Anshul Tewari, emprendedor social: “Las redes sociales no están construidas para el cambio social, están construidas para la vanidad, no para la igualdad”

Sociedad digital

Anshul Tewari es un emprendedor social

Anshul Tewari es un emprendedor social

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El término ‘redes sociales’ definen aplicaciones que conectan a las personas, de toda índole y condición. Al menos en teoría porque en la práctica “Las redes sociales no están construidas para el cambio social. Están construidas para la vanidad. No están construidas para la igualdad”, sentencia en su charla Ted Anshul Tewari, periodista y fundador de Youth Ki Awaaz, una plataforma en la India creada para amplificar voces juveniles en temas de justicia social. Esta declaración pone en duda el objetivo de estas aplicaciones para transformar a la sociedad.

Juventud hiperconectada, pero vulnerable

Redes sociales

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Tewari, que ha dedicado años a crear un modelo alternativo de participación cívica en su país, lo tiene claro: “están construidas para amplificar la voz más fuerte, no necesariamente la más auténtica”. Frente a esto, propone otra vía: invertir en narrativas comunitarias y en fortalecer de la voz colectiva, alejándose del individualismo ruidoso que prima en las plataformas digitales. “Necesitamos invertir en contar historias. En crear comunidad”, defiende.

Su experiencia como activista le ha mostrado las limitaciones estructurales de redes como Instagram, Twitter o TikTok. Aunque puedan parecer plataformas donde la gente puede expresarse libremente, en realidad están profundamente condicionadas por algoritmos que premian el impacto visual, la popularidad y el tiempo de permanencia, no el contenido transformador.

El análisis de Tewari conecta con un debate cada vez más extendido entre especialistas en educación y salud mental. Según datos de Ayuda en Acción, los jóvenes de hoy están inmersos desde edades tempranas en redes sociales que afectan directamente a su desarrollo emocional. Si bien estas plataformas ofrecen oportunidades como acceso a referentes, expresión creativa y apoyo entre iguales, también presentan riesgos muy significativos: la comparación constante con modelos de vida aspiracionales, el riesgo de adicción (alimentado por sistemas de recompensa cerebral basados en dopamina), el ciberacoso y la desinformación. Todo ello en una etapa vital donde la personalidad aún se está formando.

Además, según el mismo informe, las redes sociales han transformado profundamente las relaciones personales entre adolescentes. Si bien facilitan el contacto con amigos o familiares, también pueden dañar los vínculos fuera de la pantalla y fomentar relaciones basadas en la validación externa.

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Desde esta perspectiva, la crítica de Tewari no sólo apunta al diseño de las plataformas, sino a su efecto acumulativo en las generaciones jóvenes. “No podemos construir justicia social sobre cimientos digitales diseñados para otros fines”, parece advertirnos. Frente al espejismo del “me gusta”, su propuesta rescata la fuerza de lo colectivo, lo local y lo humano. Y nos invita, sin decirlo explícitamente, a preguntarnos si el cambio real se tuitea o se construye en comunidad.

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