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Marc Masip, psicólogo: “Estamos enganchados, la realidad es innegable: el móvil nos tiene atrapados, como la droga a un adicto”

Psicología digital

Marc Masip es psicólogo en adicciones

Marc Masip

Marc Masip, psicólogo especializado en adicciones tecnológicas, lo dice sin rodeos: “El móvil nos tiene atrapados, como la droga a un adicto”. Y lo argumenta con un discurso cada vez más compartido por la comunidad educativa y sanitaria. Fundador del programa Desconect@ y autor del libro Desconecta, Masip se ha convertido en una de las voces que más resuenan a la hora de denunciar los efectos nocivos de una exposición desmedida a los dispositivos móviles.

El psicólogo alerta de una realidad cotidiana que muchos prefieren ignorar: “Nos robamos nuestro propio tiempo, alimentando una adicción que nos consume lentamente”. Desde las aulas hasta las mesas familiares, la omnipresencia del móvil ha modificado nuestras relaciones, nuestra atención y hasta la forma en la que descansamos. Las cifras lo corroboran: según datos de Desconect@, un adolescente revisa su teléfono más de 100 veces al día y pasa de media 4 a 6 horas conectado.

El móvil como la nueva heroína del siglo XXI

Para Masip, la gravedad del asunto es tan clara que no duda en compararlo con sustancias mucho más demonizadas: “El teléfono móvil es la heroína del siglo XXI”, afirma. Cada notificación es una dosis que nos mantiene esclavos, y esa dependencia no sólo afecta a la población adulta. Masip insiste en que los menores de 16 años no están preparados neurológicamente para gestionar el uso del móvil ni de las redes sociales: “Un niño en su baño con 12 años y su teléfono móvil tiene cero conocimiento y absoluta libertad. Ahí yo creo que está el origen de todo”, advierte. En ese entorno descontrolado, la adicción es donde actúa de manera silenciosa.

Desde la comunidad Educar es Todo y la iniciativa Digitales y Responsables (dedicadas a promover un uso sano de la tecnología), se han hecho eco del mensaje de Masip.“El móvil se puede utilizar bien. Y eso es un fastidio terrible para padres, madres y profesores, porque la línea entre utilizarlo bien y mal es muy delgada”, señala el psicólogo, que recomienda de forma tajante retrasar la entrega de móviles hasta los 16 años.

El matiz, sin embargo, no es trivial. Lo que diferencia a una herramienta útil de una adicción es, precisamente, la falta de control. Y en esa batalla, los adultos no siempre predican con el ejemplo. El mensaje de Masip también va dirigido a los padres: “¿Cuántas veces revisas tu móvil al día? ¿Cuántas horas de tu vida le dedicas?”. Son preguntas incómodas, pero necesarias.

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Masip propone no sólo una reeducación digital, sino una revolución ejemplar en nuestros hábitos diarios. Empezar por pequeños gestos, como dejar el móvil fuera de la habitación por la noche o no tenerlo sobre la mesa al comer, puede marcar la diferencia. Porque el problema no es sólo tecnológico, sino principalmente humano. Y en esa urgencia por no perdernos nada, estamos olvidando lo más básico: cómo estar presentes.