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Santi Rodríguez, actor, 60 años: “Mis perros pueden percibir mi tristeza, pero nada relacionado con la EPOC. En mis días de estrés, ellos vienen y son un bálsamo”

Peludos VIP

El actor disfruta de su familia y sus tres perros, Canuto, Lola y Bimbo, a los que adora y con quienes comparte su día a día en la casa con enorme jardín en la que vive a las afueras de Jaén

El actor con uno de sus compañeros, Bimbo.

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Su papel de El frutero en la mítica serie 7 vidas lo catapultó a la fama. A pesar de dar vida a un personaje machista y sin escrúpulos, Santi Rodríguez se ganó el cariño y el reconocimiento del público. Desde entonces, el actor y cómico ha participado en otras series de televisión, ha hecho sus pinitos en el cine, ha puesto voz a un personaje en Buscando a Nemo, ha sido colaborador radiofónico y jurado en programas como Tú sí que vales y Por arte de magia.

Una trayectoria muy versátil que ha permitido al jienense seguir disfrutando de la interpretación. El humorista continúa haciendo teatro —en Barcelona, con la obra Como en la casa de uno... en ningún sitio y, en Madrid, protagoniza el monólogo ¿Nos damos un viaje?— y colabora con el exitoso magacín divulgativo Aquí la Tierra (La 1). Un trabajo que le aporta satisfacción y flexibilidad para poder disfrutar de su familia y sus tres perros, Canuto, Lola y Bimbo, a los que adora y con quienes comparte su día a día en la casa con enorme jardín en la que vive a las afueras de Jaén. Él mismo se define como un ejemplo de persona que quiere a sus animales. Lo llamo por teléfono y su perra Lola, de 4 años, no le quita el ojo de encima. De hecho, se levanta y se sienta en el regazo de Santi, como si quisiera controlar la entrevista. A mitad de nuestra conversación, Santi le dice que me salude. Os cuento si lo hace más adelante.

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Afirmas ser un ejemplo de persona que quiere a sus animales.

Sí. Siento un gran amor y compromiso por mis perros. Ahora tengo tres, pero anteriormente tuve otro que murió y me dejó muy triste. En ese momento, un amigo mío tuvo una camada muy grande y le dije que quería quedarme un perrito. Canuto va a cumplir 16 años, ya está muy mayorcete, oye poquito y tiene la vista fatal.

¿Canuto? Su nombre puede dar pie a muchas interpretaciones.

Ja, ja, ja, sí. Eso me dice todo el mundo, pero nada que ver. Te cuento: hace muchos años había una serie de dos perros que eran padre e hijo y se llamaban Canuto y Canito. Yo la veía de pequeño, me gustaba mucho, y de ahí el nombre.

Tus otros dos perros también tienen nombres atípicos.

Sí. Años después de Canuto llegó Lola, una perra que regalaron a mi hija. Me la dejaron un fin de semana, estando muy malita, porque tenía muchos parásitos por dentro. Aunque el veterinario nos alertó de que quizás no sobrevivía, la desparasitamos y la tuve en brazos literalmente todo el fin de semana. Dormía conmigo en el sillón y aquí está, vivita y coleando. Lola es bajita y alargada, y lista como ella sola. Y el tercer perro es Bimbo, un cachorrito de menos de un año, un cruce de pastor alemán y podenco, al que hemos bautizado así porque a mi mujer le gusta mucho la marca Bimba y Lola. Y al ser macho, pues Bimbo.

El veterinario nos alertó de que Lola quizás no sobreviviría, la tuve en brazos literalmente todo el fin de semana

Santi RodríguezActor

Tengo entendido que llegó a ti en malas condiciones.

Exacto. Lo encontré en la carretera, ya que se había escapado de casa de sus dueños. Bimbo tenía muy mal aspecto y casi no podía caminar. Lo cogí, lo llevé al veterinario e incluso llegué a conocer a sus anteriores dueños. Estos me dijeron que iban a darlo a una protectora, porque ya tenían muchos perros, y yo quise quedármelo. ¡Y también tenemos en casa un pez que mi hija trajo de Francia, llamado Antoine, ja, ja, ja! Nos dijeron que duraría un año, y ya tiene 3.

Dicen que los perros se parecen a sus dueños. ¿Qué tienen los tuyos de ti?

Mucha alegría, y son muy cariñosos. Yo intento repartir cariño entre todos, y a ellos les pasa igual. Aunque son perros, y por instinto ladran, intento que sea algo asumible y razonable para que no molesten al resto de vecinos de la urbanización.

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No parece fácil que unos ladridos puedan “ser razonables”.

Ja, ja, ja. Les hablo y les digo que los vecinos son amigos, llevo siempre mi botellita y mis bolsitas de plástico, soy muy cívico e intento educarlos a ellos también, sin olvidar que son perros. Y son lo más maravilloso del mundo. ¡Cuánta alegría y lecciones me han dado!

Hablando de lecciones, ¿qué has aprendido de ellos?

Me demuestran cada minuto amor infinito. Mis tres perros viven pendientes de mí, e incluso de mi estado de ánimo. Es muy curioso: cuando estoy enfadado o contrariado, ellos ni se acercan. En cambio, cuando me ven contento, lo notan. Conocen perfectamente mi estado de ánimo.

No los he subido nunca al escenario, sería sacarlos de su hábitat y no sé si se sentirían cómodos

Santi RodríguezActor

Como actor, ¿alguno de tus perros tiene madera de artista?

Un poco sí, ja, ja, ja. Lola es muy zalamera y, cuando estoy cocinando, me pone la cara para que le dé comida que estoy preparando para mí. Yo le doy pienso, pero ella me pone una cara de penita, como si llevara tres días sin comer, que hace que no pueda resistirme y no me queda más remedio que darle de mi comida.

Podemos decir que te tiene dominado.

Ja, ja, ja. Totalmente, y yo, encantado.

¿Los has subido alguna vez al escenario?

No. Sería sacarlos de su hábitat y no sé si se sentirían cómodos. Eso sí, este invierno tengo pensado llevarlos a la playa. En casa tenemos piscina, pero no han visto el mar todavía. Bimbo y Lola no son mucho de agua y, en cambio, Canuto, con lo mayor que es, la disfruta más. Veremos en la playa.

Lola es una perra “zalamera”, como define su tutor. 

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Cuando miras a tus tres perros a los ojos, ¿qué ves?

La bondad y la amistad que nos une. ¡Voy a ver si Lola te saluda!

[Santi insiste a su perra un par de veces, aunque, de entrada, Lola no está por la labor. A la tercera, va la vencida. Lola me lanza un par de ladridos a través del auricular que yo interpreto como un saludo.]

Aunque se te cae la baba con ellos, seguro que también hay algo que no soportas. ¡Cuéntamelo!

Bimbo me está destrozando el jardín. Lo ha reventado completamente. Aun así, es un bebé y ni siquiera tiene ni todos los dientes, y soy consciente de que hay que educarlo en que eso no puede hacerse. Es cuestión de paciencia. Estoy seguro de que será muy buen perro.

¿Les hablas como si fueran personas o les cuenta cosas?

Sí. Muchas veces. Me entienden por el tono que hago. Por ejemplo, cuando les digo que necesito estar solo, salen fuera de casa. Son maravillosos.

Además de EPOC, he sufrido un infarto y tengo otros problemas de salud, pero no me afectan anímicamente; mis perros pueden percibir mi tristeza, pero nada relacionado con la enfermedad

Santi RodríguezActor

¿Has llorado alguna vez por ellos?

Sí. Por el primer perro que tuvimos, un caniche llamado Nano, que estuvo 12 años con nosotros. Se contagió de leishmaniosis y, durante 3 años, estuvimos salvándolo. Empeoró, casi no veía y un día, volviendo a casa con él, se murió en mis brazos. Fue durísimo.

Hace poco confesaste padecer EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). En los momentos de bajón físico o emocional, ¿sientes el apoyo de tus peludos?

Además de EPOC, he sufrido un infarto y tengo otros problemas de salud, pero no me afectan anímicamente. No permito que me provoquen altibajos. Tomo la medicación que me corresponde, y eso no impide que muchos días, como hoy, corra 8 kilómetros y vaya al gimnasio. Mis perros pueden percibir mi tristeza, pero nada relacionado con la EPOC. En mis días de estrés, ellos vienen y son un bálsamo.

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Si pudieras hablarles, ¿qué les dirías?

Que muchas gracias por su amistad, su cariño y por estar a mi lado de manera incondicional. No hay nada comparable. A veces veo gente que mira a quienes tenemos perros como con rareza o nos dicen que son una obligación, pero para mí es una suerte disfrutar de ellos. El otro día vino un amigo a arreglarme un cable que se había cargado Bimbo, y me dijo que eso me pasaba por tener animales. Yo le dije que sí, pero que la balanza estaba muy a favor de ellos, y que el cable se podía reparar. Mis perros me dan tantas cosas buenas, que me compensa.

¿Y qué te dirían ellos a ti?

Que me quieren mucho. Estoy convencido. De hecho, Lola sigue viva porque yo estuve dos días entregado a ella. Seguramente, me quieren más de lo que yo imagino.