Sabrina Cirrincione, psicóloga: “El problema no es la tecnología, es la soledad frente a las pantallas, y no podemos hablar de límites sin revisar el ejemplo”

Tecnología e infancia

Sabrina Cirrincione es psicóloga

Sabrina Cirrincione es psicóloga

Sabrina Cirrincione

Una de las preocupaciones más frecuentes entre las familias gira en torno al uso de la tecnología en casa. Padres y madres consultan a especialistas preguntando si deben revisar el móvil de sus hijos, instalar controles parentales o limitar el uso de pantallas. Sin embargo, para la psicóloga Sabrina Cirrincione, el verdadero punto de partida no está en los dispositivos, sino en las conductas de los adultos.

“Una de las preocupaciones más comunes que escucho en el consultorio es: ‘Mi hijo está todo el día con el celular. No lo puedo sacar de la pantalla’”, explica la profesional. Y su respuesta, lejos de ofrecer recetas mágicas, comienza con otra pregunta: “¿Cómo te llevás tú con la tecnología? ¿Te llevas el teléfono a la mesa, a la cama, al baño, mientras ven una película?”.

La tecnología no es el enemigo, pero la soledad frente a la pantalla sí

Esta idea, tan simple como reveladora, encierra una clave educativa fundamental: el ejemplo. Cirrincione insiste en que “no podemos hablar de límites sin dar ejemplo” y recuerda que “muchas veces, lo que más nos molesta de nuestros hijos… también habla de nosotros”. El problema no es la tecnología, es la soledad frente a las pantallas. Esto implica que la herramienta en sí no tiene una carga negativa; lo preocupante es cuando su uso reemplaza el contacto humano, la conversación familiar o el juego en familia. Ya no se trata sólo del hijo y su móvil, sino del entorno familiar y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) también insiste en la necesidad de una mediación activa por parte de los adultos. En su guía sobre buenas prácticas para el uso seguro de dispositivos, recomienda establecer límites técnicos, configurar controles parentales y, sobre todo, acompañar a los menores en su experiencia digital.

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Entre los riesgos más comunes a los que se pueden enfrentar los niños y adolescentes destacan: el contacto con desconocidos en redes sociales, la exposición a contenidos inadecuados o la descarga de software malicioso. Ante estos retos, INCIBE propone medidas concretas: configurar perfiles infantiles, enseñar el valor de la privacidad, y fomentar el uso de contraseñas seguras. Además, abogan por generar un equilibrio entre el mundo físico y digital. Por ejemplo, pactar tiempos de uso de pantallas y proponer alternativas como juegos, deporte o lectura en familia. Supervisar no significa invadir, sino estar presentes.

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