En un rincón del norte de Castilla, se esconde una localidad cuya historia se ha extendido a lo largo de los siglos. Un lugar donde el pasado medieval se mezcla con la tranquilidad del paisaje castellano, creando un entorno único donde destaca la tradición y la belleza. Allí, cada edificio y cada piedra cuentan una historia diferente, invitando a mirar más cerca para conocer todos sus secretos. Sin embargo, muchos no lo conocen y puede ser una de las joyas más infravaloradas de Segovia.

Ruinas del castillo y murallas de Fuentidueña
Este pequeño pueblo es Fuentidueña, un lugar con un patrimonio impresionante que conserva ruinas románicas hasta de la Edad Media. Considerado por The National Geographic como el lugar más olvidado de la provincia de Segovia, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en 2017 declarado conjunto histórico-artístico.
Uno de sus principales atractivos es su iglesia, un ejemplo del arte románico con una arquitectura y frescos medievales que te evocan a otra época. En sus alrededores, también se pueden encontrar murallas y otras construcciones de la Edad Media. Sin embargo, lo más peculiar de esta región son sus construcciones subterráneas, conocidas como bodegas-cueva, que recuerdan a las películas de El Hobbit y el Señor de los Anillos.
Estas cuevas, que se utilizaban para la elaboración y conservación del vino, tienen entradas redondeadas y pequeñas chimeneas que emergen del suelo, tal y como describe J.R.R. Tolkien las casas de los hobbits. Tal es su parecido, que esta pequeña localidad segoviana se conoce como el ficticio Hobbinton.
Otra de las curiosidades más sorprendentes de este pueblo es la venta de su castillo, un imponente edificio de origen medieval que ha sido testigo de siglos de historia. El castillo fue subastado por la sorprendente cifra de 25.000 pesetas, una cantidad que hoy en día parece insuficiente para una construcción tan grande y antigua. La subasta, que tuvo lugar en los años 60, fue testigo de la mala situación que atravesaba el pueblo, que no pudo conservar uno de sus mayores patrimonios.
A pesar de la venta, el castillo sigue siendo un símbolo del pueblo. Aunque no se encuentre en todo su esplendor ni entero, sigue siendo un testimonio de fortaleza y de la importancia que tuvo en épocas medievales. Hoy en día el castillo puede verse y permite imaginar cómo fue antiguamente, cómo eran sus pasillos e, incluso, imaginar qué ocurrió allí. Además, desde la cima en la que está situado el castillo se pueden observar bonitos paisajes y atardeceres.

Fuentidueña
Un lugar donde poder disfrutar de la calma propia de los pueblos castellanoleoneses, mientras se descubren rincones llenos de encanto como la Plaza Mayor, sus colinas y los campos agrícolas. Sin olvidarnos de la necrópolis rupestre, un conjunto de tumbas excavadas directamente en roca caliza que datan del siglo X.