El Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED) define la microbiota como “el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital”. Entre sus funciones se encuentran la protección de bacterias patógenas que provocan enfermedades en nuestro cuerpo, el mantenimiento del sistema inmunitario, la digestión de alimentos y la absorción de vitaminas, entre otros.
Una de las sustancias que aportan un mayor beneficio a esta parte de nuestro organismo es la fibra, que combinada con una adecuada hidratación nos ayuda a realizar la digestión sin mayores dificultades. Tim Spector, epidemiólogo y profesor del King’s College de Londres, se ha pronunciado sobre la cuestión en distintas ocasiones, exponiendo sus descubrimientos en publicaciones científicas como The Lancet, BMC Medicine o Clinical Nutrition.
Las verduras y hortalizas son una importante fuente de fibra
“¿Deberías preocuparte por las proteínas? No, deberías preocuparte por la fibra. Las últimas investigaciones sugieren que en muchos países un sorprendente 95% de los adultos y adolescentes no ingieren la cantidad suficiente. De media, solo consumimos aproximadamente la mitad de los 30 gramos diarios recomendados Alcanzar las recomendaciones es importante porque la fibra no solo afecta a la digestión”, desgranaba el especialista.
“Es la principal fuente de energía para las bacterias intestinales, los billones de microorganismos que ayudan a regular el metabolismo, refuerzan el sistema inmunitario e incluso influyen en el estado de ánimo. Un mayor consumo de fibra también reduce el riesgo de padecer enfermedades graves, como diabetes tipo 2, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas”, recalcaba, listando una serie de alimentos que pueden ayudar a mejorar la ingesta de fibra.
Microbiota
Más verdura en el plato
“Consumir suficiente fibra es más sencillo de lo que parece, solo hay que comer más vegetales. Añade legumbres o lentejas a la cena, sustituye el pan blanco y la pasta por cereales integrales, añade frutos secos o semillas al desayuno y ten a mano verduras congeladas para añadirlas rápidamente a las comidas. Los pequeños cambios constantes marcan una gran diferencia”, sentenciaba. Otra figura destacada en el asunto de la microbiota es la doctora María Dolores de la Puerta.
“Hay tres grupos de alimentos que a la microbiota le gustan especialmente. La fibra, los alimentos fermentados, yogur, cuajada, kéfir, queso; y luego en fruta, verdura y algunos otros alimentos, hay una molécula que a la microbiota le encanta, que son los polifenoles: frutos rojos, granada, aceite de oliva, en el cacao, el café, el té, las setas, los champiñones”, destacaba en una entrevista para la Cadena COPE, descartando por completo los ultraprocesados, aditivos, conservantes y colorantes.


