Con la llegada del verano, las temperaturas se disparan y, mientras nosotros buscamos el refugio de la sombra o el aire acondicionado, nuestros gatos también padecen las consecuencias del calor. A menudo se infravalora su impacto en los peludos, y estar bien informados es clave para garantizar su bienestar.
Las altas temperaturas pueden afectar gravemente a los gatos, especialmente si no tienen acceso a espacios frescos y ventilados. La veterinaria Mireia Balliu explica que, “a diferencia de los humanos, los gatos no sudan de manera efectiva y su capacidad para regular la temperatura corporal es limitada; esto hace que sean más sensibles a los aumentos de temperatura y, en situaciones extremas, pueden sufrir un golpe de calor, una condición potencialmente grave”.
Balliu advierte que el golpe de calor “ocurre cuando la temperatura corporal del gato sube por encima de los 40 °C y el animal no puede regularla, esto puede provocar daños en órganos vitales como el corazón, el cerebro o los riñones, y si no se actúa a tiempo, puede ser mortal; también pueden presentar deshidratación, fatiga extrema, y en casos graves, convulsiones o coma”.
Asimismo, identificar a tiempo las señales de un golpe de calor es vital para actuar con rapidez. La veterinaria destaca que “las señales más comunes son jadeo excesivo, debilidad, temblores, encías enrojecidas, vómitos, falta de coordinación y en casos avanzados, pérdida de conciencia; también es importante prestar atención a un comportamiento inusual, como que el gato busque esconderse o que esté muy quieto y apático, y si se observan estos síntomas, se debe actuar rápidamente y acudir al veterinario”.
Las señales más comunes son jadeo excesivo, debilidad, temblores, encías enrojecidas, vómitos, falta de coordinación o pérdida de conciencia
Es por eso que algunos gatos requieren una atención especial durante los meses más calurosos debido a su mayor vulnerabilidad. Mireia Balliu señala que “los gatos de edad avanzada, los gatitos, los que tienen sobrepeso, los que padecen enfermedades crónicas (como problemas cardíacos o respiratorios) y las razas braquicéfalas (como los persas o exóticos de cara plana) son más vulnerables al calor, así como los gatos con pelajes muy densos o de color oscuro, que retienen más el calor”.
Durante los meses de calor es fundamental tomar precauciones para asegurar el bienestar de nuestros felinos. La veterinaria subraya que durante los meses cálidos “es importante ofrecer siempre agua fresca y en varios puntos de la casa, mantener el hogar ventilado y fresco, evitar la exposición directa al sol (sobre todo en las horas centrales del día), y nunca dejar a un gato dentro de un coche cerrado o en espacios mal ventilados”.
Cuidados esenciales y trucos para mantener a tu gato fresco
Aunque los gatos son animales que, en general, toleran bien las temperaturas altas, estos días calurosos son una excepción. Estos son algunos trucos prácticos para que tu felino esté más fresquito y evitar sustos:
Agua fresca: Renueva el agua de sus bebederos dos o tres veces al día. Puedes añadir un cubito de hielo al bol o a la fuente para mantenerla fresca. Asegúrate de que los puntos de agua estén en lugares frescos y a la sombra.
Hidratación en la comida: Es imprescindible incluir comida húmeda o sopas para gatos en su dieta diaria para aumentar su ingesta de líquidos.
Ambiente fresco: Baja las persianas y cierra las ventanas durante las horas de más calor para evitar que entre el aire caliente. Usa ventiladores o aire acondicionado para mantener la casa a una temperatura agradable.
Refresca su pelaje (con precaución): Nunca bañes al gato para refrescarle, a menos que sea algo que realmente disfrute. En su lugar, humedece una manopla con agua fría y acaríciale suavemente. Si no le gusta, no insistas. Y lo que nunca se debe hacer es mojarle con un pulverizador, es algo que detestan y puede crearle un gran estrés. Sin embargo, si tu gato es de los pocos que disfrutan del agua, puedes mojarle con la mano la cabeza y el cuerpo. Te invito a ver como mi gato M disfrutaba del agua.
Ayuda con almohadillas y patitas: Si lo tolera bien, humedece sus almohadillas y patitas con agua fresca. En las almohadillas tienen una gran parte de sus glándulas sudoríparas, lo que les ayuda a regular la temperatura.
Toallas frías: Moja toallas e introdúcelas en la nevera o el congelador. Pasadas unas horas, extiéndelas en el suelo y deja que tu gato descanse sobre ellas. También puedes colocar estas toallas dentro de sus espacios de seguridad.
Nunca bañes al gato para refrescarle, a menos que sea algo que realmente disfrute
Botella o bolsa helada: Llena una botella o bolsa de agua, ponla en el congelador y, una vez congelada, cúbrela con una toalla. Tu gato podrá descansar sobre ella para refrescarse de forma segura.
Cepillado diario: Cepíllale a diario, especialmente si tiene el pelo largo, para ayudarle a eliminar el pelo sobrante y facilitar la ventilación de su piel.
Juego y salidas inteligentes: Evita jugar con tu gato en las horas de más calor. Si tu gato tiene acceso al exterior, asegúrate de que no salga en los momentos más calurosos del día.
Accesorios refrescantes: Prueba a comprarle una esterilla refrigerante apta para gatos. Si tienes terraza, puedes poner una pequeña piscina para gatos y llenarla solo con un dedo de agua; la mayoría de gatos no disfrutan del agua en grandes cantidades, y con poca agua es más probable que la usen para refrescarse las patitas.
La prevención es clave para el bienestar felino en verano. Con las valiosas recomendaciones de la veterinaria Mireia Balliu y la aplicación de estas sencillas medidas, nuestros gatos podrán transitar los días más calurosos con la frescura y seguridad que merecen.