Loading...

Pablo Ortiz de Zárate, divulgador artístico: “Las pruebas que mejor definen cómo trataba Picasso a las mujeres de su vida es cómo las pintaba”

Picasso

El divulgador analiza cómo los cuadros del pintor malagueño cuentan historias de pasión, ternura y también crueldad hacia las mujeres de su vida

Pablo Ortiz de Zárate, divulgador artístico, revela el secreto de la Mona Lisa: “La gran clave se llama 'sfumato' y hace que sea más real que cualquier otro cuadro”

Pablo Ortiz de Zárate, divulgador artístico: “Las pruebas que mejor definen cómo trataba Picasso a las mujeres de su vida es cómo las pintaba”

Sentarse frente a un cuadro de Picasso es, para muchos, un ejercicio de admiración por la forma, el color y la audacia de la composición. Pero Pablo Ortiz de Zárate propone mirar algo más. Invita a fijarse en los ojos, en los gestos, en la manera en que el pintor retrataba a las mujeres que compartieron su vida. Para él, esos lienzos son testigos silenciosos de emociones que van del amor absoluto al desprecio más brutal.

En Hoy por Hoy de la Cadena SER, Ortiz de Zárate explicó cómo los retratos pueden contar la historia de las relaciones del artista malagueño, más allá del arte: “Las pruebas más claras de cómo veía y usaba a sus parejas están en cómo las pintaba”.

La historia comienza con Fernande Olivier. Picasso atraviesa su período rosa y la retrata con ternura, con una delicadeza que refleja un momento de felicidad recién estrenada. Ortiz de Zárate recuerda que Olivier, incluso años después, hablaba de él con cariño: “Picasso estaba loco por ella, era muy sensible, una buena persona”. Aunque se rumoreaban infidelidades, Olivier nunca reveló nada negativo sobre su relación.

Amor y ternura al principio

La obra como espejo de la vida

No obstante, con Olga Khokhlova, su primera esposa, la dinámica cambia. Al principio, sus retratos son bonitos y llenos de ternura, casi reverenciales. “Es un retrato muy cariñoso, muy tierno”, comenta Ortiz de Zárate. Pero cuando la relación se deteriora, las mismas pinceladas que antes eran suaves se vuelven duras y angulosas. La mujer que una vez amó aparece transformada en un rostro casi monstruoso: “La pinta como un monstruo, como una mujer que es un caníbal que te va a matar”, dice el divulgador.

Exposicion Fernande Olivier, Pablo Picasso y sus amigos en el museo Picasso en el barrio gótico de Barcelona.

Paula Sama / Propias

Este patrón se repite con otras parejas, como Marie-Thérèse Walter. Al principio, Picasso la retrata con sensualidad y erotismo. Sin embargo, cuando la pasión se apaga, las formas se vuelven rígidas, las curvas desaparecen y la figura se despersonaliza. “Ya no hay curvas, hay líneas rectas. Se acabó la relación”, explica Ortiz de Zárate, recordando la crudeza con que el pintor plasmaba sus emociones.

Ortiz de Zárate resume la dinámica de Picasso de manera directa: “Exprimía a sus parejas. Las usaba para transmitir sus emociones en los cuadros. Cuando todo va bien, habla de amor y pasión. Cuando se aburre, habla de hastío. Y cuando las odia, las retrata como monstruos”.

Ortiz de Zárate insiste en que no se trata de juzgar a Picasso. “Puedes disfrutar de algo precioso hecho por una persona despreciable, siempre que lo tengas en mente y mantengas una actitud crítica”, comenta. Sus cuadros, dice, muestran tanto la genialidad del pintor como los lados oscuros de su carácter, recordándonos que belleza y crueldad pueden convivir en la misma obra.

Otros artistas también dejaron su huella personal en los retratos, como Gustav Klimt o Egon Schiele, pero lo que sorprende de Picasso es la intensidad de su emoción, cómo cada relación aparece en el lienzo (la pasión inicial, la ternura, y luego, cuando se apaga, la frialdad).

Lee también

Al final, Ortiz de Zárate invita a mirar los cuadros de otra manera. Se puede disfrutar de la técnica, de los colores, de las formas, pero también conviene fijarse en lo que hay detrás de cada trazo.