En 2026 se cumplen cien años de la muerte de Antoni Gaudí, un creador que no solo marcó un antes y un después en la arquitectura española, sino que dejó una huella inmensa a nivel mundial. La verdad es que su obra sigue sorprendiendo, incluso a quienes la han visto mil veces. Gaudí transformó la forma de construir, rompió moldes que parecían inamovibles y se aventuró con la geometría, mezclando curvas suaves, perfiles ondulados y estructuras que tienen vida. Basta recordar la Casa Batlló o La Pedrera, que continúan sorprendiendo como el primer día, incluso más si cabe.
Y es que inspirarse en él implica asumir un reto mayúsculo. Con esa intención nace El Tribut, un restaurante que le rinde un pequeño homenaje. El espacio ha sido diseñado por Ignasi Bonjoch y su equipo del Estudio Bonjoch, quienes imaginaron un lugar donde la modernidad pudiera convivir con la tradición sin que resulte extraño. Además, quisieron que todo fluyera con naturalidad, por eso recurrieron a formas orgánicas y texturas ricas que evocan las olas del mar, tan presentes en la estética gaudiniana. El uso de materiales locales y trabajos artesanales añade una capa extra de autenticidad, casi como un guiño directo a la identidad cultural de Barcelona.
El restaurante tiene una barra de bar preciosa en tonos ocre y madera
Bonjoch lo explica con claridad en una entrevista para Arquitectura Viva, donde admite que el desafío iba mucho más allá de diseñar un restaurante. En sus palabras, se trataba de honrar raíces, oficios y naturaleza mientras se mantenía una estética contemporánea que no se quedara en lo superficial. Esa mezcla de intención y sensibilidad se percibe en la atmósfera, en los volúmenes y hasta en los detalles más pequeños.
El color funciona como un hilo conductor entre los distintos espacios, envolviendo al visitante en una paleta cálida que evoca paisajes mediterráneos. Hay paredes ocres que recuerdan a la arena, sillones con cojines en tonos terracota que invitan a sentarse, mesas de pino que desprenden un aire acogedor y lámparas de cobre y cristal transparente que iluminan suavemente las noches.
Está ubicado en la planta superior del nuevo Balcó Gastronòmic, en el moll de Gregal
Ubicado en la planta superior del nuevo Balcó Gastronòmic, en el moll de Gregal de Barcelona, El Tribut se despliega en tres áreas diferenciadas: el comedor, la terraza y la barra. Todo se ordena entre columnas que sostienen un falso techo de formas ondulantes inspirado en Gaudí, un gesto que aporta movimiento y una sensación envolvente. Las paredes de cristal permiten contemplar el mar y seguir el paso del sol a lo largo del día, dejando entrar una luz natural que transforma el ambiente. Además, la terraza se extiende literalmente sobre el agua, un espacio pensado para disfrutar de la brisa marina mientras llega a la mesa una cocina catalana y mediterránea que invita a quedarse un rato más.
