Isabel Luño, veterinaria, sobre la ansiedad por separación en perros y gatos: “Detrás de esa conducta puede haber frustración o miedo a quedarse solos”
Conducta
La veterinaria, Diplomada Europea en Medicina del Comportamiento, señala que el tipo de apego, el destete y el vínculo construido con la familia son claves en estos casos
Isabel Luño, veterinaria y Diplomada Europea en Medicina del Comportamiento.
En los últimos años, la ansiedad por separación en mascotas se ha convertido en uno de los desafíos más comunes— y menos comprendidos— entre quienes conviven con perros y gatos. Ladridos constantes, destrozos en casa o comportamientos inusuales son solo algunas de las señales que preocupan a los tutores. Para entender qué hay detrás de este problema y cómo abordarlo de manera afectiva, hablamos con Isabel Luño, veterinaria y Diplomada Europea en Medicina del Comportamiento.
Si tuviera que dar un consejo práctico y sencillo para prevenir o manejar la ansiedad por separación, sería crear un ritual de salida y progresivamente alargarlo
¿Qué engloba el término ansiedad por separación en mascotas?
Es muy importante aclarar a qué nos referimos cuando hablamos del término “ansiedad por separación”. A día de hoy, los especialistas preferimos hablar de problemas relacionados con las separaciones, es decir, de todas esas conductas que los animales realizan cuando no estamos con ellos. Y no solo cuando no estamos en casa, sino también cuando están privados de nuestro contacto. Antiguamente, veíamos vocalizaciones, destrozos, orina o heces y lo llamábamos “ansiedad por separación”. Pero ahora sabemos que no siempre hay ansiedad: detrás de esas conductas puede haber frustración, búsqueda de juego o comida, miedo a quedarse solos o miedo a los ruidos.
No se ha visto que la raza, el sexo o la edad tengan una predisposición clara a sentir ansiedad por separación.
¿Sería el caso del miedo a las tormentas?
Exactamente.Imagínate que un perro tiene fobia a los truenos o a las tormentas y un día se queda solo: puede vivir un episodio terrible de pánico y, a partir de ahí, temer quedarse solo por si vuelve a suceder algo parecido. Englobamos dentro de “ansiedad por separación” las situaciones en las que la mascota experimenta angustia porque las personas con las que convive no están y no puede acceder a ellas. Es un estado de pánico, de “no sé si vas a volver o no”. Eso es lo que realmente llamaríamos ansiedad por separación. Todo lo demás son problemas relacionados con la separación cuya base emocional es otra que no es la ansiedad.
¿Hay factores predisponentes?
No se ha visto que la raza, el sexo o la edad tengan una predisposición clara. Puedes encontrar estudios que digan que sí y otros que digan que no, así que no hay resultados concluyentes en ese sentido. Lo que sí es muy importante es cómo se ha construido el vínculo con los tutores y cómo se ha realizado el destete de la madre. En realidad, es más lo que nosotros podemos hacer mal lo que puede generar ansiedad por separación en un perro. Influye tanto el tipo de apego del animal como la forma en que fue destetado y cómo se ha vinculado con las personas con las que convive.
Por tanto, es clave enseñar a nuestra mascota a quedarse solo progresivamente.
Otro punto muy importante es si le hemos enseñado —o no— a quedarse solo de forma progresiva. El perro es una especie social, por lo que siempre va a preferir estar acompañado. Es verdad que algunos están perfectamente bien solos, pero, en general, como especie, no es algo que prefieran de manera natural. Lo que sí podemos hacer es habituarlos de forma progresiva a la separación, ya sea de cachorros o desde el primer día si los adoptamos de adultos.
Muchas personas se cogen vacaciones para dedicar tiempo a la mascota recién adoptada, lo cual es maravilloso, pero no todo el mundo cae en la importancia de introducir separaciones graduales. A veces pasan de estar juntos 24/7 a que, de un día para otro, el tutor vuelve al trabajo y se ausenta 8 o 10 horas. Y la mascota tiene que asumir ese cambio brusco.
Si hablamos de una ansiedad por separación verdadera, los juguetes o estímulos no van a servir como distracción
¿Qué ocurre en los casos en los que un perro nunca ha aprendido a estar solo y, de repente, su vida cambia por completo?
Esto pasa mucho con personas mayores: un perro que ha pasado toda su vida con alguien que nunca se separa de él y, de repente, esa persona fallece, ingresa o entra en una residencia. El perro se reubica en un hogar donde las personas trabajan y, de un día para otro, tiene que quedarse solo cuando nunca antes lo había hecho. Más que predisponer a la ansiedad por separación, lo que ocurre es que le pedimos a una especie social que sepa tolerar una separación brusca sin haber tenido ningún aprendizaje previo.
Aquí es donde entra la prevención: si adoptas un perro (o un gato, aunque en ellos es menos frecuente, pero la ansiedad por separación también está descrita), lo ideal es enseñarle poco a poco a quedarse solo. No podemos pretender que entienda que ayer estabas todo el día en casa y hoy no.
¿Qué comportamientos o señales son más habituales y fáciles de pasar por alto?
Sobre todo, en los perros vemos vocalizaciones, y en los gatos, destrozos y eliminaciones inadecuadas. Luego hay otros signos menos obvios pero detectables, como la hipersalivación, el vómito, la presencia de babas o un olor fuerte, casi siempre causado por jadeos excesivos. También hay señales que pueden observarse cuando estamos en casa, como que no coman ni beban si no hay nadie presente o que, cuando llegamos, se lancen corriendo hacia la comida. Por eso recomendamos colocar cámaras de videovigilancia: permiten detectar lo que no podemos ver directamente y dan pistas sobre una posible ansiedad.
¿Cuáles suelen ser esas pequeñas pistas?
La principal es la deambulación o la deambulación en estrella. Suelen ser perros que se mueven continuamente formando esa silueta; van de la puerta a la ventana, de la ventana al sofá, del sofá a la puerta y de la puerta de nuevo a la ventana. Normalmente, se mueven en sitios que son de “recontacto” con el tutor por sus olores. Y no es algo ocasional, sino perros que pueden pegarse de aquí para allá horas, incluso con hiperventilación o sensación de desasosiego. Por eso es importante la cámara, porque hay señales que no son “físicas”.
¿Hay diferencias entre perros y gatos?
Desde luego. El gato es un animal social facultativo; no necesita otros individuos para su supervivencia, pero es capaz de vivir en grupo. Ellos viven la relación se vive desde otro punto, y su manifestación no es tan intensa como en el caso de los perros. Sus vocalizaciones no son tan sonoras, aunque sí podemos encontrar más eliminaciones inadecuadas debido al estrés. El enfoque es diferente, aunque la prevención y actuación debe ser la misma.
¿Qué tipo de juguetes, estímulos o rutinas pueden ayudar a distraer y calmar a la mascota?
Si hablamos de una ansiedad por separación verdadera, los juguetes o estímulos no van a servir como distracción. En ese estado de ansiedad, el animal no quiere comer ni jugar. De hecho, las conductas que indican bienestar —como el juego o el acicalamiento— desaparecen. Por eso es muy habitual que les dejemos un juguete dispensador de comida, un puzzle o un juguete de inteligencia, y no lo toquen en ausencia del tutor.
Estos recursos sí son útiles cuando el problema está relacionado con el aburrimiento: por ejemplo, si el perro hace destrozos porque busca comida, juguetes o algo con lo que entretenerse. Pero si existe una ansiedad por separación real, entonces es imprescindible buscar ayuda profesional. Primero hay que entender qué está pasando y, después, aplicar un tratamiento que combine pautas de manejo, modificación de conducta —volver a enseñar al animal a quedarse solo— y, en algunos casos, medicación.
El gato es un animal social facultativo; no necesita otros individuos para su supervivencia, pero es capaz de vivir en grupo
¿Qué papel juegan la rutina, los horarios y la preparación gradual antes de salir de casa?
Su importancia es mayúscula. Las rutinas les ayudan a desarrollar su capacidad de predicción, igual que nos ocurre a nosotros. Ttambién es importante entender que unas rutinas demasiado rígidas pueden ser negativas: el día que se rompen, el perro o el gato puede desubicarse. Yo soy partidaria de rutinas que incluyan señales de predicción. Si te vas al trabajo, avísale de que te marchas; si sales solo un momento, indícale que será una salida corta. Cuando siempre realizas una rutina de salida parecida, el animal ya sabe qué está ocurriendo y se siente más seguro. Y si surge una urgencia, advertirle también le ayuda a comprender.
Una vez que el perro tolera estas separaciones, puedes empezar a hacer salidas reales de casa.
Si tuviera que dar un consejo práctico y sencillo a los dueños para prevenir o manejar la ansiedad por separación, ¿cuál sería?
Si tuviera que dar un consejo práctico y sencillo a los dueños para prevenir o manejar la ansiedad por separación, sería crear un ritual de salida y progresivamente alargarlo. Imagina que pones su camita en un lugar específico, le dejas un juguete o algo que le guste, y le avisas de que te vas. Haces una salida breve y luego regresas. Esto sería más una medida preventiva, para un perro sin problemas, por así decirlo. Incluso, podrías hacer pequeñas separaciones físicas en casa.
Es importante que pueda entretenerse solo.
Sí, porque luego, a medida que se acostumbra, debemos ir progresivamente separándonos un poco más, sin cerrar la puerta al principio, pero eventualmente, cerrar la puerta por un segundo y abrirla, y así sucesivamente. Una vez que el perro tolera estas separaciones, puedes empezar a hacer salidas reales de casa. Para ello, creas un ritual de salida, que no tiene que ser rígido, pero sí consistente. Lo importante es que sea más o menos siempre igual, para que el perro sepa qué esperar. Yo prefiero dar una pequeña advertencia, con gestos o una expresión verbal, como un 'me voy' y un 'aquí te quedas', acompañada de la mano, como señal de que se quede tranquilo. Después, haces tu ritual y lo vas alargando un poco cada vez.