Un cronopio llamado Luis Eduardo Aute

El cantautor ofreció un concierto único en el Arteria Paral·lel para presentar su último trabajo, 'Intemperie'

Luis Eduardo Aute, en una foto de archivo

Luis Eduardo Aute, en una foto de archivo

Propias

Sin demasiados fuegos artificiales, sin una excesiva promoción, Luis Eduardo Aute acudió la noche del jueves al teatro Arteria Paral·lel para presentar su último trabajo, Intemperie . No le hizo falta carteles ni bombos y platillos. Las butacas estaban llenas de incondicionales.

El cantautor salió a escena y, en pocos segundos, se ganó al público - que ya venía entregado de casa- . En catalán, dio la bienvenida y comenzó el repertorio de su nuevo disco con un tema escrito en Grecia justo cuando comenzaron las revueltas. Así, en Atenas en llamas se pregunta en qué se ha convertido Europa y cómo ha despreciado a su propia cuna cultural, "contra un Occidente narciso e insolente/rompiéndose a trizas.../Atenas ardiente/a veces sueña que va a renacer/de sus cenizas".

Aute también tuvo palabras para el movimiento 15-M, al que calificó de esperanzador, e hizo múltiples referencias – en tono jocoso - a la visita a España de Benedicto XVI. El músico dice creer en Dios "porque el sexo existe".

El artista, que la semana que viene cumple 68 años, aseguró que sigue haciendo giras para que se conozcan sus canciones, ya que "no me ponen en la radio ni en la tele, y no puedo competir con Lady Gaga".

Intemperie recoge catorce canciones originales que nos hablan de la sensación de fragilidad. La confusión de los últimos tiempos, la falta de certezas de la sociedad actual, pero también un canto al amor, son algunos de los temas en los que Luis Eduardo Aute vuelve a adentrarse. También hay referencias a pintores como Velásquez, Goya, Picasso o al cineasta Luis Buñuel, al que le dedica – con el ruido de los tambores de fondo - el tema Un perro candaluz.

Uno de los momentos más entrañables de la noche fue cuando Aute cantó – ¡en un perfecto catalán!- Somnis de la plaça Rovira, una canción dedicada a la plaza del barrio de Gràcia donde vivían sus abuelos y en la que pasó un año durante su infancia.

El público pedía más. Y Aute combinaba su nuevo repertorio con las canciones de siempre. Sin tu latido, Las cuatro y diez, o Giraluna – en la que se detuvo para explicar un cuento en el que volvió a elogiar el criterio propio y el librepensamiento – fueron algunas de las más aplaudidas. Con una increíble generosidad, y con la voz ya afectada, cerró un concierto de más de tres horas interpretando Al Alba sin guitarra ni acompañamientos.

En Balada aparte, un tema que ha quedado fuera del disco (pero que forma parte de su conjunto y se puede escuchar en la red) reconoce que se ve como un cronopio, haciendo un guiño a Cortázar. Un cronopio que sigue, por voluntad propia, a la intemperie, "andando en busca de algún espejismo/ por si alguna vez alguno de ellos es el mar/ los hallados hasta ahora sólo han sido abismos/ por los que caí por no adorar ningún altar".

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