Le dan a su boxer un hermano pequeño y enternece con la relación que tienen: “Es la mejor decisión que hemos tomado”

Entrañable

Aunque al principio no estaban muy seguros de haber acertado, el tiempo ha acabado demostrando que tomaron una buena elección

La hilarante costumbre de un perro y su hermano humano en el carro del supermercado: “Está sonriendo”

Los dos boxers disfrutan de la compañía mútua

Los dos boxers disfrutan de la compañía mútua

Hay perros que, con la edad, se vuelven un poco como esos jubilados tranquilos que se sientan al sol sin hacer mucho más. Por eso, muchas familias optan por animarles la vida trayéndoles un compañero. 

La energía de un cachorro descoloca al principio, pero acaba por ser justo lo que necesitaban: alguien que le aporte vidilla. Y aunque al principio pueda parecer una locura, la convivencia suele funcionar mucho mejor de lo que se podría pensar.

Eso es exactamente lo que pensó una familia que decidió ampliar la manada para ver si así su bóxer volvía a mostrar ese entusiasmo que antes lo definía. No solo acertaron: dieron con la fórmula perfecta. 

No se equivocaron

Los dos boxers están muy animados

Al nuevo le llamaron Simba, y a Balou —el veterano— le cambió la cara desde el primer día. “Le dimos a nuestro perro otro perro y este es el resultado”, contaron con naturalidad. Y el resultado es dos animales completamente compenetrados, como si llevaran toda la vida juntos.

Balou, que ya tenía su rutina bien marcada, no tardó en abrirle hueco al recién llegado. Simba entró como un torbellino y se ganó su sitio a base de juegos, carreras, siestas al sol y un montón de momentos. 

Las imágenes que enseñan son una secuencia continua de calma y diversión: duermen pegados, se reparten los juguetes y se dan espacio sin competir por el protagonismo. Cuando salen al monte también se llevan de maravilla.

Para evitar roces o gestos de celos, explican que reparten el afecto de forma equitativa. Los sacan a pasear por separado, les dedican ratos distintos para las caricias y, si uno recibe una chuche, el otro también. Así han conseguido que, en lugar de rivalidad, lo que haya entre ellos sea una especie de complicidad perruna a prueba de todo.

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En los comentarios, quienes también tienen bóxers no dudan en compartir lo que sienten. Desde quien asegura que es “la mejor raza para tener por duplicado”, hasta quien todavía echa de menos a los suyos porque, según dice, la casa “no ha vuelto a ser la misma” desde que se fueron. Y aunque haya quien teme por los celos o el cambio de dinámica, el caso de Balou y Simba muestra justo lo contrario: sumar a veces no divide, sino que multiplica.

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