La escritora Alana S. Portero ha sido la invitada más reciente en el programa de la Cadena Ser Hora Extra. La medievalista, dramaturga, articulista y ex librera visitaba el espacio radiofónico para promocionar La habitación de las ahogadas, la reedición de uno de los primeros poemarios que publicó en 2017.
Hace tan solo dos años, la escritora debutó con su primera novela, La mala costumbre (Seix Barral, 2023), que cuenta la historia de una mujer trans que crece en el extrarradio madrileño durante la década de 1980. El libro no pasó desapercibido para los lectores, y en cuestión de tiempo se convirtió en todo un fenómeno literario en España, llegando incluso a estar traducido en 17 idiomas.
''Me emociona mucho que se haya reeditado porque le tengo muchísimo cariño. Es la primera vez que yo escribí algo de lo que me sentí cien por cien orgullosa, completamente orgullosa, y donde reconocí y entendí que yo tenía voz, declaraba la dramaturga sobre La habitación de las ahogadas. Además de hablar de su nuevo proyecto literario, la escritora, de 47 años, también quiso abrirse en canal sobre su vida.
''Yo no puedo obligar a unas personas a que me vean de un modo del que no me ven. Lo que sí les agradecería es que dejasen mis derechos en paz y los derechos de las que son como yo en paz. Con eso es suficiente. Por mucho que se insista en ello, nuestros derechos no menoscaban los derechos de otras. En todo caso, los ensanchan. Esto está claro desde hace mucho tiempo y no se le contrapone un argumento real, se le pone un argumento interesado'', reconocía.

09 - 05 - 2023 / Barcelona / escritora Alana S. Portero, que publica 'La mala costumbre'. / Foto: Llibert Teixidó
''Como si ser mujer fuera una cosa elitista, como si las mujeres fuésemos élite de algo y es todo lo contrario'', añadía. Por este motivo, la escritos reconocía que hacía mucho tiempo que había dejado de entender ciertos argumentos o comentarios sobre su identidad de género. ''Estoy en paz y empiezo a dejar de sufrir por ello. Antes me ponía triste, ahora me da un poco igual porque en realidad esas personas no tienen el poder para decidir quién soy yo'', confesaba.
Según Portero, ese poder práctico lo tenía el Estado. ''Pero mientras siga reconociendo la realidad, pues va todo bien (...) Y es comparación entre disforia e histeria me parece muy acertada, lo que es la medicalización y el señalamiento de la mujer que ha perdido o ha sido torturada por lo que tiene alrededor, mujeres a las que el mundo ha empujado a sufrir sin motivo, por una cuestión social y política'', recalcaba.