Orientadores en aguas abiertas: ¿De qué forma actuará la industria de la moda ante el 'gran reset'?
2026: análisis
Después de una etapa de transformaciones intensas en las casas de moda de alta gama más relevantes y con la mirada puesta en 2026, no todos los recientes responsables de diseño disfrutarán de una libertad absoluta similar a la que posee Jonathan Anderson en Dior.

El bolso Lady Dior reinterpretado este año de la mano de Jonathan Anderson
Se le conoce como el gran reset. Un total de 15 prestigiosas casas de moda renovaron su dirección artística en 2025, de Balmain a Balenciaga, y el entusiasmo en el sector se concentra en esta serie de relevos. Al mismo tiempo, una duda persiste: ¿cuál es el criterio correcto para evaluar cada estreno? ¿Galardones? ¿Impacto en YouTube? ¿Elogios de los directivos? ¿La validación de los clientes muy importantes (VIC)?
La medida no puede basarse únicamente en el revuelo generado, ya que de ser ese el caso, la pasarela de Dario Vitale para Versace, con tanto éxito en Instagram, habría perdurado lo necesario para mostrar una entrega posterior. El creativo formado en Miu, quien brindó una renovación estética y una potencial visión Y2K futurista para Versace, no sobrevivió a la toma de control del grupo Prada, marchándose después de ocho meses: una de las gestiones más breves que se han visto en una firma de lujo en Europa. El sector se mueve por los cimientos de las prendas y los gustos exclusivos, no solamente mediante hype … no obstante, el hype cumple su función, ¿verdad?

¿Por qué no consultarle al individuo que posee cada éxito? Jonathan Anderson suma actualmente tres galardones seguidos al diseñador más destacado, concedidos por el British Fashion Council. Su estética propia discreta, que evoca a McQueen, refleja la imagen del talento que aparenta recién despertar. Su primera presentación para Dior resultó ser la pasarela de primavera-verano con mayor audiencia en YouTube (17 millones de visualizaciones) de 2025. Su carrera como creador tanto en prendas para hombres como para mujeres resulta tan firme como la de un hábil empresario. Dicha capacidad lo transformó en la incorporación más relevante de la década para Loewe por 11 años. Y en el presente lo representa para Dior.
Apenas diez días tras esta serie, el creativo —apoyado por las alabanzas de la cúpula— habló con Magazine y vaticinó una sensación de inestabilidad en el sector, mientras exponía la seguridad que le brindaba trabajar para su propio sello.
Me queda mucho por probar. La dificultad reside en que Dior es una maquinaria colosal. Requerirá tiempo.
“Estamos en un momento muy interesante, porque no tenemos ni idea de dónde nos encontramos creativamente. Siento que estamos muy perdidos en alta mar. Y (diseñar para JW Anderson) es como un ejercicio de anclaje para saber dónde estoy”.
Resulta lógico que el individuo que goza de la máxima libertad creativa en la industria (quien, a pesar de ello, tiene que completar dicho encargo con 18 propuestas anuales, contando 10 destinadas a Dior) desee observar su entorno y comprender la naturaleza de este ámbito.
La labor de Anderson posee un carácter veronesiano (“Ante un lienzo de grandes dimensiones, lo realzo como mejor me parece”). Durante esa charla sintetizó de este modo el requerimiento de dicho sustento: “Tengo mucho que demostrar. Lo difícil es que Dior es una máquina enorme. Llevará tiempo”. Los indicios iniciales exhiben a Anderson resuelto a conseguirlo todo. Es consciente de que los bolsos representan actualmente un origen de beneficios seguro para las firmas. Ante la preocupación de numerosos compradores por el incremento de los costes, poseer un objeto de uso cotidiano resulta fundamental.

Las conclusiones resultan fascinantes, abarcando desde sus totes del club de lectura, que triunfaron entre los famosos, hasta las recientes variantes del Saddle Bag que John Galliano presentó en Dior. No obstante, el punto de mayor interés reside en cómo se ha reinterpretado el emblemático bolso Lady Dior, confeccionado inicialmente para la princesa Diana. Aquel clutch negro mantiene su vigencia actualmente, y Anderson ha decidido aplicar dos sellos distintivos. Una opción: el modelo tradicional cubierto por diversas tonalidades suaves, tan sofisticado y funcional como de costumbre. La alternativa, ideada por Sheila Hicks, constituye una llamativa propuesta carmesí con flecos entrelazados que desfiló en la pasarela de Dior.
Pese a su amplia libertad, Delphine Arnault, CEO de LVMH —el grupo propietario de Dior—, comentó al Financial Times que se halla “entusiasmada con lo que viene, pero creo que hacen falta un par de temporadas para entender la visión de un diseñador”. Anderson, como los demás recién llegados, debe formularse este año las mismas dudas. ¿Precisa la firma una reinterpretación o una revolución? No todos poseen una dirección tan segura.
Es posible que el mercado sea el que dicte la sentencia final. Esa es la percepción de la periodista Amy Odell tras consultar a diversos VIC internacionales y a un estilista de la alta sociedad de Nueva York acerca de sus opiniones sobre el gran reinicio. No todos los VIC —un segmento que constituye únicamente el 2 % de los consumidores pero origina el 40 % del volumen de negocio del lujo— se muestran contentos, afirma ella. “Cualquiera que diga que el desfile de (Matthieu Blazy para Chanel) fue increíble no gasta el dinero que yo gasto en prêt-à-porter de Chanel”, relató un VIC. Jonathan Anderson tampoco se salvó de los comentarios. “Realmente no hubo ninguna prenda que me hiciera decir: ‘Necesitamos eso’. El prêt-à-porter de Dior no parece especialmente llevable”, indicó otro.
Se trata de apenas unos pocos adquirentes, aunque el público podría sentirse intranquilo si el gran reset acaba siendo, de hecho, inmenso. No todos los talentos emergentes dispondrán de margen para establecerse, y mucho menos para tomarse un respiro. Hará falta un ingenio capaz de acaparar portadas. Beneficios sostenibles y consumidores fortalecidos. Observados en plataformas digitales, mediante adquisiciones habituales. Para 2026, se intentarán localizar guías en medio del océano.

