Solo alrededor de un tercio de las cuencas fluviales del mundo presentaron en 2024 condiciones normales. El resto registró caudales por encima o por debajo de lo normal, lo que representa el sexto año consecutivo de claro desequilibrio hídrico. Así lo indica el informe sobre el Estado de los Recursos Hídricos Mundiales de la Organización Meteorológica Mundial. En los últimos años, el ciclo hidrológico “cada vez es más errático”.
Las anomalías del tiempo se sucedieron el año pasado. El año 2024 fue el tercer año consecutivo con una pérdida generalizada de glaciares en todas las regiones. Muchas regiones con glaciares de pequeño tamaño ya han alcanzado o están a punto de superar el llamado punto máximo de agua, aquel en el que el derretimiento de un glaciar llega a su máxima escorrentía anual, tras la cual esta disminuye debido a la contracción de los glaciares.
Entre el 28 de octubre y el 4 de noviembre, se produjeron inundaciones catastróficas causadas por lluvias intensas y prolongadas en Valencia. Estas inundaciones causaron al menos 232 víctimas mortales y graves pérdidas económicas, por un total de unos 17.500 millones de euros.
Y, en constrastre, sequías
Mientras tanto, la cuenca del Amazonas y otras partes de Sudamérica, así como el sur de África, sufrieron una grave sequía en 2024. También se observaron condiciones más húmedas de lo normal en África central, occidental y oriental, partes de Asia y Europa Central, según el informe.
“El agua sustenta nuestras sociedades, impulsa nuestras economías y sustenta nuestros ecosistemas. Sin embargo, los recursos hídricos mundiales se encuentran bajo una presión cada vez mayor y, al mismo tiempo, los peligros hídricos más extremos tienen un impacto cada vez mayor en las vidas y los medios de subsistencia”, declaró la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo.

Investigadores del Instituto Mamiraua para el Desarrollo Sostenible recuperan delfines muertos del lago Tefe, afluente del río Solimoes que se ha visto afectado por las altas temperaturas y la sequía en Tefe, en estado de Amazonas (Brasil)
Condiciones climáticas:
El año 2024 fue el más caluroso registrado y comenzó bajo la influencia del fenómeno de El Niño que afectó a las principales cuencas fluviales. Este suceso contribuyó a las sequías registradas en el norte de Sudamérica, la cuenca del Amazonas y el sur de África. Se registraron caudales muy por debajo de lo normal en cuencas fluviales clave del Amazonas, como São Francisco, Paraná y Orinoco en Sudamérica, y las cuencas del Zambeze, Limpopo, Okavango y Orange en el sur de África.
Las precipitaiones, en cambio, fueron superiores al promedio en África central y occidental, la cuenca del lago Victoria en África, Kazajistán y el sur de Rusia, Europa central, Pakistán y el norte de la India, el sur de Irán y el noreste de China.
A la par se produjeron extensas inundaciones en las cuencas de África Occidental (Senegal, Níger, Lago Chad y Volta). El caudal fluvial superó lo normal en Europa Central y partes de Asia, lo que provocó el crecimiento de importantes cuencas, como el Danubio, el Ganges, el Godavari y el Indo.
Dos tercios tienen exceso o defecto de agua
En los últimos seis años, solo alrededor de un tercio de la cuenca hidrográfica mundial tuvo condiciones de caudal normales en comparación con el promedio de 1991-2020. Esto significa que dos tercios tienen exceso o defecto de agua, lo que refleja un ciclo hidrológico cada vez más errático.
Casi la totalidad de los 75 lagos principales seleccionados en todo el mundo registraron temperaturas superiores o muy superiores a lo normal en julio, lo que afectó la calidad del agua.
Los registros de las entradas de agua de los embalses, así como las tendencias de agua acumulada en las aguas subterráneas, la humedad del suelo y la evapotranspiración pusieron de relieve los contrastes regionales, con recarga en zonas más húmedas, como partes de Europa e India, pero déficits persistentes en partes de África, América y Australia.

Un grupo de personas conduce un automóvil y un motociclista empuja su vehículo a través de una carretera inundada debido a las fuertes lluvias en Lahore, en Pakistán, el lunes 8 de septiembre de 2025
La sobreexplotación de los recursos grave problema
La sobreextracción de aguas subterráneas siguió siendo un problema en algunas zonas, lo que redujo la disponibilidad futura de agua para las comunidades y los ecosistemas y agravó aún más los recursos hídricos mundiales.
Solo el 38 % de los pozos (de un total de 37 406 de 47 países que presentaron datos sobre aguas subterráneas) presentaron niveles normales; el resto presentó niveles excesivos o insuficientes.
Subida del nivel mar
Pérdida generalizada de hielo en todas las regiones glaciares
El año 2024 fue el tercer año consecutivo registrado con una pérdida generalizada de hielo en todas las regiones glaciares: se perdieron 450 Gt, el equivalente a un enorme bloque de hielo de 7 kilómetros de alto, 7 km de ancho y 7 km de profundidad, o suficiente agua para llenar 180 millones de piscinas olímpicas. Esta cantidad de agua de deshielo añade aproximadamente 1,2 milímetros al nivel global del mar en un solo año, lo que contribuye al riesgo de inundaciones para cientos de millones de personas que viven en zonas costeras.
Se registró una pérdida récord de masa de hielo en Escandinavia, Svalbard y el norte de Asia, mientras que algunas regiones como el Ártico canadiense y la periferia de Groenlandia experimentaron pérdidas más moderadas. Más cerca de los trópicos, los glaciares colombianos perdieron un 5 % en 2024.x
Y sucesos extremos
Todo ello condujo a sucesos extremos. La zona tropical de África experimentó lluvias inusualmente intensas en 2024, en comparación con sus promedios históricos, lo que provocó aproximadamente 2500 muertes y 4 millones de desplazados. Europa sufrió las inundaciones más extensas desde 2013, y en un tercio de sus redes fluviales superaron los umbrales de inundación. Asia y el Pacífico se vieron azotadas por lluvias récord y ciclones tropicales, que causaron más de 1000 muertes. Brasil experimentó fenómenos extremos simultáneos, con inundaciones catastróficas en el sur del país que se cobraron 183 vidas y la continuación de la sequía de 2023 en la cuenca amazónica, que afectó al 59 % .
El Informe anual sobre el Estado de los Recursos Hídricos Mundiales supone una evaluación fidedigna de la disponibilidad mundial de agua dulce, que incluye caudales, embalses, lagos, aguas subterráneas, humedad del suelo, nieve y hielo. Se basa en datos aportados por los miembros de la OMM, así como en información procedente de sistemas globales de modelización hidrológica y observaciones satelitales de una amplia gama de asociados.
El informe destaca la necesidad crucial de mejorar la vigilancia y el intercambio de datos. “La inversión continua y una mayor colaboración en el intercambio de datos son vitales para cerrar las brechas de monitoreo. Sin datos, corremos el riesgo de no tener acceso al agua”, afirmó Celeste Saulo.
Se estima que 3.600 millones de personas tienen acceso inadecuado al agua al menos un mes al año, y se espera que esta cifra aumente a más de 5.000 millones para 2050, según ONU-Agua, y que el mundo está muy lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 sobre agua y saneamiento.