habitual es la disfunción eréctil y la falta de deseo, acompañadas muchas veces de pérdida de masa muscular y riesgo de osteoporosis.

No es casualidad que muchas personas con niveles altos de prolactina se sientan más deprimidas, ansiosas o apáticas

News Correspondent

Pero su impacto no se queda solo ahí. Como explica Viña, la prolactina y la dopamina están directamente conectadas: cuando una sube, la otra baja. Por eso, un exceso sostenido puede reducir la producción del neurotransmisor del placer y la motivación, afectando al estado de ánimo. 

La médica se ha convertido en una de las mayores divulgadoras de salud

La médica se ha convertido en una de las mayores divulgadoras de salud

Cedida

“No es casualidad que muchas personas con niveles altos de prolactina se sientan más deprimidas, ansiosas o apáticas”, señala la autora. De hecho, varios estudios recientes —como uno publicado en Comprehensive Psychoneuroendocrinology— han confirmado que las personas con trastorno depresivo mayor tienden a tener concentraciones más elevadas de esta hormona.

También se ha visto que la prolactina elevada puede alterar el sistema inmunológico y el metabolismo. A largo plazo, aumenta el riesgo de enfermedades autoinmunes y resistencia a la insulina, e incluso puede favorecer el desarrollo de diabetes tipo 2. En otras palabras: lo que empieza como una respuesta adaptativa al estrés puede acabar afectando a todo el equilibrio del organismo si no se regula.

Las causas, sin embargo, no siempre son patológicas. A veces, el aumento se debe a situaciones naturales del cuerpo —como el embarazo, el ejercicio intenso o la falta de sueño— o incluso a estímulos físicos como la estimulación del pecho o ciertos piercings

En otros casos, son los medicamentos los responsables: antidepresivos, antipsicóticos, opiáceos o anticonceptivos hormonales pueden elevar los niveles sin que la persona sea consciente. Y, por supuesto, existen causas médicas más complejas, como el hipotiroidismo no tratado, el síndrome del ovario poliquístico o los adenomas hipofisarios.

La prolactina no es una enemiga, sino una señal

News Correspondent

Para saber qué está ocurriendo, el diagnóstico es clave. Viña recomienda evitar el ejercicio intenso o el estrés antes del análisis, ya que ambos pueden alterar los resultados. Lo ideal es realizar dos extracciones de sangre (para evitar falsos picos) y, si el nivel sigue alto, comprobar la presencia de macroprolactina, una forma inactiva que a veces confunde los resultados. En casos persistentes, una resonancia magnética puede descartar problemas en la hipófisis.

La autora estuvo firmando ejemplares de su libro a todos aquellos que se acercaron a su presentación

La autora estuvo firmando ejemplares de su libro a todos aquellos que se acercaron a su presentación

Joel Sáez

La buena noticia es que en muchos casos se puede revertir. La autora propone un abordaje natural para reducir los niveles de prolactina, empezando por controlar el estrés: técnicas de meditación, ejercicio moderado, buena higiene del sueño y, en algunos casos, adaptógenos. También sugiere revisar la medicación con el médico, tratar posibles alteraciones tiroideas y cuidar la alimentación.

Existen nutrientes y plantas que pueden ayudar. El Vitex agnus-castus, por ejemplo, actúa de forma similar a la dopamina y puede ayudar a equilibrar los niveles hormonales y el estado de ánimo. La vitamina B6 favorece la síntesis de dopamina, mientras que la vitamina E protege las neuronas del daño causado por el estrés oxidativo. En mujeres con síndrome del ovario poliquístico, el resveratrol parece tener un efecto regulador adicional al reducir la inflamación crónica.

La vitamina B6 favorece la síntesis de dopamina

News Correspondent

En los casos más graves o persistentes, se puede recurrir a la cabergolina, un fármaco que imita la acción de la dopamina y reduce directamente la prolactina. No obstante, Viña recuerda que este tratamiento no siempre es la primera opción, ya que muchas elevaciones pueden corregirse con cambios en el estilo de vida y una buena regulación hormonal.

Con un análisis de sangre podemos saber cuáles son nuestros niveles de prolactina

Con dos extracciones de sangre (para evitar picos) podemos saber cuáles son nuestros niveles de prolactina

Getty Images

“Al final, la prolactina no es una enemiga, sino una señal”, explica. Una hormona adaptativa que nos ayuda a responder al estrés y mantenernos alerta. Pero cuando se mantiene encendida demasiado tiempo, como una alarma que nunca se apaga, empieza a interferir con nuestro bienestar. Cuidar su equilibrio, y, con ello, el de todo el sistema hormonal, puede ser una de las claves más olvidadas para mejorar nuestro ánimo, nuestra energía y nuestra salud global.

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