Anabel Pérez es veterinaria licenciada por la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia y cuenta con una sólida formación en áreas tan diversas como la cirugía de tejidos blandos, la odontología en pequeños animales, la nutrición funcional o la medicina integrativa. Miembro de la Sociedad Española de Homeopatía Veterinaria y certificada en acupuntura, ha complementado su carrera con especializaciones en ozonoterapia, rehabilitación y terapias naturales, siempre con un mismo objetivo: mejorar la calidad de vida de los animales desde un enfoque global.
Apasionada, constante y cercana, Anabel ha encontrado en la combinación de la odontología y la nutrición su verdadera vocación, convencida de que la salud comienza en la boca y en cómo se alimentan nuestros compañeros peludos. Le encanta compartir lo que sabe y solo hace falta escucharla y verla para entender con qué entusiasmo y dedicación vive su profesión. En los próximos años aspira a consolidar ese binomio como eje de su trabajo, desarrollando un proyecto que integre ambas disciplinas para ofrecer un cuidado más completo.
Historias animales
'Peludos en la ciudad'
En La Vanguardia queremos recoger tu historia con tu mascota en la ciudad. ¿Te has encontrado con dificultades a la hora de desarrollar tu día a día con tu animal en la urbe? ¿Has tenido que migrar de tu hogar y tu perro o gato te ha ayudado a adaptarte? ¿Eres artista callejero o practicas yoga y junto a tu compañero peludo formáis un tándem irrompible? Nos puedes hacer llegar tu experiencia a [email protected].
Fuera de la consulta, disfruta de los momentos sencillos: escapadas en familia, naturaleza, tranquilidad en casa y la cocina, donde a menudo experimenta con recetas que inspiran también su manera de entender la nutrición animal. Una visión integradora y vital que refleja en cada consejo y en cada paciente al que acompaña.
Por lo general, ¿nuestros gatos están bien alimentados?
Diría que la mayoría de gatos están alimentados, pero no siempre bien nutridos. Es decir, comen suficiente cantidad, pero la calidad y la adecuación de lo que reciben no siempre cubre lo que realmente necesitan. Muchas familias confían únicamente en un saco de pienso durante años, sin variar ni adaptar la dieta, y esto a veces no es lo más óptimo.
Por ejemplo, un gato esterilizado que vive en un piso, con poca actividad, no tiene las mismas necesidades que un gato joven que sale al jardín o que vive con otros gatos y juega mucho. Y muchas veces damos la misma alimentación a todos. Así que no es tanto que lo hagamos mal, sino que hay margen de mejora para personalizar más la dieta de cada gato.
Anabel Pérez, veterinaria licenciada por la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia
¿Qué necesidades nutricionales tiene un gato?
El gato es un carnívoro estricto. Esto significa que necesita proteínas y grasas de origen animal como base de su dieta. Dentro de esas proteínas hay nutrientes que solo se encuentran en la carne, como la taurina (imprescindible para su corazón y su visión), la vitamina A activa, la niacina o el ácido araquidónico.
Además, su fisiología es muy distinta a la nuestra: los gatos tienen poca sed por naturaleza, porque descienden de felinos que vivían en zonas desérticas y obtenían casi toda el agua de sus presas. Eso explica por qué la hidratación dentro de la dieta es tan importante: un gato que come solo pienso, aunque tenga agua disponible, tenderá a beber poco y a concentrar mucho la orina, lo que puede dar problemas urinarios con los años.
¿Qué tipo de dieta debería llevar un gato?
Lo ideal es que la dieta de un gato sea rica en proteína animal de calidad, moderada en grasas saludables y muy baja en carbohidratos. A partir de ahí, hay distintas formas de conseguirlo: con alimentos comerciales de calidad (ya sean piensos o, sobre todo, latas completas y equilibradas), con dietas caseras formuladas por un veterinario nutricionista o con una combinación de ambas. De hecho, esta última opción es la que suelo recomendar, porque aporta variedad, mejora la hidratación y resulta más fácil de mantener para la familia. Lo importante es que la dieta esté bien equilibrada y adaptada a cada caso, ya que no es lo mismo un gato obeso que necesita perder peso, que uno con una enfermedad renal crónica: aunque ambos sean gatos, sus necesidades nutricionales son muy distintas.
No digo que el pienso sea “veneno”, pero sí creo que deberíamos complementarlo con alimentos húmedos o caseros
La mayoría de personas alimentan a sus gatos con pienso. ¿Por qué no lo recomiendas?
El pienso tiene ventajas: es cómodo, económico y fácil de conservar. Pero también tiene tres grandes limitaciones. La primera es la falta de agua, porque solo contiene entre un 8 y un 10% de humedad, cuando lo natural para un gato sería comer alimentos con un 70–80%, como ocurre cuando caza y come sus presas. La segunda es el exceso de carbohidratos, ya que muchos piensos llevan cereales o féculas para dar forma a la croqueta, y los gatos no necesitan esos carbohidratos.
Otro aspecto del que se habla cada vez más es el carácter proinflamatorio que puede tener el pienso debido al propio proceso de fabricación. Al someter los ingredientes a altas temperaturas, para convertirlos en croquetas, se producen reacciones químicas (como la reacción de Maillard) que generan compuestos avanzados de glicación. Estas sustancias, en exceso y mantenidas en el tiempo, pueden contribuir a procesos inflamatorios crónicos y al envejecimiento celular. No quiere decir que un gato que coma pienso vaya a enfermar de inmediato, pero sí es un motivo más para diversificar la dieta con alimentos menos procesados y más naturales.
No digo que el pienso sea “veneno”, pero sí creo que deberíamos complementarlo con alimentos húmedos o caseros. Un gato alimentado solo con pienso puede vivir muchos años, pero un gato que recibe una dieta más variada, húmeda y adaptada probablemente viva más, mejor y con menos problemas urinarios o renales.
¿Cómo compensar la falta de agua en las dietas con pienso?
Hay muchas estrategias que podemos utilizar. Una es añadir alimento húmedo de calidad al menos en una de las tomas diarias. También podemos incorporar caldos caseros sin sal ni cebolla (por ejemplo, un caldo de pollo con verduras aptas), fomentar el juego con el agua mediante fuentes para gatos o platos amplios, porque a muchos no les gusta que les roce el bigote con el cuenco, y preparar recetas caseras refrescantes en verano, como cubitos de caldo con trocitos de pollo o frutas aptas.
El objetivo, en definitiva, es que la ingesta de agua no dependa solo de que el gato decida beber, ya que no siempre lo hace en cantidad suficiente.
Anabel Pérez, veterinaria licenciada por la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia
El pienso tiene ventajas: es cómodo, económico y fácil de conservar. Pero también tiene tres grandes limitaciones
¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros gatos obtienen la cantidad de agua diaria que necesitan?
Lo primero es observar su orina, debe ser clara y abundante. Si vemos que orina poco o muy concentrado, es una señal de alerta. También podemos pesar la cantidad de agua ofrecida y lo que sobra al cabo del día, para hacernos una idea. Como orientación, un gato debería ingerir aproximadamente 50 ml de agua por kilo de peso al día. Es decir, un gato de 4 kilos necesitaría unos 200 ml diarios, que pueden obtenerse tanto de lo que bebe como del agua presente en la comida.
Lo más práctico sigue siendo ofrecer alimento húmedo o casero de forma regular. Incluso algo tan simple como añadir una cucharada de agua tibia a la comida húmeda puede marcar la diferencia.
Has comentado, que cada gato tiene sus necesidades nutricionales dependiendo de su edad, su actividad o su condición física. ¿Cómo podemos adaptarla según su edad?
La nutrición no es igual para un cachorro en crecimiento, un adulto esterilizado o un senior con insuficiencia renal. La dieta debe acompañar al gato en su etapa vital. Alimentar a un cachorro con dieta para adultos puede frenar su desarrollo, y alimentar a un gato mayor con la misma fórmula de cuando era joven puede sobrecargarle el hígado o los riñones.
En el caso de los cachorros, necesitan más energía, proteínas de calidad y minerales como el calcio y el fósforo, en la proporción adecuada. Los adultos esterilizados, en cambio, deben mantener un peso saludable, controlar las calorías y cuidar el pH urinario para prevenir la formación de cálculos. En los gatos senior es importante ofrecer proteína de alta digestibilidad, reducir el fósforo si existen problemas renales, añadir antioxidantes y asegurar más humedad en la dieta. Y, por supuesto, las gatas gestantes o lactantes requieren un gran aporte energético y proteico, porque sus necesidades se multiplican en ese periodo.
¿Qué riesgos y beneficios tienen las dietas cocinadas y cómo deberían plantearse de forma segura?
Las dietas caseras cocinadas, bien formuladas, tienen grandes beneficios: son muy palatables, fáciles de digerir, aportan agua y permiten controlar al detalle qué está comiendo el gato. El riesgo es hacerlas “a ojo”, porque un error de equilibrio en calcio, fósforo, taurina o vitaminas puede tener consecuencias graves a medio plazo. Por ejemplo, si solo damos pollo y arroz, el gato estará comiendo algo que le gusta, pero estará descompensado en nutrientes esenciales. La clave es que una dieta casera sea diseñada o revisada por un veterinario especializado en nutrición, para que realmente sea segura y beneficiosa.
Anabel Pérez, veterinaria licenciada por la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia
¿Qué puntos básicos debería saber cualquier tutor al elegir comida para su gato?
A la hora de elegir la comida para un gato, siempre recomiendo leer bien las etiquetas: el primer ingrediente debería ser carne o pescado. También es importante pensar en la hidratación, optando por dietas húmedas o combinando el pienso con alimento húmedo. Conviene revisar los carbohidratos (cuantos menos, mejor) y, sobre todo, adaptar la dieta a cada gato en concreto, porque no existe una dieta universal: depende de su edad, su salud y su estilo de vida.
Si tuvieras que dar solo tres recomendaciones nutricionales a cualquier tutora, ¿cuáles serían?
Para mí, lo más importante es aumentar la humedad de la dieta, porque los gatos viven más sanos cuando obtienen agua a través de la comida. También es fundamental darles proteína animal de calidad como base, ya que son carnívoros estrictos. Y, si se quiere preparar una dieta casera, siempre aconsejo consultar antes: con una buena guía puede ser fantástica, pero mal formulada puede resultar peligrosa.
En definitiva, alimentar bien a un gato no es cuestión de dar siempre lo mismo, sino de entender sus necesidades como carnívoro estricto y adaptarlas a cada etapa de su vida. Una dieta variada, equilibrada y con suficiente humedad no solo les ayuda a vivir más años, sino sobre todo a vivir mejor, con más vitalidad y menos problemas de salud.




