Actualidad

Anna Sólyom, terapeuta y escritora: “La autorregulación permite saber cuándo la tensión impide concentrarnos; si esto nos pasa al volante, lo mejor es no conducir porque podemos tener un accidente”

VIP sobre ruedas 

La autora del libro 'El perro que seguía las estrellas' confiesa que le gusta más ir de piloto que de copiloto: “A veces, en el coche, somos tres conductores: uno al volante y otros dos que estamos igualmente atentos”

Anna Sólyom acaba de publicar la novela 'El perro que seguía las estrellas'

Anna Sólyom acaba de publicar la novela 'El perro que seguía las estrellas'

Anna Sólyom (Budapest, 1981) es una terapeuta y escritora cuya vida ha estado siempre marcada por el viaje, no solo en el sentido físico, sino también emocional y personal. Nacida en Hungría y radicada en Barcelona, su escritura refleja esa constante búsqueda de conexión y transformación. En su última novela, El perro que seguía las estrellas, narra la historia de Roshi, un perro que emprende un largo viaje a través de Estados Unidos, algo que no solo es un relato de aventuras, sino una reflexión sobre la resiliencia, la empatía y los lazos invisibles que nos unen.

Hoy exploramos con Anna su relación con los viajes, tanto los que ha hecho al volante como aquellos que han marcado su vida y obra. Desde sus primeros recuerdos viajando en coche hasta su visión de la movilidad como una herramienta de autodescubrimiento, veremos cómo cada trayecto ha influido en su manera de escribir y de entender el mundo.

Anna, ¿recuerdas el primer viaje largo que hiciste al volante?

Me acababa de sacar el carné de conducir, algo que hice relativamente tarde, a los 35 años. Ese primer viaje fue un auténtico desafío porque, después de dos horas conduciendo, sentí que ya no podía más y que había llegado al límite. Fuimos a la Costa Brava, cerca de Barcelona, y al llegar a Figueres estaba completamente agotada.

¿Por qué esperaste hasta los 35?

Nací en Hungría y empecé a aprender a los 18 o 19 años, pero lo dejé a medias porque no tenía un buen instructor y, en ese momento, no lo veía necesario. Con el tiempo me di cuenta de que sí lo quería, porque me daría mucha libertad. Así que decidí retomarlo y, finalmente, lo conseguí.

Anna Sólyom conduce un Toyota Yaris Cross 
Anna Sólyom conduce un Toyota Yaris Cross 

Como terapeuta y escritora, ¿de qué forma influye conducir en tu proceso creativo? ¿El coche es un espacio de inspiración o de desconexión?

Para mí, conducir es casi un espacio de meditación: un momento para relajar la mente, pero sin perder la concentración. En la carretera necesitas estar completamente presente, porque si no, las consecuencias pueden ser graves. Disfruto de ambos aspectos: relajarme mientras escucho música o audiolibros y, al mismo tiempo, estar atenta al momento. Hoy los trayectos en coche pueden variar mucho, desde un par de horas hasta siete, como de Barcelona a Madrid, y todavía se pueden hacer sin problema.

En El perro que seguía las estrellas, Roshi recorre miles de kilómetros. ¿Has experimentado alguna vez esa sensación de perderte en el camino y encontrar algo inesperado?

Sí, muchas veces, sobre todo de forma metafórica, he sentido esa sensación de desesperación. Creo que todos pasamos por momentos en los que no sabemos qué hacer ni hacia dónde ir. Nos preguntamos dónde nos gustaría estar y cómo llegar allí. A veces estamos tan perdidos que no sabemos ni qué camino tomar. Pero las cosas inesperadas, como un amigo que aparece en el momento justo o un apoyo que no esperábamos, incluso un descanso forzado por una enfermedad o una situación difícil, nos ayudan a recapitular. Nos hacen detenernos y reflexionar sobre hacia dónde vamos, por qué estamos aquí y de dónde venimos. Eso también es importante.

La autorregulación permite saber cuándo la tensión impide concentrarnos; si esto nos pasa al volante, lo mejor es no conducir porque podemos tener un accidente”

Anna Sólyom

Anna Sólyom

Terapeuta y escritora

¿Eres mejor piloto o copiloto?

Mejor piloto, porque entonces soy quien tiene el control. Cuando no conduzco, a veces no puedo evitar comentar sobre lo que está pasando. Es curioso, porque en el coche a veces somos tres “conductores”: dos no estamos al volante, pero estamos igual de atentos. Eso crea una dinámica interesante, ya que la concentración no es solo del que está al volante, sino de todos los que viajan en el vehículo.

¿Tu formación filosófica influye en tu manera de enfocar los viajes?

No. En esos momentos estoy en la mente práctica.

En tus terapias utilizas técnicas como la Indagación Compasiva, planteas ejercicios de liberación de tensión… ¿Hasta qué punto es necesario aplicar estos principios cuando circulamos?

Hoy en día, cuando estamos más tensos, es más fácil que nuestra atención se desvíe y no permanezcamos en el momento presente. Una palabra clave en estos casos es la autorregulación, es decir, ser conscientes de cuándo la tensión nos impide concentrarnos. Si eso ocurre, lo mejor es no conducir, porque si no estamos completamente enfocados, corremos el riesgo de poner en peligro tanto nuestra seguridad como la de los demás y tener un accidente por un lapso de atención.

Anna Sólyom es una gran viajera y ha estado en numerosos lugares del mundo  
Anna Sólyom es una gran viajera y ha estado en numerosos lugares del mundo  

¿Alguna vez la mala actitud de otros conductores pone a prueba estos principios?

Claro que sí. Todos los que conducimos sabemos cómo es cuando alguien no pone el intermitente pero quiere que le cedas el paso, o cuando piensa que su coche va a caber en un espacio que claramente es demasiado pequeño. Esas situaciones nos ponen a prueba, porque la falta de consideración al volante puede generar bastante tensión.

Roshi se encuentra con diferentes situaciones adversas y muestra cómo el amor y la bondad pueden transformar vidas y ofrecer esperanza. ¿Te has enfrentado a situaciones similares, viajando o conduciendo?

Sí. Hay pequeños actos de cariño y apoyo que tal vez no recordamos de manera significativa, pero que tienen su importancia. Yo valoro mucho el cariño que a veces recibo de personas desconocidas cuando viajo por otros países o incluso cuando estoy en mi ciudad, Barcelona. A veces alguien te ofrece un pañuelo cuando lo necesitas, o te ayuda con direcciones cuando te has perdido. Son gestos de amabilidad que, como viajeros, conocemos bien. Encontrar a alguien que habla tu idioma y te ayuda a comunicarte es un regalo.

¿Prefieres conducir por carreteras conocidas o te atrae la aventura de explorar rutas desconocidas?

Los dos. Me gusta explorar.

¿Qué coche tienes?

Un Toyota Yaris Cross.

Cuando alquilamos coches, aprovecho para probar diferentes modelos y anoto lo que más me gusta y lo que menos me convence”

Anna Sólyom

Anna Sólyom

Terapeuta y escritora

¿Hay algún modelo que te apasione?

Tengo una lista. Cuando viajamos y alquilamos coches, aprovecho para probar diferentes modelos y anotar lo que más me gusta y lo que menos me convence. Para viajes de montaña, cualquier Jeep es ideal por su tracción a las cuatro ruedas. En Islandia, por ejemplo, hay vehículos que permiten ir a las montañas o cruzar ríos, y eso me encanta. Ese tipo de aventura lo disfruto mucho.

¿Hasta qué punto son importantes la música y el silencio durante tus trayectos?

Solo cuando necesito encontrar un lugar y estoy en caminos desconocidos, prefiero conducir en silencio. Me ayuda a concentrarme mejor y a encontrar las direcciones con más facilidad.

La última publicación de Anna Sólyom es una novela titualda 'El perro que seguía las estrellas'
La última publicación de Anna Sólyom es una novela titualda 'El perro que seguía las estrellas'Anna Sólyom

Tu novela, El perro que seguía a las estrellas, está inspirada en una historia real. ¿Cómo la descubriste?

En 2019 decidí escribir sobre perros, porque me encantan los animales. Encontré una historia fascinante sobre un perro llamado Billy, que en 1924 se perdió en Estados Unidos y recorrió más de 5.000 kilómetros en seis meses para encontrar a sus dueños. Me pareció un homenaje precioso a la relación entre personas y animales, y a la importancia cómo nos apoyamos mutuamente en la vida.

En la novela, Roshi recorre dos rutas: una física, por los lugares que atraviesa, y otra emocional, a través de las personas que encuentra en el camino. Ambas están conectadas. También su dueña, Ingrid, de 72 años, recorre su propio camino. Al perder a su perro, inicia un duelo que había evitado. Vive un proceso de reencuentro consigo misma, superando la depresión y las tragedias que la vida le ha impuesto.

Por otro lado, el perro hace un viaje físico para encontrar a su dueña, pero también uno emocional. Va forjando amistades, encontrando personas que lo ayudan, porque necesita comer y los perros siempre se acercan a los humanos en busca de alimento. Los animales nos marcan la vida de una manera única, regalándonos experiencias y enseñanzas. En este viaje metafórico, Roshi, cuyo nombre en japonés significa maestro, se convierte en ese ser que viaja y ofrece lecciones a quienes lo acogen, a cambio de un lugar donde dormir y comida. Reparte cariño y, a través de su manera de ser, demuestra que, juntos, podemos superar cualquier adversidad.

¿Qué tenéis en común, Roshi y tú?

Nos gusta jugar, disfrutar de la compañía de amigos y descubrir nuevos paisajes.

Los animales son parte de la familia y, por eso, viajamos con ellos; muchas veces nos ayudan a evitar la ansiedad y no hacen sentir mejor”

Anna Sólyom

Anna Sólyom

Terapeuta y escritora

¿Qué lecciones de vida has aprendido durante tus viajes que has querido transmitir a través de Roshi?

Que la vida en sí es un viaje inesperado. Cuanto mejor nos adaptemos a las situaciones imprevistas, mejor podremos vivir. Para eso es importante desarrollar flexibilidad y dejar atrás las ideas rígidas sobre cómo queremos que sean las cosas, porque la realidad muchas veces es diferente a lo que esperamos. El cambio es constante, y aceptar eso nos ayuda a dejar de sufrir por lo que no podemos controlar.

También he aprendido que las relaciones son esenciales. No estamos solos, aunque a veces la mente nos haga sentir que sí. Pedir ayuda es necesario, aunque nos cueste. No debemos sufrir solas cuando ya no podemos más.

El mensaje más importante es que todos formamos parte de lo mismo: humanos, animales, la tierra, la naturaleza. Entenderlo nos ayuda a sentirnos conectados y apoyados en este viaje.

Anna, ¿cómo influye tu origen húngaro y tu residencia en Barcelona en tu visión del mundo y en tus relatos?

Creo, y espero que sea así, que me ha dado una visión más abierta e internacional, fruto de los viajes que he hecho, tanto en el pasado como ahora que he adquirido en los viajes pasados y presentes. Quizás eso también me ayuda a matizar mejor las relaciones humanas, aunque, sinceramente, no lo sé con certeza. A veces, estas cosas se ven más claras desde fuera que desde dentro.

Anna Sólyom, terapeuta psicocorporal, licenciada en Filosofía y autora de best sellers internacionales como 'Neko Café' y el ensayo 'Reconecta con tu cuerpo'
Anna Sólyom, terapeuta psicocorporal, licenciada en Filosofía y autora de best sellers internacionales como 'Neko Café' y el ensayo 'Reconecta con tu cuerpo'Cristina Martín

¿En qué lugar dices “estoy en casa”?

Mi casa es Barcelona, aquella en la que están mi gatito y mi pareja. Llevo más de una década viviendo aquí, y es donde vuelvo para descansar.

Teniendo en cuenta tus orígenes, si quiero visitar Hungría, ¿qué ruta me recomiendas y qué es lo que no me puedo perder?

Depende del tiempo disponible, porque aunque Hungría es un país pequeño, ofrece mucho. Si vienes en coche o llegas desde Budapest, hay muchas opciones. En tres días puedes disfrutar de un fin de semana largo increíble en la ciudad. Si te gustan los baños termales, te recomendaría visitarlos porque son excelentes. Los hay en todo el país, no solo en la capital, y algunos alcanzan temperaturas de 36 grados o más. Es una experiencia especial bañarse sin pasar frío. También hay muchos sitios hermosos para explorar, como cuevas y sistemas de cavernas, que atraen a muchos visitantes. Sin embargo, si quieres hacer montañismo, Hungría no es el destino ideal porque es un país plano.

¿Alguna vez has sentido que un viaje te ha cambiado la vida?

Siempre, ya sea un buen viaje o uno malo, cada experiencia aporta algo. Cuando viajamos dejamos atrás la rutina y eso nos permite encontrarnos con nosotros mismos de formas muy distintas. En el día a día solemos estar en piloto automático, pero al viajar, todo cambia. Es un poco como comentaba antes con la acción de conducir: necesitas estar presente. Viajar ofrece esa misma oportunidad de estar en el momento y sentirte más viva. Cada viaje me transforma de alguna manera. No podría elegir uno solo, porque siempre viajo con el corazón abierto, dispuesta a lo que venga.

En en Santiago de Chile viví una experiencia complicada: me robaron y perdí todos mis documentos, incluido el pasaporte”

Anna Sólyom

Anna Sólyom

Terapeuta y escritora

Aunque seguramente habrá varios, ¿qué lugares tienes pendientes?

Me atrae mucho Asia, especialmente Japón. Este año tuve la suerte de visitar Hong Kong y me enamoré del lugar. Así que me gustaría seguir explorando el este del mundo.

¿Cuál ha sido tu peor experiencia viajando? Esa en la que realmente lo pasaste mal.

Pasé un año en Santiago de Chile y, lamentablemente, allí viví una experiencia complicada: me robaron y perdí todos mis documentos, incluido el pasaporte. Sé que eso puede pasar en cualquier parte del mundo, pero en ese momento lo pasé muy mal. Tuve que quedarme más de medio año en Santiago y gestionar todo con el consulado húngaro para conseguir un pasaporte nuevo. Fue duro, aunque al final se convirtió en una experiencia valiosa, incluso interesante, vista con perspectiva.

Anna Sólyom asegura que los animales muchas veces nos ayudan a evitar la ansiedad y hacen que nos sintamos mejor
Anna Sólyom asegura que los animales muchas veces nos ayudan a evitar la ansiedad y hacen que nos sintamos mejor

Viaje al centro de la tierra, 20.000 leguas de viaje submarino, Ready Player One, Siddhartha, El código Da Vinci… ¿De qué libro que incluye grandes aventuras viajando te gustaría ser la protagonista?

El Señor de los Anillos.

¿Tienes alguna rutina o ritual antes de emprender un viaje largo? ¿Eres supersticiosa?

No soy supersticiosa, pero suelo hacer las maletas primero en mi cabeza, con una lista mental. Luego preparo la maleta a mano, normalmente el mismo día o la noche anterior. Me gusta improvisar, así que suelo planear poco. Sin embargo, cuando voy a otro continente, sí dedico más tiempo a planificar: consulto el clima, reviso si necesito vacunas y me informo bien antes de partir.

¿Qué te aporta viajar con animales, como lo hace Ingrid con Roshi en tu novela?

Viajar con un animal es distinto a hacerlo con una persona. Con los niños, les enseñamos nuestro mundo y disfrutamos viendo cómo descubren las cosas por primera vez. Los animales, en cambio, entienden mucho menos de lo que ocurre a su alrededor, pero aun así son compañeros de viaje muy especiales.

En el caso de Ingrid, ella nunca se ha separado de Roshi en los tres años que llevan juntos. Los animales muchas veces nos ayudan a evitar la ansiedad y hacen que nos sintamos mejor. En Estados Unidos, por ejemplo, existen los animales de acompañamiento emocional, que pueden entrar en hospitales o en lugares donde normalmente no se permite el acceso a otros animales. Son parte de la familia y, por eso, muchas veces decidimos viajar con ellos.

¿Tu plan para hoy?

Para hoy, tengo programada una grabación de podcast y por la tarde recibiré a clientes en mi consulta.

Hablar con Anna y apreciar su visión del mundo, marcada por su origen húngaro y su residencia en Barcelona, resulta muy estimulante. En El perro que seguía las estrellas, Roshi no solo va en busca de su hogar, sino que muestra la profunda conexión que los viajes pueden ofrecer. La escritora nos invita a ver cada trayecto como una oportunidad de aprendizaje y transformación. Su enfoque terapéutico enriquece su narrativa, haciendo de cada viaje una lección de vida. Es un recordatorio de que, al igual que Roshi, todos estamos en un viaje constante hacia nuestro propio entendimiento y conexión con el mundo que nos rodea.

Etiquetas