Cada día, en calles, plazas y solares urbanos, conviven dos mundos felinos con realidades muy distintas: los gatos de colonia y los gatos domésticos con acceso al exterior. Distinguirlos no es solo una cuestión de observación: puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte, el bienestar o el sufrimiento. En un país donde la identificación mediante microchip y la esterilización son obligaciones legales, seguimos encontrando demasiados animales sin controlar, criándose sin supervisión y multiplicando los conflictos.
Según el Estudio sobre Gestión y Protección Animal del Ministerio de Derechos Sociales (DGDA, 2021), más del 80 % de los animales que ingresan en refugios no llevan microchip. Esto complica su retorno a casa y alimenta el ciclo del abandono. En el caso de los gatos, la mayoría llegan como animales sin identificación ni esterilización, lo que agrava los conflictos de convivencia y salud pública.
Y es que, dentro de la especie, existen diferentes estilos de vida felina, determinados en gran parte por su grado de sociabilidad con los seres humanos. Podemos hablar de un espectro de adaptación que va desde el mishi feral o salvaje, que no tiene deseo de interactuar con humanos y vive de forma completamente independiente, alimentándose de caza, al mishi comunitario, que convive en grupo y se alimenta de sobras o comida proporcionada por personas, aunque algunas temen al ser humano.
También está el mishi cauto, gatos sin éxito como mascotas, hacinados durante tiempo en refugios que no se adaptan a la convivencia cerrada con humanos u otras especies y necesitan monitorización a distancia sin expectativas de cercanía. Por último, el mishi mascota está perfectamente adaptado a convivir con personas tras una socialización temprana.
Más del 80 % de los animales que ingresan en refugios no llevan microchip
Gatos indoor, gatos outdoor
Los gatos de colonia suelen nacer en la calle, han aprendido a sobrevivir en grupo, mantienen cierta distancia con las personas y su bienestar depende de la estabilidad del entorno. Suelen vivir en zonas específicas, en núcleos conocidos como core dentro de su territorio. Su manejo requiere conocimientos sobre comportamiento, jerarquías y dinámicas felinas. En cambio, los gatos domésticos han sido socializados para convivir con humanos. Son dependientes emocionalmente, tienen rutinas predecibles y su entorno suele ser más controlado. Cuando estos gatos salen al exterior, pueden sufrir alteraciones de conducta si se desorientan, si los capturan por error o si acaban encerrados en espacios que no reconocen como propios.
Confundir un gato doméstico con un gato de colonia puede generar consecuencias graves: desde su captura indebida y traslado a una protectora (lo que puede generar un estado de estrés severo), hasta su encierro accidental por parte de personas que no reconocen su comportamiento o necesidades. Un gato acostumbrado al interior puede sufrir fobias a lugares u objetos desconocidos, presentar vocalización excesiva o desarrollar ansiedad generalizada cuando se encuentra fuera de su entorno habitual.
La Ley 7/2023 de protección animal obliga a identificar y esterilizar a los animales de compañía. No hacerlo implica multas y, sobre todo, riesgos para el animal: puede ser confundido con un gato abandonado, reproducirse sin control, implicarse en peleas territoriales o generar conflictos con otras personas o con colonias estables. Todo esto multiplica el estrés felino y provoca situaciones indeseables tanto para los gatos como para quienes los rodean.
Salir al exterior: ¿libertad o riesgo?
Permitir el acceso libre al exterior a gatos domésticos puede parecer un acto de generosidad, pero diversos estudios científicos alertan de los peligros asociados. Una encuesta realizada en Brasil a más de 8.400 personas reveló que los gatos no esterilizados y sin microchip son los que más se dejan salir al exterior. Esta práctica está asociada con mayor riesgo de transmisiones por parásitos como pulgas (muy difíciles de eliminar en gatos), enfermedades como la esporotricosis, accidentes, desapariciones y maltrato.
El estudio de Elizabeth Terilli analizó el comportamiento de gatos de interior frente a gatos con acceso exterior. Los gatos que viven exclusivamente dentro del hogar son más receptivos con sus tutoras/es, mientras que los gatos con acceso al exterior tienden a estar más distraídos, menos comunicativos y pueden presentar mayor estrés si su entorno se vuelve inestable.
Además, un artículo publicado por la IAABC Foundation Journal destaca que muchos gatos domésticos que salen al exterior presentan problemas como ansiedad por separación, vocalización excesiva, conductas destructivas o marcaje con orina, especialmente si son encerrados por error en una gatera o atrapados por desconocimiento.
Estos datos refuerzan la importancia de microchipar y registrar correctamente al gato; esterilizar para evitar conflictos y embarazos no deseados; evitar el acceso total al exterior, sustituyéndolo por espacios seguros, terrazas cerradas o tiempo supervisado; y observar el comportamiento de tu gato: si detectas cambios, pide ayuda.
¿Por qué algunos dueños permiten que su gato salga sin asumir responsabilidades?
Más allá del deseo de libertad, diversas investigaciones reflejan que muchos dueños de gatos evitan responsabilizarse plenamente de sus mascotas cuando las dejan saliendo al exterior sin control. Un estudio internacional en la revista Animals reveló que para el 38 % de los propietarios de gatos con acceso exterior, la principal motivación era mejorar el bienestar mental del animal, aunque esto conllevaba riesgos sanitarios, desapariciones o persecuciones de fauna local.
Otro trabajo reciente de Frontiers in Veterinary Science (Canadá y EE. UU.) identificó que los dueños que creen que el exterior “nutre” el comportamiento natural de sus gatos son menos propensos a controlar su acceso al exterior —lo cual está estrechamente vinculado a una manifiesta falta de responsabilidad sobre su propia protección y mantenimiento—.

Microchipar y registrar correctamente al gato es primordial para su bienestar.
Desde un enfoque psicológico, modelos como el de A Psychological Model to Understand…Free-Roaming Cat Problems revelan que la actitud negligente hacia el control sobre donde está el gato proviene de la disonancia cognitiva, es decir, saber que puede ser peligroso, pero justificarse pensando que “es natural”, o la visión del gato como ser autónomo, sin reconocer la dependencia total de su referente social. Además, un estudio disponible en PMC subraya que las campañas de comunicación que inciden en el bienestar del felino al permanecer bajo supervisión logran reducir significativamente el acceso descuidado al exterior.
Captura accidental: cuando tu gato desaparece
Muchos gatos domésticos no esterilizados que tienen acceso libre al exterior son confundidos con gatos abandonados y acaban siendo capturados por protectoras. Una vez dentro, sin microchip ni identificación, es casi imposible devolverlos a casa. Por otro lado, pueden terminar en manos de personas sin criterio ni conocimiento sobre su origen, convirtiéndose en víctimas de negligencia, abandono o, en el peor de los casos, maltrato.
Un gato que desaparece de su barrio y aparece encerrado en una gatera puede experimentar trastornos por separación, miedo extremo o conductas de automutilación. Su estado emocional empeora rápidamente si no se reconoce su condición de animal vinculado a un hogar.
Un gato doméstico expuesto a ciertos estímulos puede entrar en crisis de ansiedad o incluso desarrollar fobias específicas
Los gatos de colonia presentan una tolerancia distinta al ruido, a la presencia de otros gatos y a estímulos ambientales. Han aprendido a defender su espacio y huyen ante situaciones de riesgo. En cambio, un gato doméstico expuesto a estos estímulos puede entrar en crisis de ansiedad o incluso desarrollar fobias específicas. Algunas señales de alarma incluyen: maullidos intensos o repetitivos, temblores o inmovilidad, conductas de escondite prolongadas, agresividad redirigida, conductas obsesivas, marcaje con orina o anorexia por estrés. Estos comportamientos no son desobediencia, sino señales claras de malestar emocional. Detectarlos a tiempo permite intervenir y evitar sufrimientos innecesarios.
Qué hacer si tu gato sale al exterior 1Identificar siempre a tu gato con microchip y asegurarte de que está registrado correctamente
2Esterilizar para evitar camadas no deseadas y comportamientos problemáticos
3Observar su comportamiento y consultar ante cualquier cambio
4Dejar que acceda al exterior con supervisión y control. Crea una rutina de tiempo en el que puede disfrutar del exterior, no le dejes más de 1h fuera
Desde la comunidad Mishilovers trabajamos para identificar y proteger los diferentes perfiles de gatos urbanos. Promovemos el método CER (Captura, Esterilización y Retorno) para colonias y fomentamos la responsabilidad entre las familias con gatos domésticos. Además, si te unes a nuestra red, podemos enviarte el test de personalidad felina para identificar posibles problemas de comportamiento de tu gato y ayudarte a gestionarlos. Cuidar de un gato es mucho más que darle comida. Es entenderlo, protegerlo y garantizarle una vida digna y segura. Y todo comienza con una acción sencilla: identificarlo y esterilizarlo.