En la celebrada novela Brooklyn de Colm Tóibín el personaje de Eilis Tracy (Saoirse Ronan en la versión cinematográfica) abandonaba Enniscorthy para embarcarse a Nueva York y empezar una nueva vida lejos del sur de Irlanda. Antes de subir al barco, Eilis se despedía de su pequeña ciudad visitando (como hacen hoy los turistas que vienen a revivir la ficción) lugares como la sala de baile The Atheneum, la oficina de correos, la catedral de St Aidan y, por supuesto, Enniscorthy Castle, el reclamo más emblemático.
El exilio de Eilis a América y su correspondiente despertar emocional no supusieron el fin de la historia para Tóibín (Enniscorthy, 1955) porque en Long Island, su secuela, que transcurre más de veinte años después, Eilis regresa a Enniscorthy tras distanciarse del malandrín marido italiano con el que se casó (quizás) demasiado joven en Nueva York. Aquí se reencontrará con la escenografía de su adolescencia y también con Jim Farrell, amor platónico de entonces y que ahora, vaya por Dios, se va casar con Nancy, su mejor amiga.

El castillo de Enniscorthy une a dos celebridades: Colm Tóibín y Eileen Gray
La mayor parte de los tejemanejes de ese triángulo amoroso tiene lugar en el pub de Enniscorthy que regenta Jim Farrell, tan parecido al real Pub Stamps, que funciona como el administrador de los secretos de la comunidad. Enniscorthy quiere tanto a Tóibín que todo el mudo asegura conocerlo. Aquí creció y aquí trabajó de camarero a los diecisiete años.
A la vuelta de la esquina del pub se encuentra el castillo, levantado en el siglo XIII por invasores normandos. En un artículo publicado por Tóibín en el Financial Times recordaba cómo su padre y un cura local compraron el castillo y lo convirtieron en museo en el que dignificar la lucha por la independencia de Irlanda. Hoy siguen abiertos con una placa que recuerda la labor del padre de Tóibín como secretario y cofundador. La exposición permanente Eileen Gray 1878-1976 Born outside Enniscorthy está dedicada a otra figura cultural imprescindible de la ciudad: la diseñadora y arquitecta Eileen Gray, que creció en el seno de una familia de ascendencia escocesa y quien, con su obra, ayudó a consolidar un nuevo estilo durante el siglo XX, prefiguró la modernidad y jugó un rol fundamental en el Movimiento Moderno por el uso de materiales y su tratamiento de la luz, el espacio y las formas.

El sillón 6070 Bibendum remite al muñeco de Michelin
Celebrada por su mobiliario y arquitectura racionalistas y por sus piezas lacadas, Eileen Gray fue una mujer avanzada, bisexual, deseosa de experimentar. Así se fascinó por la velocidad de los aviones y los automóviles y llegó a pilotar un avión de París a Acapulco y a conducir ambulancias como voluntaria durante la primera guerra mundial. Su sillón Fauteuil aux Dragons se vendió en el 2009 por poco menos de 22 millones de euros, estableciendo un récord en una subasta.
Su famosa casa E-1027, levantada entre 1926 y 1929 en Roquebrune-Cap-Martin y concebida como lugar de vacaciones para ella y su pareja y socio en aquel entonces, el arquitecto rumano Jean Badovici, se considera una obra maestra del movimiento moderno y ha hecho correr ríos de tinta por la envidia que provocó en Le Corbusier el hecho de que una mujer creara una obra racionalista tan perfecta. El arquitecto suizo, invitado por Badovici, llegó a vivir en ella, la pintó como quiso (un sacrilegio) y no consiguió comprarla. E-1027 es un código en el que la E alude a Eileen, 10 a Jean (J, décima letra del alfabeto), 2 a la B de Badovici y 7 a la G de Gray.

La casa E-1027, con muebles de Eileen Gray y mural de Le Corbusier
A propósito del origen idealista de esta casa blanca suspendida al borde del acantilado (en la que es innegable que se aprecian puntos de la nueva arquitectura que proponía Le Corbusier: es un paralelepípedo con pilares, de planta libre, cubierta ajardinada, ventanas que absorben la luz y fachada despejada) en un número de 1929 de la revista L' architecture vivante, la propia Eileen Gray escribió : “Uno debe construir para el ser humano, para que pueda redescubrir en la construcción arquitectónica el placer de la autorrealización en un todo que lo extiende y lo completa... Incluso los muebles deben perder su individualidad y mezclarse con el conjunto arquitectónico”.
El enfrentamiento con Le Corbusier
Estreno cinematográfico
La directora de cine francesa Beatrice Minger ha estrenado en Francia la película E.1027 - Eileen Gray and the house by the sea, un viaje cinematográfico a la mente de Eileen Gray que pone el foco en su enfrentamiento con Le Corbusier. Una historia sobre el poder de la expresión femenina y el deseo de los hombres por controlarla. Cuando Le Corbusier descubrió la casa E-1027 forró las paredes con murales y publicó las fotografías. Gray calificó las pinturas de vandalismo y exigió la devolución de su hogar. Le Corbusier ignoró los deseos de Gray y, en su lugar, construyó su famosa cabaña (Le Cabanon) justo detrás, una actitud que el crítico de The Guardian Rowan Moore calificó como una manera “de imponer su dominio sobre el territorio orinando como un perro”
Pensada como una retrospectiva permanente, con réplicas de sus mejores diseños, la exposición del castillo de Enniscorthy que une a Colm Toibin y a Eileen Gray supone una inmersión en el mundo propio de una creadora genial que abandonó Irlanda a los veinte años para estudiar en Londres y posteriormente vivir y trabajar en Francia. Aquí están su icónica mesilla de noche circular concebida para que su hermana pudiera desayunar en la cama, la silla Michelin Man (conocida como Bibendum) o la impecable silla Transat (tan cercana a la chaise longue de Perriand y Prouvé), tres ejemplos de diseño de mobiliario cuya modernidad siempre será vigente.
Tenía razón William Curtis al afirmar que Gray desarrolló una refinada estética para los interiores recurriendo a sutiles yuxtaposiciones de acabados exóticos, populares y maquinistas, y a su sensibilidad para los rituales íntimos de la existencia cotidiana; así “combinaba pantallas deslizantes (de inspiración oriental), trabajos modulares de carpintería, sillas ligeras con tapicería de cuero, superficies lacadas y tejidas”. Su pasión por los biombos y las alfombras le llevó a abrir su propia tienda-galería en 1922 en la rue Saint Honoré de París. Para llamar la atención y que entrara gente le inventó un nombre de hombre : Jean Désert.

La mesa E-1027, de altura ajustable, huye de las cuatro patas convencionales , de 1927
En otra sala de la exposición se hace eco de la influencia del movimiento arts and crafts y del viaje que Gray emprendió al norte de África con la diseñadora textil Evelyn Wyld en 1909 para aprender a tejer a mano con lana teñida con tintes naturales.
Al salir uno se fija en el mural dedicado a Eileen Gray en la plaza de la Abadía y agradece al padre de Tóibín y al sacerdote que le ayudó a recaudar dinero para comprar y restaurar este castillo. En su interior organizaron bailes similares a los que Eilis y su amiga Nancy frecuentaban al inicio de Brooklyn y que Jim Farrell sigue frecuentando en Long Island para encontrarse con Eilis sin que lo sepa su prometida Nancy. Peligro.