La idea de un colapso social total suele aparecer ligada a catástrofes naturales o conflictos políticos, pero en la actualidad se relaciona con un proceso tecnológico en expansión. El desarrollo de la inteligencia artificial ha introducido una nueva incertidumbre sobre la estabilidad del sistema económico y social. Este avance, que inicialmente prometía eficiencia y progreso, empieza a generar preocupación entre sus propios creadores.
El temor no procede solo del impacto laboral, sino de la posibilidad de que los sistemas automatizados adquieran una autonomía que sobrepase la capacidad humana de control. Ese horizonte, según varios expertos, es el que sitúa el debate sobre el final de la sociedad tal como se conoce, un asunto que Geoffrey Hinton, considerado uno de los padres de la IA, ha convertido en el centro de sus advertencias más recientes.
El futuro está cerca
La inteligencia artificial entra en el terreno del miedo
En sus pronósticos más recientes, Hinton ha descrito un escenario de desaparición gradual de las estructuras sociales. Durante una conversación pública en la Universidad de Georgetown con el senador Bernie Sanders, explicó que el ritmo de desarrollo de la inteligencia artificial reducirá el margen de adaptación de la humanidad.
En esa intervención señaló que “hasta hace poco pensaba que faltarían entre veinte y cincuenta años, ahora creo que será menos”. Con esta afirmación situó el fin de la sociedad en un futuro mucho más próximo del que había previsto en otras ocasiones. A su juicio, el riesgo radica en la velocidad con la que los sistemas de inteligencia artificial podrían alcanzar o superar la capacidad intelectual humana.
El experto sostiene que los sistemas actuales poseen una capacidad de conocimiento miles de veces superior a la humana
Las consecuencias de ese proceso, según Hinton, serían importantes. Afirmó que “los trabajadores que pierdan sus empleos no tendrán otro al que ir”, una frase que sintetiza su visión sobre la desaparición del trabajo humano como base del sistema productivo. Considera que la automatización total eliminaría los ingresos de amplias capas de la población, de modo que “si los trabajadores no cobran, no habrá nadie que compre los productos”.
En su análisis, la falta de consumidores llevaría al colapso económico, lo que a su vez desencadenaría la desintegración del modelo social contemporáneo. Además, ha advertido de que los gobiernos podrían utilizar la inteligencia artificial en operaciones militares, lo que eliminaría obstáculos políticos a las guerras al evitar bajas humanas.
Para Hinton, el origen de esa amenaza no reside solo en la tecnología, sino en las decisiones de las grandes empresas y fortunas que impulsan su desarrollo. Sostiene que la carrera por obtener beneficios acelera un proceso que podría ser irreversible. Recordó que “estos tipos apuestan por que la inteligencia artificial sustituya a muchos trabajadores”, una frase dirigida a quienes lideran la industria.
Su predicción sobre el fin de la sociedad no pretende describir un colapso inmediato, sino una transformación tan radical que, según su opinión, “los modelos más recientes ya saben miles de veces más que nosotros”. Con esa comparación, resumió su convicción de que el dominio humano sobre la inteligencia artificial puede extinguirse antes de lo previsto.

