Joan Ramon Morante, catedrático y director del Institut de Recerca de l’Energia de Catalunya: “Los coches eléctricos con baterías modernas tienen menos riesgo de incendio que los de combustión”
Mitos y realidades
Los incendios de vehículos eléctricos son menos frecuentes que en los coches tradicionales pero tardan más en extinguirse
“Sabemos que la mayoría de los fallos de las baterías de los coches eléctricos se pueden solucionar”: un estudio revela que repararlas es más barato y sostenible que reemplazarlas

Joan Ramon Morante, director del Institut de Recerca de l'Energia de Catalanya (IREC), segura que la probabilidad de que un coche eléctrico se incendio es menor que la de un automóvil tradicional
Últimamente, los incendios de diversos coches eléctricos han disparado las alarmas. Casos aislados en Madrid y Calpe (Alicante) han generado titulares y vídeos virales, e incluso algunos aparcamientos públicos de la capital española prohíben la entrada de vehículos eléctricos. La propagación de estas noticias por las redes sociales no ha hecho más que alimentar la idea de que los coches eléctricos son más inflamables que los de combustión, pero esa percepción, por extendida que esté, no se corresponde con los datos ni con el funcionamiento real de estos vehículos.
Esto es lo que rebate con claridad Joan Ramon Morante, catedrático en electrónica y física de semiconductores y director del Institut de Recerca de l’Energia de Catalunya (IREC), donde lidera la investigación en materiales avanzados y almacenamiento energético. Su respuesta, directa, desmonta alguno de los mitos más extendidos sobre los vehículos eléctricos. “Las baterías son seguras, no cabe la menor duda”, afirma con rotundidad.

“Un coche de combustión tiene más probabilidades de incendiarse, sobre todo si hay una fuga de carburante tras un impacto. Ahí lo que arde es el propio combustible. En cambio, en un coche eléctrico no hay nada inflamable en el motor porque está hecho de cobre y el cobre no arde”, añade Morante. El ingeniero subraya que el riesgo principal no está en el motor, sino en otros componentes que, en el caso de los eléctricos, están mejor controlados
Una fuga de carburante tras un impacto es mucho más peligrosa que una batería bien gestionada
“El único elemento que podría originar un incendio es la batería, pero solo en casos muy concretos,” explica Morante. “A diferencia de la gasolina o el diésel, una batería no contiene sustancias inflamables como tal”. Sin embargo, añade, “si alguna de las miles de celdas que la forman sufre un fallo químico grave, puede liberar gases combustibles como el hidrógeno. Y eso, bajo ciertas condiciones, sí podría provocar un incendio”.

“Pero para que esto suceda no basta con que la batería se caliente,” aclara. “Es necesario un fallo químico interno que altere la estabilidad de las celdas, lo que es poco frecuente gracias a los sistemas de control modernos que incorporan”.
El riesgo de incendio en un coche eléctrico es bajo y la tecnología actual lo reduce aún más
Morante advierte que cuando una batería se incendia el fuego es especialmente difícil de apagar con métodos convencionales. “Ni el agua ni los extintores habituales suelen ser efectivos y de hecho pueden agravar la situación”. Por eso estos incendios suelen ser más espectaculares y prolongados, como hemos visto en los cargueros que transportaban coches eléctricos y se incendiaron en alta mar.
Pero Morante enfatiza que la probabilidad de que se produzca un incendio en un vehículo eléctrico es muy inferior a la de un coche de combustión. “El riesgo real está en el combustible líquido, no en las baterías”, recalca para desmentir uno de los mitos más extendidos en torno a los vehículos sin emisiones.
Actualmente, las baterías incluyen sofisticados sistemas electrónicos y software, incluso inteligencia artificial, que monitorizan continuamente el estado de cada celda para detectar anomalías y prevenir cualquier fallo grave antes de que se desarrolle. “Además, la tecnología de las baterías ha avanzado mucho en la última década. Los nuevos diseños y materiales minimizan la posibilidad de fallos y mejoran la seguridad térmica y química”, apunta Joan Ramon Morante para subrayar la importancia de estos avances en la seguridad de los vehículos eléctricos y zanjar una de las principales polémicas que rodean a esta tecnología.