Las residencias para escritores y artistas son un paréntesis maravilloso en la vida profesional de los creadores. En ellas pueden reflexionar y concentrase de forma sosegada en su propia obra. Al tomar distancia y alejarse del ruido de su mundo cotidiano surgen impulsos que ayudan a fraguar nuevas ideas. De pronto se descubren en un espacio nuevo sin interrupciones de índole doméstico que aceleran la producción de los proyectos. El tiempo de la creatividad dibuja un mapa de “residencias” donde escritores y artistas buscan cobijarse y sacar de allí la mejor de sus obras.
El año pasado se cumplieron ciento cincuenta años de la creación de la Academia de España en Roma, en ese idílico lugar junto a Templete de Bramante en San Pietro in Montorio se inventan melodías, se mezclan colores, se esculpen sueños, se investigan archivos, se dibujan cómics o se escriben poemas y novelas. El horizonte de Roma se abre a los becarios residentes como un abanico de magia y de luz, y concentra el rastro verdadero de la belleza más pura. El maravilloso edificio de la Academia acoge sobre todo a artistas, aunque también tiene espacio para escritores pues no hay que olvidar que el propio Valle-Inclán fue su director entre 1933 y 1936.

La costa del Mediterráneo ofrece la Residencia Literaria de Finestres llena de vocación creativa y de luz
En Madrid hay un lugar icónico, que emociona al que lo visita, es la residencia de Estudiantes, fundada en 1910 y que desde 1915 se ancló en la llamada Colina de los Chopos, muy cerca del Museo de Ciencias Naturales y de la Castellana. Un emplazamiento donde coincidieron cuando eran jóvenes el poeta Federico García Lorca, el pintor Salvador Dalí y el cineasta Luis Buñuel. La lista de los que se alojaron es impresionante, entre ellos Severo Ochoa, Juan Ramón Jiménez o Rafael Alberti... La emblemática residencia todavía sigue desarrollando numerosas y estimulantes actividades culturales y aloja a científicos, investigadores y humanistas en periodos cortos. Y tiene, además, desde finales de los ochenta del siglo pasado una serie de becas de estancias largas para creadores y estudiantes de posgrado que han impulsado a numerosísimos escritores y artistas.
En las residencias los escritores encuentran la paz e inspiración que necesitan
La costa del Mediterráneo ofrece la residencia literaria de Finestres llena de vocación creativa y de luz, busca el intercambio de culturas y desea promover a autores emergentes en diálogo con los ya consolidados. Está en plena naturaleza, en el mar de la Costa Brava, en la casa en la que vivió Truman Capote en Sanià; un lugar misterioso donde los escritores encuentran la paz que necesitan mientras conviven durante cuatro semanas con otros autores internacionales sumergidos en las mismas inquietudes. Es un proyecto reciente, que recupera la emblemática casa de 1930 con tres plantas y buhardilla en lo alto de un acantilado, por ella ya han pasado, entre otros, los escritores españoles Marco Giralt y Sabina Urraca, la poeta argentina María Negroni o el poeta escocés Robin Robertson.

La fundación Jan Michalski en Suiza ofrece a los escritores un espacio rodeado de naturaleza
Por otra parte, en la preciosa ciudad de Córdoba, la fundación Gala ya lleva veintitrés años ofreciendo sus estancias para creadores menores de treinta años. Hay muchas opciones para buscar un refugio que estimule la creatividad, si eres autor de cómic la ciudad de Angouleme, en Francia, con su Maison des Auteurs será al lugar más indicado para trabajar durante seis meses en el proyecto de una novela gráfica. Si eres artista, necesitas tiempo y amas la belleza más delicada, las residencias de la fundación Valmont te darán cobijo, siendo tal vez, la Villa Valentine de la isla griega de Hidra la que te ofrecerá en su rincón más misterioso.
Finlandia, Grecia, EE.UU., Madrid,
la Costa Brava... la lista no acaba
En Mynämäki, una zona rural al suroeste de Finlandia, la residencia Saari abre sus puertas para que creadores de todas las disciplinas puedan pasar allí dos meses concentradísimos en su trabajo. Promueven el intercambio de ideas con una perspectiva comprometida con el medioambiente, buscan una creatividad consciente y que dialogue con la naturaleza. En Suiza, a los pies de las montañas del Jura, la fundación Jan Michalski ofrece a escritores y traductores cabañas de diseño rodeadas de la impresionante naturaleza con vistas al lago Lemán y a los Alpes.
Los residentes tendrán tiempo para trabajar y también para socializar en una cabaña que funciona como cocina comunitaria y lugar para relajarse y compartir ideas.
El bellísimo castillo escocés de Hawthornden fundado en el siglo XV ofrece un tipo de residencia para escritores que te devuelve al tiempo anterior al internet. En el castillo que fue hogar del poeta William Drummond en el siglo XVII, y en 1982, adquirido por la filántropa Drue Heinz, los escritores vivirán una experiencia maravillosa, rodeados de un paisaje espectacular, disfrutando de deliciosas comidas preparadas por un chef y sin las ansiedades del mundo cibernético.

Residencias para escritores MacDowell en New Hampshire
En Estados Unidos es el veterano programa de residencias MacDowell situado en una zona rural de Nuevo Hampshire y abierto a todas las disciplinas, el que permite a los creadores sumergirse en su trabajo con estancia, estudio privado y pensión completa durante un máximo de seis semanas. La ciudad de Iowa City, en el Medio Oeste, también es un lugar en el que fluye el talento y en este caso son los escritores de todo el mundo los que pueden disfrutar de una estancia de varios meses a través del International Writing Program. Este peculiar y reconocido programa fue fundado en 1967, en plena Guerra Fría, con la intención de fomentar el intercambio de ideas entre autores. La ciudad brinda el universo universitario de los programas de escritura creativa y permite que los escritores, llegados de todas partes del mundo, se impregnen de muchos aspectos de la cultura estadounidense
Asia también abre sus puertas al tiempo de la creatividad y la Universidad Baptista de Hong Kong lleva ya veinte años ofreciendo su Programa Internacional de Residencias para que un pequeño grupo de escritores puedan concentrarse en sus proyectos mientras descubren el corazón de una ciudad donde oriente y occidente confluyen. El mejor regalo para un creador es pasar tiempo en alguna de estas “residencias” y forjar en ella la mejor de sus obras.