La Torre de Hércules no solo define el perfil atlántico de A Coruña: es el faro romano y en funcionamiento más antiguo del mundo; un monumento excepcional cuyo origen se sitúa entre los reinados de Nerón y Vespasiano. Declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2009, combina casi dos milenios de historia continua con una singularidad arquitectónica sin equivalentes en el legado grecorromano.
Construida por los romanos entre los reinados de Nerón y Vespasiano, la torre se atribuye al arquitecto Caio Sevio Lupo, originario de la Lusitania. Su nombre aparece en un epígrafe conmemorativo dedicado a Marte Augusto, todavía conservado y protegido por un pequeño edículo levantado a inicios del siglo XIX en la plataforma del monumento. Es el único faro romano asociado a un arquitecto identificado.
La torre de Hércules desde la playa de Lapas
Un monumento único en el mundo grecorromano
La UNESCO destaca en su portal que que la Torre de Hércules “sirve como faro y emblema de la entrada al puerto de La Coruña desde el siglo I” y subraya su singularidad: es el único faro de la Antigüedad grecorromana que ha conservado parte de su integridad estructural y que sigue cumpliendo su función original.
El faro actual alcanza 55 metros de altura, aunque la estructura romana medía 37,2 metros. En la gran restauración neoclásica que dirigió Eustaquio Giannini (1788–1791) se añadieron 21 metros para modernizar la señalización marítima. De los 37,58 metros de fábrica romana conservada, 34,38 metros permanecen hoy ocultos bajo el revestimiento neoclásico.
Vista aérea de la Torre de Hércules, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
La torre se asienta sobre una plataforma poligonal construida a inicios del siglo XIX. Su interior conserva la organización original en tres niveles, cada uno con cuatro cámaras cuadrangulares cubiertas por bóvedas de cañón. Los muros, que en época romana tenían 1,50 metros de espesor, superan hoy los dos metros debido al forro añadido en el siglo XVIII.
Símbolo de A Coruña y referente internacional
Desde la Antigüedad, la torre ha sido un punto de referencia marítimo y cultural. La Xunta de Galicia la define como “símbolo de la ciudad (…) faro de la Humanidad”, destacando que desde su construcción ha sido un monumento reconocido por crónicas romanas y fuentes medievales.
Su notoriedad traspasó fronteras en el siglo XIX: una maqueta del faro fue presentada en la Exposición Universal de París (1867) y en la de Viena (1873) como ejemplo destacado de la ingeniería española.
Además, la Torre de Hércules figura entre los edificios romanos mejor conservados y más altos aún en pie. Su imposta helicoidal, visible desde la base hasta la parte superior, es el vestigio de la antigua rampa ascendente romana que permitía acceder al faro.
Una conservación amenazada
Pese a su larga historia, la torre afronta hoy riesgos derivados de su entorno. El Instituto de Estudios “Torre de Hércules” alerta de que la urbanización prevista en sus inmediaciones constituye “un gravísimo ataque al patrimonio cultural que la UNESCO reconoció”, una preocupación que Hispania Nostra comparte plenamente. La advertencia se centra en la alteración de un paisaje cultural protegido como Bien de Interés Cultural y Patrimonio Mundial.

