En vidas anteriores, el hôtel particulier del número 98 de la Rue de l’Université fue escenario de historias de aristócratas, coleccionistas y silencios de Estado. Hoy, bajo la luz de su gran escalera y el murmullo de un jardín secreto, el edificio concebido por Jacques Gilet de la Fontaine en 1729 se transforma en Maison Vivier, un espacio donde la herencia conversa con la creación. En sus salones, comisariados por Inès de La Fressange, el tiempo adquiere una textura íntima: las sillas Regencia dialogan con obras de Picasso o Philippe Hiquily, y los archivos revelan tesoros como el zapato de la coronación de Isabel II o el Belle Vivier diseñado en 1965 para la colección Mondrian de Yves Saint Laurent. Aquí, entre historia y modernidad, Gherardo Felloni, director artístico desde 2018, trabaja rodeado de memoria viva.
¿Qué representa esta nueva sede en París para usted y para la casa en este momento de su historia?
Más que un edificio, esta sede es un hito cultural y emocional. Siento que la casa ha encontrado un espacio que refleja su vida interior: refinada, íntima y profundamente parisina. Es un lugar donde historia, creatividad y savoir faire conviven bajo un mismo techo. Donde el legado no se exhibe detrás de una vitrina, sino que respira junto al presente. Roger Vivier no es solo una casa con herencia, es una fuerza creativa viva y en evolución.
Rumbo al futuro “El pasado no está detrás de nosotros: camina a nuestro lado”, asegura Felloni
Maison Vivier reúne por primera vez el estudio creativo y los archivos de la marca. ¿Qué significa que el pasado y el presente convivan en un mismo lugar?
Simbólicamente, es muy poderoso. Envía un mensaje claro: el pasado no está detrás de nosotros, camina a nuestro lado. Y, en lo práctico, es un regalo cotidiano. Tener el archivo a unos pasos del estudio permite que cada creación se enraíce en el ADN de la maison, no como repetición, sino como transformación. El legado de Roger Vivier es un lenguaje que sigue vivo: la maison es hoy un lugar donde la memoria se activa, donde la tradición y la imaginación comparten el mismo aliento.
¿Cómo influye trabajar tan cerca de los archivos en su proceso creativo diario?
El archivo nunca deja de sorprenderme. A veces es la curva de un tacón, un bordado olvidado o la forma en que monsieur Vivier dibujaba una rosa: llena de movimiento y de ingenio. Lo más inspirador es lo contemporáneas que resultan muchas de sus ideas. Era un escultor del zapato, un poeta de los materiales. Estar cerca de su obra me recuerda que la creatividad no siempre nace de la invención, sino de la escucha. A veces, los detalles más olvidados son los que abren las puertas más modernas.
Salones Rose en raso verde con tacón lacado y tejido satinado
Broche de metal esmalte y cristal
¿Qué dice su nuevo estudio sobre usted?
Dice que creo en la emoción de los espacios. No es solo el lugar donde diseñamos, sino donde la identidad de la Maison toma forma. Quise que fuera abierto, luminoso, táctil, pero también íntimo: lleno de objetos personales, archivos, bocetos, incluso contradicciones. Refleja mi forma de trabajar —instintiva, visual, con respeto por la estructura, pero también por lo irracional. En cierto modo, el estudio es un espejo: muestra tanto mi método como mis sueños.
¿Cree que la creatividad requiere cierto grado de desorden o intimidad en el trabajo?
Sí. La creatividad no es lineal: es una sucesión de dudas, hallazgos y contradicciones. La intimidad es esencial; un espacio creativo debe sentirse como una extensión del propio paisaje interior —no caótico, pero sí vivo. Un poco de desorden deja espacio para que aparezca la emoción. Y al final, es la emoción la que da alma a una creación.
Salon Roger Vivier “Creo en la emoción de los espacios: no es solo donde diseño, es donde la casa respira”, dice Felloni
La colección Belle Vivier 60 celebra seis décadas de un icono. ¿Cómo equilibra continuidad e innovación al reinterpretarla?
La Belle Vivier es un icono absoluto, inmortalizado por Catherine Deneuve en Belle de jour y célebre por su diseño arquitectónico para la colección Mondrian de Yves Saint Laurent en 1965. Equilibrar continuidad e innovación es honrar su espíritu original —las líneas puras, la hebilla cuadrada, el tacón escultórico— y abrirlo a nuevos lenguajes. En la colección Primavera–Verano 2026 trabajamos con materiales de alta costura —satén, encaje, pedrería, turquesa, coral, jais— incluso aplicados en los tacones. Revisamos materiales pioneros de Vivier, como el PVC o el ante, combinando herencia y modernidad.
Si tuviera que elegir un solo detalle que resumiera su visión contemporánea de la Belle Vivier, ¿cuál sería?
La hebilla. Sigue siendo el corazón del diseño, pero en esta colección se convierte en un lienzo para la innovación: reinterpretada en distintos metales, adornada con bordados, pedrería y piedras preciosas. De elemento funcional pasa a ser una declaración poética: audaz pero refinada, fiel a la tradición y con una nueva sensualidad. Resume a la perfección a la mujer Vivier de hoy —elegante, segura y libre— y demuestra que la artesanía sigue siendo una forma de cultura.
