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Merijn van de Laar, terapeuta del sueño: “El sueño forma parte de una red más amplia de hábitos saludables, comer de forma equilibrada y a las horas adecuadas evita los despertares nocturnos”

Dormir bien

Merijn van de Laar

El bienestar físico y emocional es esencial para sobrevivir a un mundo cada vez más complejo. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también necesita estar en sintonía con el resto de nuestro sistema.

Una de las claves para empezar bien el día es haber dormido de la misma forma la noche anterior. Aun así, podemos contar con la influencia de múltiples factores, empezando por una alimentación inadecuada. Una de las voces especializadas en la materia es la del doctor Merijn van de Laar, autor del libro Cómo dormir como un cavernícola. Durante una entrevista para la revista Lecturas, destapaba los entresijos de esta dinámica y cómo podemos mejorar.

Merijn van de Laar, terapeuta del sueño

Bart van Overbeeke Fotografie

“El sueño es como el botón de reinicio nocturno del cuerpo. En el cerebro, las neuronas “limpian la casa”: los productos de desecho tóxicos se eliminan, los recuerdos se procesan y almacenan, y se forman nuevas conexiones. Al mismo tiempo, ciertas regiones cerebrales se “desconectan” para recuperar energía, mientras que otras (como las relacionadas con el aprendizaje y la creatividad) permanecen activas, reorganizando y fortaleciendo lo que has experimentado durante el día”, comentaba.

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“Físicamente, el sueño repara los tejidos, desarrolla la masa muscular, equilibra las hormonas y refuerza el sistema inmunitario. Mentalmente, estabiliza el estado de ánimo, agudiza la concentración, mejora la regulación emocional y potencia la memoria y la capacidad para resolver problemas. En resumen: sin sueño, no hay recuperación, ni para el cuerpo ni para la mente”, añadía. De igual forma, destacaba algunas afectaciones que pueden pasarnos factura.

Persona durmiendo

Getty Images

Conexiones cruzadas

“Algunos trastornos del sueño, como la apnea del sueño, aumentan el riesgo de casi todas las enfermedades modernas: problemas cardíacos, obesidad, diabetes, depresión, ansiedad e incluso demencia. Dormir menos tiempo del necesario también puede afectar a la salud física. En el caso del insomnio, se sabe que el vínculo más fuerte es con los problemas de salud mental, como la depresión. La relación con los problemas físicos es menos clara”, insistía.

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“El sueño forma parte de una red más amplia de hábitos saludables. Comer de forma equilibrada y a las horas adecuadas (no demasiado tarde) evita los despertares nocturnos. El ejercicio hace que el cuerpo busque un descanso más profundo, aunque practicarlo con demasiada intensidad justo antes de dormir puede activar demasiado el organismo. Beber en exceso por la noche provoca más visitas al baño. En resumen: sueño, alimentación y movimiento están interconectados; si uno se desequilibra, los otros también pueden resentirse”, sentenciaba.