Para Kevin O’Leary, un gran inversor de Estados Unidos, la mayoría de personas nunca alcanzará la libertad porque no nació para emprender: “Quieren llevar una vida mediocre, sin tomar nunca decisiones importantes”

Dar el paso

Quienes no dan el paso hacia el emprendimiento suelen optar por empleos estables, con horarios definidos y decisiones que toman otros por ellos

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Kevin O'Leary

Kevin O'Leary

La posibilidad de decidir cómo usar cada hora del día es, para Kevin O’Leary, la verdadera vara de medir el éxito profesional. El inversor y empresario canadiense ha insistido en numerosas ocasiones en que solo una parte pequeña de la población tiene lo necesario para lograrlo a través del emprendimiento. A su juicio, todo gira en torno a una palabra concreta: independencia. Ni los ingresos altos ni los puestos influyentes bastan si cada paso depende de una estructura empresarial ajena.

En uno de los episodios recientes del pódcast The Diary of a CEO, O’Leary aseguró que una de cada tres personas tiene posibilidades reales de triunfar como emprendedora. Según detalló en esa conversación, el resto podrá tener carreras laborales estables y bien remuneradas, pero nunca alcanzará la verdadera autonomía: “En la vida, solo un tercio de las personas puede convertirse en emprendedora con éxito. Eso es todo”.

Esa convicción, que ha sostenido en sus intervenciones públicas, está también presente en sus clases en Harvard, donde observa con claridad dos perfiles entre su alumnado. En palabras del propio inversor, “dos tercios quieren convertirse en consultores y llevar una vida mediocre, sin tomar nunca decisiones importantes”.

Su trayectoria le respalda: fundó SoftKey en los años 80, en el sótano de su casa en Toronto, y acabó vendiéndola a Mattel por 3.700 millones de dólares. Esa operación marcó un antes y un después en su carrera, que luego continuó como inversor en el programa Shark Tank. Allí se ha consolidado como una figura reconocida en todo el país, con un discurso constante: el emprendimiento no es un atajo hacia el dinero, sino un camino hacia el control total de la vida propia.

Concentración

La cualidad del buen emprendedor

Para quienes sí tienen ese perfil emprendedor, O’Leary cree que hay una habilidad que marca la diferencia. Lo resume en la capacidad de concentrarse solo en lo importante y dejar fuera todo lo demás. Lo ha visto en personas como Steve Jobs o Elon Musk, y lo describe así: “Esta proporción entre señal y ruido para tener éxito, en el caso de Steve Jobs era 80/20; 80 de señal, 20 de ruido”.

Lejos de asociar el emprendimiento con fórmulas mágicas, lo vincula con una forma de pensar estructurada y con mucha disciplina diaria. Y aunque reconoce que no todo el mundo puede o quiere seguir ese camino, defiende que, para quien lo elige, no hay recompensa más valiosa que la libertad personal.

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