Cada año, millones de turistas se acercan a la Península Ibérica y sus alrededores, en busca de sus reclamos turísticos. Desde los más conocidos y fotografiados hasta a aquellos más ocultos, ubicados en los lugares más recónditos, todos tienen una oportunidad de recibir visitas. Un punto en particular que atrae la atención de los más curiosos son las Islas Baleares, sea por sus playas, montañas, discotecas o monumentos.
En este sentido, Palma de Mallorca alberga un lugar imponente que atrae la mayoría de miradas de sus visitantes: el Castell de Bellver. Situado a 2,5 kilómetros de la capital de su isla, se trata de un castillo gótico levantado en el siglo XIV, en lo alto de un monte a 112 metros de altura. Desde su paredes se pueden disfrutar de grandes vistas panorámicas de la ciudad, el puerto principal y el de Portopí, la serra de Tramuntana e incluso el Pla Central de Mallorca.

Castillo de Bellver, Palma de Mallorca
Su historia más reciente, pero, ha estado plagada de problemas. Más concretamente, en varios espacios de su alrededor. Fue en agosto 2012 cuando el ayuntamiento de Palma inauguró el Centro de Recepción de Visitantes, incluyendo su restaurante, baños públicos y una tienda de publicaciones. Estas instalaciones buscaban modernizar las visitas y aportar contexto histórico adicional, complementando el edificio principal.
Sin embargo, estos quedaron inutilizados en 2020, tras un cambio de gobierno municipal y la llegada de la pandemia del covid. A pesar de que el castillo recibía hasta 120.000 turistas en temporada alta, la cafetería y los baños quedaron cerrados. Por su parte, el edificio modular correspondiente a la tienda se acabaría utilizando como almacén improvisado. El ventanal, lleno de polvo y muestras de suciedad, acumuló botellas y bombonas de butano.

Vistas desde lo alto del castillo de Bellver, Palma de Mallorca
Plan a largo plazo
No ha sido hasta el pasado mes de diciembre que el actual ayuntamiento de Jaime Martínez reabrió las instalaciones, reacondicionadas tras un canon anual de 48.772 euros, además de un listado de condiciones para asegurar los servicios. La cafetería y la tienda encontraron gestores en julio, mediante un acuerdo de cuatro años firmado con la empresa Diecisco. Los responsables tendrán la opción de renovar su tarea un año más.
Otro destino turístico destacado es Altea (Alicante), catalogado por National Geographic como el pueblo más bonito de España. La localidad se ha ganado un hueco en la cima gracias a su literal ubicación, situada sobre una colina. Junto a sus casas de piedra blanca que relucen con la luz solar del día, destacan las cúpulas azuladas de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, localizada en el centro histórico de la población.