La noche de San Juan es, para muchas personas, una de las más mágicas del año. En muchas comunidades autónomas se celebra con rituales, fogatas, petardos y fuegos artificiales, pero también es una de las más temidas para quienes conviven con animales. Son muchos los que pasan esta noche escondidos bajo la cama, sin comer, sin beber y sin moverse hasta que cesan los estallidos, muchas veces entrada la madrugada. Durante horas sostienen un estrés que no comprenden, y que puede tener consecuencias físicas y emocionales si no se gestiona bien.
No solo ellos lo padecen: también lo sufre la fauna urbana, las personas sensibles a los ruidos fuertes y, especialmente, las familias que cuidan de estos animales. Mientras otros celebran la verbena, muchos tutores se quedan en casa con el corazón en un puño, pendientes de cómo lo está viviendo su compañero peludo.
En mi caso, a lo largo de los años he acompañado a muchas familias que, incluso días antes de la verbena de San Juan, ya vivían con una gran inquietud. Me escriben angustiadas, sabiendo que su gato lo pasará mal, anticipando con impotencia una noche difícil. Y, efectivamente, cuando llega el momento, el animal vive un calvario. La familia, que ya acumula varios días de preocupación, acaba completamente desbordada, sufriendo más por el bienestar de su gato que por los propios ruidos.
Por eso es tan importante preparar el entorno con antelación y, sobre todo, cuidar nuestro estado emocional. Nuestros gatos son muy sensibles a cómo nos sentimos, perciben nuestro nerviosismo y nuestro malestar. Si conseguimos mantener la calma y realizar alguna actividad que nos relaje, les estaremos ayudando a sentirse más seguros. En estas situaciones, nuestro estado emocional es también parte del refugio que les podemos ofrecer.
Es importante preparar el entorno con antelación y cuidar nuestro estado emocional: los gatos son muy sensibles a cómo nos sentimos
¿Qué podemos hacer por nuestros gatos en San Juan?
1. Crear un espacio seguro
Elige una habitación tranquila, donde tu gato se sienta a gusto, y prepara en ella un refugio: puede ser una caja de cartón cubierta con una toalla, o incluso dejarle la puerta del armario abierta si sabes que le gusta esconderse allí. Coloca en la habitación todos sus recursos: comida, agua y arenero (este último, en el extremo opuesto a los otros dos). Añade también un rascador, juguetes que le gusten o juguetes olfativos. Las feromonas sintéticas o la aromaterapia felina pueden ser de gran ayuda y contribuyen a crear un ambiente de calma.
2. Aislar el entorno del ruido
Baja persianas y cierra ventanas para amortiguar al máximo el sonido de la pirotecnia. Es probable que haga calor, así que puedes encender ventiladores o el aire acondicionado si lo tienes.
3. Enmascarar los ruidos exteriores
Poner música o dejar la televisión encendida puede ayudar a tapar parcialmente los sonidos de los petardos. Existen también listas de reproducción diseñadas específicamente para gatos, que pueden inducir un estado de calma.

Durante la noche de San Juan, es crucial crear un entorno agradable para que nuestro gato se sienta seguro.
4. Respetar su refugio
Es fundamental que permitas a tu gato esconderse si lo necesita. No lo saques de su escondite ni lo obligues a estar contigo si no quiere. En esos momentos, el refugio es su lugar de seguridad.
5. Evitar consolar en exceso
Aunque la intención sea buena, si nos quedamos a su lado hablándole constantemente o acariciándolo cuando está asustado, sin querer, podemos reforzar su miedo. Es mejor que estemos disponibles, manteniendo nuestras rutinas y gestionando nuestras emociones.
6. Consultar con el veterinario si es necesario
Si tu gato lo pasa realmente mal a pesar de todas estas medidas, no dudes en consultar con tu veterinario de confianza. Existen fármacos seguros que pueden ayudarle a sobrellevar esta noche con menos sufrimiento.
En esta noche de San Juan, es importante recordar que la convivencia con otras especies implica también responsabilidad, empatía y previsión. Nuestros gatos necesitan más que nunca que les ofrezcamos refugio, calma y comprensión. Porque cuidar de nuestros animales no es solo una cuestión de amor, sino de compromiso con una convivencia respetuosa y consciente.
Con previsión, empatía y calma, podemos ofrecer a nuestros gatos un entorno más seguro. Ellos no entienden por qué el cielo estalla de repente, pero sí perciben si estamos a su lado con serenidad, respeto y amor.