Nandu Jubany, cocinero, 54 años: “Cuando voy al Dakar mi camión siempre va bien cargado de queso, huevos y embutido, voy a pasármelo bien, no renuncio a la comida”
VIP sobre ruedas
El prestigioso chef combina su pasión por la alta cocina con la adrenalina de los rallies y el Dakar

Nandu Jubany, chef con estrella Michelin y piloto en el Dakar, combina la pasión por la cocina con la velocidad en el desierto

En un momento de la conversación con Nandu Jubany surge la duda de si a la vista de su pasión por las carreras se ha perdido un piloto a cambio de ganar un cocinero de prestigio mundial y para ser sinceros hasta el propio Nandu ha dudado en la respuesta. Al final tengo la impresión de que se siente muy cómodo en ambas porque en ambas busca lo mismo: la excelencia. Jubany te habla de su pasión por el motor con la misma intensidad con la que lo hace de sus famosos “canelons” y transmite la misma sensación de victoria ante un pódium que ante el disfrute de un comensal.
Siempre he pensado que la meticulosidad y orden que os caracteriza a los cocineros ayuda mucho a la hora de plantearse una carrera o incluso un viaje largo por carretera...
Creo que sí, que es verdad que una cocina profesional y una carrera se parecen muchísimo. En ambas se busca la excelencia, ha de haber metodología, preparación, hay que tomar decisiones previas y sobre todo has de rodearte de un equipo que vaya a una contigo y trabaje perfectamente coordinado para llegar al objetivo. En las carreras es ir deprisa y en la cocina brindarle una experiencia inolvidable al comensal con una receta perfecta.

Y del mismo modo que un piloto necesita un buen copiloto para un chef es imprescindible un buen jefe de cocina. ¿Eres más quisquilloso al volante o frente al fogón?
Esta es otra cosa en la que se parecen los dos escenarios, sí, en la necesidad de un buen “copiloto”. Porque en ambos casos hemos de compenetrarnos e ir a una... en el Dakar igual que con mi jefe de cocina en el restaurante hemos de saber lo que estamos pensando solamente con mirarnos. Y la verdad es que soy tozudo y quisquilloso en las dos situaciones. A veces cuando Marc, mi copiloto, no me deja dar más gas en un tramo porque lo conveniente es ser conservador me cabreo igual que cuando en la cocina alguien no ha probado lo que está preparando -que es algo que me saca de quicio- o no busca la excelencia. En las carreras y en mi profesión yo siempre trabajo para el 10, ni para el 7 ni para el 8 y me molesta mucho que no se haga lo mismo. Después las cosas saldrán mejor o peor obviamente pero el trabajo ha se ser siempre de 10, de excelencia.
Dakariano contrastado con pódium y muy pronto también en el Mundial de Rallys... no sé si el mundo ha perdido un piloto o ha ganado un cocinero...
A estas alturas ya no podré saberlo nunca... está claro que la cocina ganó en su momento y muy orgulloso porque soy la tercera generación de cocineros aunque también me gusta pensar que piloto ya lo soy también. Además del Dakar este año, como dices, correré el Rally de Suecia del Mundial con un Skoda y haré el Rally de Marruecos a tope para preparar aún mejor el Dakar. Y correré el “2000 Viratges” que me hace mucha ilusión porque soy de Monistrol de Calders y para mí siempre han sido míticos los tramos de Talamanca, Mura, Pont de Vilomara...
“Prefiero hacer pódium en el Dakar que obtener una segunda estrella Michelin, porque una cosa depende de mí y la otra no está en mis manos, aunque la verdad es que les compro muchos neumáticos para ver si esto ayuda...”
¿Y que le haría más ilusión a Nandu Jubany: conseguir una segunda estrella o repetir pódium en el Dakar?
Si te soy sincero el pódium en el Dakar o hacerlo bien en el rally de Suecia. No es que no valore la segunda estrella -aunque es verdad que con el tiempo ya he relativizado mucho este tema y he aprendido a valorar otras cosas- sino que al final no depende de mi sino del criterio de los señores de Michelin. Yo les compro muchos neumáticos a ver si eso ayuda... pero como te digo, a la hora de conseguir la segunda estrella estás en manos de otros. El pódium, en cambio, sí depende solamente de mí, de mi habilidad y mis decisiones.
De todas maneras y a pesar de la trayectoria en cuatro ruedas tu gran vocación ha sido siempre en realidad la moto...
Sí pero hacerlo bien en el Dakar en moto es muy complicado; mucho más que en coche. Necesitas entrenar mucho más y a una intensidad mucho mayor que requiere también de más dedicación. Con la moto además me he hecho mucho daño y hay que ser consciente de que el físico y la edad no ayudan. Con el coche me lo paso igual de bien y es más ajustado a mi realidad aunque sigo saliendo mucho en moto pero sólo para divertirme, sin competir.

Para muchos pilotos participar en el Dakar representa algo casi espiritual pero tu siempre dices que vas a pasártelo bien...
Por supuesto respeto la mística del Dakar y a quien quiera vivirlo así pero para mí son las vacaciones. Digamos que la familia se va a la playa y yo al rally. Voy a pasarlo bien, a disfrutar, a reencontrarme con amigos y a soñar a lo grande. Insisto que con esto no quiero faltarle el respeto a quien lo vive como una experiencia vital o una prueba personal de crecimiento pero yo lo vivo como unas vacaciones.
Vacaciones en las que, al final, siempre acabas cocinando. El precio del oficio...
Y encantado. Mi camión es siempre refugio de hambrientos... lo llevamos cargado de embutidos, buen queso, huevos... los huevos no pueden faltar porque los huevos fritos y las tortillas son mi plato favorito. Cuando veo a algunos pobrecitos con sus raciones de carrera siempre les digo que se pasen después por el camión... a ver qué se puede hacer. En Arabia Saudí preparé una paella para 100 y debo decir que estaba estupenda. Compramos 4 kilos de langostinos, 8 kg de sepia, un buen sofrito y 10 kg de arroz. ¡Yo al Dakar voy a correr no a pasar hambre! Incluso recuerdo haber comido durante la carrera un muy buen cordero, una buena pasta...
Hago muchos kilómetros al año y me gusta rodar a buen ritmo, pero mi experiencia en el Dakar me ha servido para conducir por la carretera con mucha más seguridad y consciencia del riesgo”
Estos días estamos viviendo el GP de Catalunya ¿han pasado mucho pilotos por tu restaurante? ¿Cuál es tu piloto de referencia y tu chef de referencia?
Con los años han acabado pasando prácticamente todos; los dos Espargaró se han casado en mi casa, Marc Márquez también era habitual, Marc Coma, Toni Bou... a todos les he dado de comer. Como cocinero siempre he tenido especial admiración por Carles Gaig y entre los pilotos, sin duda, Marc Márquez, a quien siempre le he tenido un afecto especial y admirado desde siempre. También por Josep García siento debilidad...
Imagino que por motivos profesionales viajas continuamente por todo el país. ¿Eres de los que se pone al volante o prefieres no conducir y dejarlo para la competición?
¡Qué va! Conduzco muchísimo y me encanta. Hago del orden de 70.000 a 80.000 kilómetros al año... siempre bromeo con que hago cuentakilómetros casi de taxista y además en todo tipo de carretera y condiciones. Desde Andorra a Sotogrande pasando por la Plana de Vic y Formentera. Me gusta rodar deprisa, siempre dentro de la prudencia, porque otra de las cosas importantes que me ha aportado mi experiencia como piloto es que he aprendido a aplicar algunas técnicas de conducción deportiva a la conducción diaria y eso me permite conducir a buen ritmo con más seguridad y con más consciencia del riesgo.