¿Puedo darle esta comida a mi perro? Se trata de una pregunta recurrente que históricamente se ha apuntalado en la cabeza de los tutores. Y es que, durante años, ha imperado la idea de que el pienso es el único alimento válido para el bienestar de las mascotas, alegando que su fórmula contiene la cantidad de nutrientes idónea y que otras opciones naturales les podrían causar un desequilibrio nutricional. Sin embargo, esta teoría cada vez tiene menos adeptos, y son muchos los veterinarios, nutricionistas y etólogos que abogan por otra manera de dar de comer a los perros.
Una de las que más carrerilla ha cogido es la dieta BARF, que se centra en alimentos naturales y crudos y que ya es defendida por gran parte del sector. “Proporciona una mejor digestión, heces más pequeñas y menos olorosas, más energía o menor acumulación de sarro dental”, explica Adrián Conde, veterinario, creador de contenido en redes —le siguen unas 300.000 personas entre todos sus perfiles— y CEO de Mundo Animaloide, un equipo especializado en nutrición natural y comportamiento.
Historias animales
‘Peludos en la ciudad’
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Sin embargo, pese a la afirmación de que la alimentación BARF es positiva para los animales, aún existen muchas dudas al respecto y varias reticencias por parte de algunos tutores. Factores como el precio de los alimentos o el tiempo de dedicación para cocinarlas debidamente, aparte del esfuerzo que implica tener el conocimiento nutricional adecuado, continúan siendo preocupaciones que limitan la apuesta por esta alternativa al pienso comercial convencional.
Empecemos por el principio. ¿Qué es exactamente la dieta BARF?
La dieta BARF (Biologically Appropriate Raw Food) se basa en ofrecer alimentos crudos y frescos, previa congelación, intentando que coman lo más parecido posible a lo que comerían los perros en un estado más salvaje: carne, huesos carnosos, vísceras y algo de frutas y verduras. A diferencia del pienso, que es un producto ultraprocesado, la dieta BARF mantiene intactos los nutrientes naturales y evita aditivos, conservantes o subproductos que puedan ser poco recomendables.
De este modo, ¿un perro que se alimenta con comida comercial siempre va a estar peor alimentado que uno que lo haga con dieta BARF?
No necesariamente. Entre un pienso “de buena calidad” o una “alimentación barf” mal planteada, sin duda será mejor el pienso. Ahora bien, una dieta BARF bien formulada aporta alimentos reales, sin procesar, lo cual puede tener beneficios visibles en muchos perros.
La dieta BARF proporciona una mejor digestión, heces más pequeñas y menos olorosas, más energía o menor acumulación de sarro dental
¿Cuáles son los principales beneficios en perros que siguen este tipo de dieta? ¿Está comprobado?
Los beneficios más comunes son mejor digestión, heces más pequeñas y menos olorosas, piel y pelo más sanos, más energía, menor acumulación de sarro dental y mejora del aliento. Muchos tutores reportan también un refuerzo del sistema inmunológico. Aunque faltan estudios a gran escala, la evidencia clínica y empírica en consulta es abrumadora. Tampoco se ha demostrado nunca que el pienso sea el mejor modelo de alimentación, y ese relato sí que se ha comprado.
¿Se debe hacer una transición paulatina?
Sí, siempre recomendamos hacer una transición gradual, especialmente si el perro ha comido pienso toda su vida. Hay muchas formas de hacerlas según el paciente, puede ser haciendo una alimentación mixta, puede ser empezando por introducir alimentos uno a uno progresivamente hasta que llegamos a un menú completo, observando cómo responde su sistema digestivo. A nosotros, en el equipo, nos gusta trabajar poco a poco para asegurarnos que todo va bien y que la familia no va a tener problemas una vez acaben la transición
Y si tenemos un cachorro, ¿es beneficioso que empiece a alimentarse con BARF desde pequeño?
Totalmente. De hecho, es cuando más sentido tiene, ya que estamos ayudando a formar un sistema digestivo y un microbioma fuertes desde el principio. Eso sí, es fundamental que esté bien formulada para evitar carencias en una etapa tan crítica.
¿Si la dieta no está bien equilibrada, puede haber riesgos para nuestros animales?
Por supuesto. El “yo le echo un poco de todo” no funciona. Una dieta desequilibrada puede derivar en déficits de calcio, exceso de fósforo, carencias vitamínicas o incluso problemas óseos. Por eso es tan importante que esté supervisada por un veterinario nutricionista. Además de que las deficiencias nutricionales, si no son muy acusadas, son cosas que normalmente dan la cara a medio y largo plazo.
El “yo le echo un poco de todo” no funciona; una dieta desequilibrada puede derivar en déficits de calcio, carencias vitamínicas o incluso problemas óseos

La dieta BARF tiene muchos beneficios, según Conde.
¿Hay alimentos prohibidos?
Sí. Algunos ejemplos son la cebolla, el ajo en grandes cantidades, las uvas, el chocolate, el aguacate o los huesos cocidos. También hay que tener cuidado con alimentos muy grasos o mal conservados.
Justamente en redes hay un gran debate sobre la idoneidad de los huesos cocidos.
No lo son, los huesos cocidos son peligrosos. Se astillan con facilidad y pueden causar perforaciones, obstrucciones o roturas dentales. En cambio, los huesos crudos carnosos (bien recubiertos de carne que al ser cruda no se desprende fácilmente), bien seleccionados y del tamaño adecuado, pueden incluirse y ser beneficiosos para su alimentación en algunos casos.
¿Qué errores son los que más cometen los tutores cuando intentan aplicar la dieta BARF por su cuenta?
El más frecuente es ir demasiado deprisa con la nueva alimentación También es común abusar de ciertas proteínas o no incluir variedad. Y, sobre todo, creer que por ser natural ya es automáticamente saludable, cuando no siempre es así. Siempre recomiendo al menos una revisión de lo que están haciendo porque suele hacer falta algún suplemento.
¿Qué otros mitos debemos desmontar acerca de este tipo de dieta?
Uno muy habitual es que el BARF vuelve “agresivos” a los perros. Otro, que todos los perros se enferman por las bacterias de la carne cruda. Y no, ni lo uno ni lo otro es cierto si la dieta se maneja con higiene y se formula correctamente.
La cebolla, el ajo en grandes cantidades, las uvas, el chocolate, el aguacate o los huesos cocidos son alimentos prohibidos para los perros
Has hablado de suplementar. ¿Cuándo hace falta?
En algunas etapas (gestación, crecimiento, vejez) o situaciones clínicas, sí puede ser necesario añadir suplementos específicos, como omega-3, vitamina E o probióticos. Y en general siempre hace falta alguna cosita una vez revisamos con formulación lo que está ingiriendo. Pero ni de lejos se acerca a la lista interminable de suplementos que lleva un pienso para ser “completo y equilibrado”.
Muchos de los tutores opinan que es una dieta más cara y más complicada de organizar, por el tiempo que conlleva su preparación. ¿Es así?
Es cierto que requiere más implicación al principio, pero con una buena organización (y congelador) se vuelve mucho más sencilla. En cuanto al precio, depende del tamaño del perro y de los alimentos elegidas. Muchas veces, con proveedores locales y congelados se consigue un precio muy competitivo.
También existen las dietas BARF comerciales congeladas. ¿Son una opción válida?
Sí, si están formuladas por veterinarios y son completas y equilibradas. Para muchos tutores es una excelente opción intermedia entre el pienso y la preparación casera. Eso sí, hay que leer bien el etiquetado y asegurarse de la calidad de los ingredientes, además de hacer una revisión con un veterinario nutricionista para que nos diga en caso de no ser completas y equilibradas que añadir para que esté bien.
Actualmente, hay muchos negocios en auge que promocionan yogures o pasteles para perros, incluso se han popularizado cafeterías para ellos. ¿Es algo beneficioso para los perros o es puro marketing?
Depende del producto. Si está bien formulado y no lleva azúcar ni ingredientes perjudiciales, puede ser un extra divertido y/o saludable incluso. Pero muchos de estos productos son puro marketing emocional, dirigidos más al humano que al perro. Lo importante es no sustituir una alimentación completa por caprichos.
Es importante no sustituir una alimentación completa por caprichos, muchos de estos productos son puro marketing emocional

Dar huesos cocidos a nuestros perros es peligroso para su salud.
¿Hay razas o condiciones de salud para las cuales no recomendarías el método BARF?
Más que razas, hablamos de casos puntuales: perros inmunodeprimidos, con pancreatitis recurrente o ciertas patologías digestivas muy específicas. Pero incluso en muchos de estos casos, adaptando la dieta, es posible ofrecer opciones naturales sin recurrir necesariamente a pienso. Perros con morros muy chatos o sin dientes tal vez no puedan hacer una dieta BARF entera, pero sí triturada, por ejemplo.
Y en cuánto a longevidad de los perros, ¿la alimentación natural también contribuye?
Puede contribuir, sí. Una buena alimentación no lo es todo, pero es una de las grandes bases de la salud. Menos inflamación, mejor estado inmunológico y un sistema digestivo en forma ayudan a prevenir enfermedades a largo plazo. De hecho una de las cosas que refieren los tutores cuando lo hacen bien es que visitan al veterinario para la revisión anual y ya.
¿Y puede pasar que a mi perro no le guste el BARF?
Puede pasar, pero es raro. Lo que sí ocurre a veces es que les cueste acostumbrarse si han comido siempre pienso. En esos casos, se puede hacer una introducción gradual, ofrecer alimentos ligeramente cocinados al principio o probar diferentes proteínas. La clave está en no forzar y adaptar el proceso al ritmo del animal.