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Cristina Lora, experta en seguridad alimentaria: “Cuando cargamos el frigorífico hasta los topes, la circulación del aire no es buena, y de cinco grados que tiene que estar a lo mejor sube a nueve”

'Hábito Zero'

La divulgadora explicaba su distribución de la nevera para conservar todos los alimentos de la mejor forma

Cristina Lora, experta en seguridad y tecnología alimentaria: “Los microorganismos no entienden de cronómetros, si han pasado cinco segundos, uno o siete”

Nevera

Getty Images/iStockphoto

La alimentación es un mundo lleno de curiosidades, misterios, descubrimientos y, sobre todo, platos deliciosos. Cada cultura tiene una forma distinta de comer, usando distintos ingredientes y métodos de elaboración. Sin embargo, algunos de ellos podrían comportar algún que otro problema a la hora de consumirlas. Una de las grandes cuestiones es la forma de conservarlos, especialmente si deben permanecer en el frigorífico o el congelador.

Sin embargo, no todos aguantan del mismo modo en cualquiera de estos dos electrodomésticos, llegando a provocar serios problemas en la salud de una persona si no se gestionan adecuadamente. Cristina Lora, experta en seguridad y tecnología alimentaria, estudiaba la cuestión en el podcast de Hábito Zero, usando como referencia su forma de ordenar la nevera, desde los cajones más elevados hasta la puerta.

“Lo tenemos fácil. Los cajones, fruta y verdura. Aquí nadie se equivoca, ¿vale? Vamos subiendo por baldas. En la balda de arriba de la fruta y las verduras metemos los productos frescos. Carne, pescado... O, por ejemplo, yo he ido a la carnicería, a la pescadería, lo meto ahí, ¿vale? O algo que se está descongelando también. Porque esa es la zona que más frío alcanza la temperatura, ¿vale? Dos grados. Después, las zonas intermedias, lo interesante es que metamos ahí lácteos”, comentaba.

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“Con lácteos me refiero a leche, a yogures, a huevo. Y también puedo meter embutidos, ¿de acuerdo? Ahí también el queso, también es interesante meterlo ahí. Y si por ejemplo hiciese una mayonesa casera, como también un producto lácteo, también lo meto. Y arriba, lo interesante sería meter sobras, ¿de acuerdo? Que yo haga lentejas y meta un tupper ahí o que haga una tarta, o lo que sea. Lo interesante es que no carguemos el frigorífico hasta los topes”, sumaba.

Múltiples variables

“Muchas veces yo llego a mi casa y digo, mamá, por Dios, que aquí parece que viven 500 personas. ¿Qué pasa cuando lo cargamos mucho? Que la circulación del aire no es buena. Entonces, al final de 5 grados que tiene que estar, está a lo mejor 9 grados. Entonces, hace que gaste mucho más energía, más luz y al final la conservación no es buena, y acortamos la vida útil. Y por último la puerta, porque si ya los huevos van en la parte intermedia, ahí meto bebidas, salsas y mantequilla”, insistía.

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“Muchas veces estoy aburrida y abro la nevera, otra vez te digo ‘Uy, que voy a cocinar... Uf, no me apetece, venga, la cierro...’ Otra vez era abro porque voy a beber agua, voy a comer... Estoy constantemente abriendo. Entonces, esa zona de la puerta está todo el día oscilando la temperatura. Si ese huevo tiene esa porosidad, estoy haciendo que esas bacterias les digan, oye, que pasen y vean, entren en ese huevo y se contamine. Entonces, el huevo va en las zonas intermedias del frigorífico”, expresaba en otro vídeo.