Pilar Alfonso no encaja en la imagen clásica de una ejecutiva tecnológica. De actriz en Nueva York a liderar ventas en Google, Meta y TikTok, su trayectoria es la prueba de que las grandes empresas digitales no reclutan sólo currículums impecables, sino historias potentes. En una conversación con el Podcast de Nova, la inversora y emprendedora lo deja claro: “Jamás te van a pedir las notas de la universidad. Les importa mucho más qué has hecho, qué retos has asumido y quién eres como persona”.
Lo que buscan las tecnológicas en 2025
En su opinión, la puerta de entrada a Big Tech se abre con una combinación muy concreta: conocimiento del ecosistema digital, experiencias tangibles y valores sólidos. Proyectos de marketing, creación de startups o liderazgo en iniciativas sociales pueden pesar más que un expediente brillante. Incluye voluntariados, comités, trabajos por proyectos… todo eso se mide en una entrevista.
Esta visión coincide con las tendencias globales de contratación recogidas por The Bridge. En 2025, las empresas líderes estarán apostando por procesos mucho más personalizados y basados en datos. Herramientas de inteligencia artificial permiten filtrar miles de candidaturas, pero lo decisivo será cómo se diferencie cada perfil. La automatización ya reduce el tiempo de contratación hasta en un 40%, pero no sustituye la valoración de competencias clave como adaptabilidad, liderazgo o inteligencia emocional, que el 92% de los reclutadores priorizan. En ese contexto, mostrar autenticidad y compromiso personal se convierte en un activo estratégico.
Alfonso insiste en que la parte humana no es un adorno. Valentía, meritocracia, libertad y lealtad son valores que menciona como imprescindibles, tanto para prosperar en entornos competitivos como para resistir la política interna que, en su opinión, a veces eclipsa el mérito real. No todo es mérito y resultados: la visibilidad, aun cuando no esté directamente ligada al impacto, influye en las promociones, y saber manejar esa dinámica es clave para no quedar rezagado.
Aquí, las soft skills y el storytelling personal marcan la diferencia. En un mercado saturado de profesionales técnicamente solventes, saber contar la propia historia, evidenciar logros y conectar con la cultura de la empresa es determinante. Los datos lo respaldan: organizaciones que valoran las habilidades blandas logran un 40% más de retención a largo plazo.
La experiencia de Pilar Alfonso resume bien el panorama: el talento se construye, se muestra y se defiende. Y aunque un título universitario pueda abrir algunas puertas, en las grandes tecnológicas el pase definitivo lo otorga la combinación de proyectos personales y una identidad profesional clara.