La 'ultra fast fashion' inunda el planeta y colapsa la exportación de ropa de segunda mano

Globalización

La hiperproducción textil de la moda barata satura también África, bloquea los mercados de prendas para ser reutilizadas y acredienta la generación de residuos textiles en España

Los fabricantes siguen sin asumir el coste de la gestión de estos desechos pese a la obligación legal por falta de un decreto del Gobierno, que va acumulando retrasos

Selecció de ropa usada e Solidaça

Selección de ropa usada en Solidança

ANNA MAS TALENS

La ‘ultra fast fashion’ convierte la ropa de vestir en un producto tan efímero que multiplica la producción de residuos textiles. Además, el predominio de un diseño ideado para ‘usar y tirar’ cierra las puertas a las posibilidades de reutilización que ofrece las prendas de segunda mano. Ahora, además, por si todo esto no fuera poco, estamos ante una nueva vuelta de tuerca y una aceleración de este fenómeno. Los mercados internacionales de ropa usada, sobre todo de África (que suelen ser la salida natural de la ropa vieja que se entrega aquí) están saturados por la fast fashion.

En España, la acumulación de ropa usada a la que se podría dar salida es tan grande, que gran parte de este volumen de estas prendas no tiene salida, explica Rosa Garcia, directora de Rezero, entidad dedicada a la prevención de residuos.

Diversas entidades y empresas hacen acopio de ropa recogida separadamente para darles una segunda vida, lo cual ha creado mercados florecientes de segunda mano, que muchas veces se han sabido rodear de una estética de glamur y modernidad que las prestigian.

Pero la globalización de la moda fugaz rema a la contra. El tsunami de prendas usadas que entran en el mercado y la mala calidad de fibras empleadas en su confección complican la reutilización de esta ropa y convierten en venerables reliquias los duraderos abrigos del abuelo. 

Por otro lado, la heterogeneidad de estas fibras (cada vez menos productos naturales, más poliéster y más sustancias tóxicas) dificultan el reciclado de tejidos, una actividad cuyo camino está por despejar.

El sobreconsumo de ropa de pésima calidad acrecienta el tsunami de desechos textiles 

El sobreconsumo de ropa de pésima calidad acrecienta el tsunami textil de una manera desbordante. “Hay empresas que ponen en el mercado hasta 50 colecciones al año”, recuerda Enric Carrera, experto en ingeniería textil y ex profesor de la UPC.

Las prendas usadas (recogidas en la calle o en contenedores por Cáritas, Roba Amiga u otras entidades sociales o empresas) cubren las necesidades de sectores más desfavorecidos, y alimentan un mercado encomiable de segundo mano. Pero esta actividad está en permanente riesgo de ser arrollada por una moda rápida y barata.

Las marcas chinas venden productos de primera mano  a precios irrisorios

Marcas chinas (y europeas...) Están inundando el mercado de pésima calidad y a precios regalados. Esto hace que en ocasiones la segunda mano deje de ser competitiva.

Algunas de ellas venden su moda en tiendas físicas o virtuales a precios irrisorios (un pantalón a 12 euros, una camiseta a 3 euros), mientras que los productos retornados o defectuosos, así como un submercado de la globalización agigantan las montañas de ropa barata disponible.

En este contexto, ¿qué estímulo tiene una joven para comprar una camiseta o un pantalón de segunda mano si puede disponer de esa misma prenda a un precio muy inferior y, además, está por estrenar?

A la ropa de segunda mano le ha surgido un competidor temible que le ha devuelto el golpe y convierte en flaqueza lo que antes era su punto fuerte: el precio.

foto XAVIER CERVERA 11/10/2017 roba amiga - reciclaje de ropa ,por solidanca, economia social y solidaria (gestion del residuo textil) ; sant just desvern

Selección de ropa usada por Roba Amiga

Xavier Cervera

Esfuerzo por prestigiar el vintage

El mercado de segunda mano (gracias a entidades sociales, empresas o apps de venta de tú a tú) han hecho un gran esfuerzo por prestigiar la indumentaria vieja o vintage.

Pero este sector también tiene unos costes en su cadena, los derivados del personal para recoger la ropa, clasificarla y llevarla a tienda, entre otros factores.

Entidades como la Fundación Formació i Treball han desplegado solo en Catalunya más de 30 tiendas de la Moda re- para singularizar una actividad que tiene también vocación de inserción social y ser capaz de mostrar ropa que parece salida de Zara o Maximo Dutti.

Pero la ropa china (y europea...) Superbarata pone en la picota esta deseable economía circular

“La ropa vieja que nos llega es de peor calidad y más difícil de comercializar y de reutilizar, sobre todo porque lo que vendemos en la tienda de segunda mano requiere una calidad más alta”, dice Nati Yesares, jefa de medio ambiente de Solidança, que, con su actividad, ayuda también a personas en riesgo de exclusión social a acceder al mudo laboral.

Mercados internacionales, la caída en picado

El nuevo obstáculo con que tropiezan estas entidades, cooperativas y empresas es una hiperproducción textil que está colmatando también los mercados internacionales, que se están viendo saturados. La moda rápida también llega a Gana. Y, por lo tanto, en África (lugar de destino muchas veces de nuestra ropa usada) necesita menos nuestra ropa vieja entregada aquí de manera solidaria.

”Este año los mercados de segunda mano se está colapsando. África, la salida natural de la ropa que se recoge aquí, se está saturando de ropa de primera y segunda mano. Las entidades tienen grandes problemas para exportar”, dice Pilar Chiva, directora del área de Economía Circular de la Agència Catalana de Residus (ARC).

Hay que tener en cuenta que el 25% de la ropa recogida selectivamente va a las entidades sociales y a las oenegés (y, de estas, un 14% va tiendas nacionales) pero el 64% es ropa destinada a la exportación, a África y a otros países de Europa para reutilizar, y a reciclar fibras, sobre todo a Pakistán. El resto va a eliminación final o valorización energética. Son datos de la ARC. 

“La exportación de ropa usada para los países europeos o para África ha bajado en picado, porque hay tanta ropa nueva en los mercados internacionales, que es muy difícil colocar más ropa usada nuestra”, dice Marina Arnau, codirectora de Fundació Formació i Treball. “Los mercados de África y también los mercados de Europa han quedado saturados. Y todo esto se debe a la fast fashion. Es un desastre”, añade.

Los portavoces de esas entidades apuntan a que previsiblemente este año, a causa de todo este fenómeno, aumentará la fracción de ropa seleccionada que, al final, acabará yendo a eliminación (tratamiento finalista o valoración energética-incineración ).

Esta fracción destinada a “eliminación” pasará de representar un 10% al 15% en el caso de Solidança, mientras que en la Fundación Formació i Treball (que recogió 7.660 toneladas de ropa usada en 2024) también “aumentará, aunque aún no tenemos datos”, dice Marina Arnau. 

Esta fundación prevé acabar este 2025 aumentando el porcentaje que llevar a reciclar.

hilatura e chia

Una trabajadora, en una fábrica textil en Binzhou, en la provincia oriental china de Shandong, el 1 de diciembre de 2025.

Getty Images

El reciclado como alternativa

Ante la saturación de los mercados internacionales por la bajada de precios, dos son las alternativas que aparecen a la vista: una es enviar la ropa a Europa a ser reciclada (para hacer nuevo hilo) y la otra hacer lo mismo aquí. Una posibilidad que se abre camino es reaprovechar los restos textiles para fabricar borra, con la que, por ejemplo, Mango, vuelve a fabricar hilo para sus productos y colecciones de temporada.

Nati Yesares, responsable del medio ambiente de Solidança, lamenta, sin embargo, que “no hay un circuito o flujo estable de materiales textiles para ser enviados para ser reciclados a Pakistán o India, mientras que el reciclado aquí es muy escaso”.

El reciclado del textil es un camino tortuoso, porque una ropa usada de peor calidad (hablamos de prendas que, tras ser lavadas y planchadas varias veces, se desgastan y las fibras se deterioran) complica el reciclado. No existe prácticamente un mercado interno estable de materia para ser reciclada (con la excepción de los restos de subproductos textiles que se generan antes de salir al mercado, y que se envían a reciclar, como recortes sobrantes, homogéneos). 

El pacto por la moda circular

Pese a todo, ha surgido iniciativas como el Pacto por la Moda Circular que aglutina a 130 entidades adheridas para fomentar el reaprovechamiento de la ropa usada. Todo el mundo coincide en que se necesitaría una normativa que obligue a los fabricantes a incorporar en las prendas nuevas un determinado porcentaje de producto reciclado. 

Fruto de esa la citada iniciativa destaca el ejemplo de Mango, que ha puesto en el mercado 10.000 piezas de ropa infantil con hilo reciclado. A partir de la ropa recogida, se sigue todo el proceso transformador para el reciclado (recogida de ropa, triajes para reutilizar y seleccionar fibras, desfibrar, creación de nuevo hilo, tejer y confeccionar, aunque esta última fase se hace en Marruecos).

Pero es la excepción; por ahora esta es una carrera que gana la moda fugaz.

Falla la recogida municipal, que ya es obligatoria

Alerta por la crisis y la responsabilidad de los fabricantes sigue si hacerse realidad

Las empresas y entidades han dado la voz de alarma porque al cortarse las exportaciones se resiente su equilibrio económico. Un efecto perverso es que ya no pueden hacer gratis la recogida selectiva en los municipios. Estos están obligados por la ley de Residuos de 2022 a recoger los residuos textiles (obligación que rige desde el 1 de enero de 2025) para que no hagan una recogida solo simbólica, como hasta ahora. Y la Generalitat les ha recordado a los municipios su obligación de prestar este servicio, por lo que deben contratar a esas entidades y empresas especializadas.

Sin embargo, todo esto falla porque sigue sin entrar en vigor sistema de responsabilidad ampliada del productor, una obligación que impuso la directiva europea para que también a partir del 1 de enero de 2025 los fabricantes asumieran los costos de la gestión de estos residuos (lo que comportará un gravamen para financiar el nuevo sistema con transferencias a los ayuntamientos).

El resultado es una gran paradoja: los ayuntamientos están obligados por la ley de Residuos (2022) a efectuar esta recogida selectiva de ropa, pero se encuentran con que no existe aún la financiación prometida (que debe asumir el sector textil). Falta para ello la aprobación de un real decreto ley que aclare todo este nuevo esquema de funcionamiento y su marco legal (que debería contar con las entidades y empresas que ya intervienen en esta actividad).

ropa usada

Ropa usada seleccionada en una planta de Solidança

Solidança

Hay que reducir la producción textil de la misma manera que se hace con obligaciones como las que rigen para los envases”

Contributing WriterDirectora de Rezero

Un decreto que se retrasa

Las nuevas responsabilidades del sector textil

Poner en marcha el nuevo sistema de recogida separada de restos textiles es el gran reto para la sociedad y sobre todo para los fabricantes. Se trata de recoger no solo ropa, sino todo tipo de productos textiles (sábanas, cortinas, alfombras, tapices…), pues entre un 5 y un 15% del contenedor gris son restos textiles.

Las empresas que pongan en circulación piezas de ropa -tanto si la fabrican como si la importan- estarán obligadas a hacerse cargo de la gestión de los residuos, en virtud de la directiva europea.

 Esto quiere decir que el sector textil, deberá pagar por la basura que produce, siguiendo el principio de que quien contamina paga. Y por ello tendrá que asumir los costes de la recogida, clasificación, separación y reciclado de estos restos. Con este fin -según la normativa- las empresas deberán constituir y poner en funcionamiento una agrupación empresarial encargada de asumir esa nueva responsabilidad a través del Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (Scrap). 

Esta implantará un gravamen, que se impondrá a las prendas, y que permitirá obtener recursos con la finalidad de propiciar su recogida transfiriendo estas partidas a los ayuntamientos.

Los recursos obtenidos deberán servir para pagar los contenedores (cada uno puede costar unos 1.500 euros) así como el transporte, que deberá hacerse con un sistema “rápido, ágil y silencioso”, según la normativa que debe entrar en vigor.

La clave para desatascar esta situación es que se apruebe una normativa que obligue a las empresas, les agrade o no, a incorporar un porcentaje mínimo de fibra reciclada

Contributing WriterDoctor en ingeniería textil, ex profesor de la UPC
Textile Garbage

Residuos textiles

Getty Images

“Nuestro punto débil es la falta de instalaciones para clasificar y separar los residuos reutilizables de los reciclables, y clasificar lo que va a reciclado diferenciando fibras y colores”, explica el experto en ingeniería textil Enric Carrera.

Cataluya dispone de varias empresas que hacen el reciclado mecánico, de manera que, una vez obtenido el hilo, este se teje y se tiñe. “En este punto no tenemos problemas; Catalunya está bien situada a partir de la hilatura, pero nos falta plantas de clasificación y triturado”, insiste.

“La clave para desatascar esta situación es que se apruebe una normativa que obligue a las empresas, les agrade o no, a incorporar un porcentaje mínimo de fibra reciclada”, añade.

“Mientras esto no sea obligatorio, dado que el reciclado es más caro que las fibra virgen y que la calidad es mejor, no hay ningún incentivo para que se acaben consumiendo fibras recicladas”, constata.

Catalunya dispone de una docena de empresas de hilaturas en las que se emplea una mezcla de fibra virgen y fibra reciclada. “Puede hacer 100% mezcla o reciclada”.

La gran esperanza blanca es el reciclado químico. El problema del reciclado mecánico es que cuando se tritura las fibras se hacen más cortas y eso hace también que la calidad sea peor. 

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