Un grupo reducido de empleados se conectó a una reunión convocada en sábado y lo que parecía un trámite interno acabó en despidos inmediatos. Brian Armstrong, consejero delegado de Coinbase, quiso comprobar quién no había cumplido la orden de iniciarse en el uso de herramientas de inteligencia artificial y lo dejó claro en cuanto vio la lista de asistentes.
El directivo había advertido unos días antes a través del canal interno de la compañía que todos los ingenieros debían completar la incorporación a la IA en el plazo de una semana. “Al menos intégralo antes de que termine la semana”, señaló en ese mensaje en el que insistió en que todavía no era obligatorio usarla a diario, pero sí dar el paso inicial.
Decisión firme
Algunos empleados justificaron su retraso y lograron conservar su puesto
Armstrong explicó en el pódcast Cheeky Pint que su intención era acelerar un proceso que en principio se planteaba más lento. ”¿Por qué no puede cada ingeniero incorporarla antes de que acabe la semana?”, comentó al recordar la presión que trasladó a los equipos tras recibir previsiones de adopción que se extendían a uno o dos trimestres.

La directriz sobre la inteligencia artificial se lanzó días antes en un mensaje interno
En esa reunión extra convocada en fin de semana se encontró con empleados que tenían excusas justificadas. “Algunos tenían un buen motivo porque acababan de regresar de un viaje o algo así”, apuntó el directivo, que aceptó esas explicaciones.
El resto no corrió la misma suerte. “Algunos no lo tenían, y fueron despedidos”, afirmó Armstrong, que definió su manera de actuar como un movimiento contundente para remarcar que la compañía apuesta en serio por la inteligencia artificial.
Esa decisión dejó claro que el mandato no era un simple recordatorio, sino una línea marcada por la dirección con consecuencias inmediatas. En Coinbase, el mensaje de Armstrong quedó grabado entre los ingenieros como un aviso de que no basta con posponer las órdenes internas, aunque impliquen adaptarse a un nuevo sistema.