La primera multa por exceso de velocidad de la historia: 13 km/h y una sanción equivalente a 70 euros de hoy
Historia del motor
Ocurrió a finales del siglo XIX y el conductor fue perseguido por un policía en bicicleta
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Actualmente, el límite máximo de velocidad está fijado en 120 km/h en autopista. Cuesta imaginar una época en la que esta cifra ni tan siquiera se considerase. A finales del siglo XIX, cuando la industria automotriz todavía estaba naciendo, se establecieron valores muy por debajo de los actuales y la regulación se iba adaptando a las circunstancias, según el lugar. En este contexto, cabe preguntarse cuál fue la primera multa de la historia por exceso de velocidad.
Sucedió el 28 de enero de 1896, en Inglaterra, y, según informa el blog del RACC, el infractor tuvo que pagar un chelín, que actualmente equivaldría a unas 60 libras, es decir, unos 70 euros. Su nombre era Walter Arnold y conducía un Karl Benz a 8 millas por hora (13 km/h), cuando el máximo permitido era de 2 millas por hora (3 km/h). No obstante, pese a lo que pueda parecer, la normativa del tráfico cuenta con una tradición milenaria. Su origen, como recuerda Miratusmultas.com, se sitúa en normas como la romana Lex lulia Municipalis (año 45 a.C), que regulaba la circulación de carros dentro de la urbe.
“El cumplimiento de los límites de velocidad no es solo una obligación legal, sino también una responsabilidad moral que contribuye al bienestar de todos los usuarios que comparten la vía. Es importante recordar que en la carretera no estamos solos”, afirma Francisco José Ruiz Boada, Subdirector General de Gestión de la Movilidad y Tecnología de la DGT, en declaraciones recogidas por este mismo organismo.
Según el medio británico Historic UK, “fue perseguido durante 8 km por un policía en bicicleta”, que le obligó a detenerse
Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que la normativa viaria haya ido evolucionando para adecuarse a los avances en materia automovilística. No obstante, según los datos de la DGT, en 2024, “los radares captaron a más de mil cien conductores que circulaban a velocidades superiores a los 80 km/h sobre el límite legal establecido en vías interurbanas y una parte importante de ellos fue puesta a disposición judicial”.
Lejos quedan ahora los 13 km/h a los que Walter Arnold circulaba por el condado de Kent con su vehículo motorizado. Según el medio británico Historic UK, “fue perseguido durante 8 km por un policía en bicicleta”, que le obligó a detenerse. Además, Walter Arnold no era un automovilista cualquiera, sino que tuvo uno de los primeros concesionarios del país y trabajó como proveedor local de vehículos Benz. El asunto se quedó en aquel momento como una peculiar anécdota del amanecer legislativo sobre los límites de velocidad.
El primer Código de Circulación en España

Pocos años después, se establecieron en España las primeras normas. En 1900, se aprobó el Reglamento para el Servicio de Coches Automóviles por las Carreteras del Estado, que definía lo que se entendía por un automóvil; y en 1934 se publicó oficialmente el Código de Circulación. Aquel texto inicial, que serviría de base para toda la legislación posterior en la materia, establecía límites de velocidad únicamente para los vehículos de carga, en función de su peso. En aquel momento, los coches privados eran todavía escasos y no estaban incluidos.
El siguiente paso llegó en los años 70, con la dictadura franquista. En plena crisis del petróleo y con el objetivo de ahorrar combustible, se permitía ir en las autopistas a 130 km/h. Claro que aquello duró muy poco y, solo unos años después, el número se rebajó a 100 km/h. Fue en 1992 cuando se determinó que el límite en autopistas y autovías sería de 120 km/h.