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Cristina García, experta culinaria: “En 2050 volveremos a comer ingredientes tradicionales, como los cereales ancestrales, y cada vez iremos menos al supermercado”

Comida del futuro

El cambio climático y la tecnología podrían transformar nuestra despensa

Cristina García, experta culinaria

HelloFresh

Hace apenas 25 años, pocos españoles habrían concebido una cena sin carne, arroz blanco o el clásico pan de barra. En 2050, no será extraño que la última comida del día esté protagonizada por cactus, algas o alimentos cultivados en casa. Así lo anticipan los expertos en alimentación de HelloFresh. La compañía alemana de entrega de kits de comida a domicilio ha colaborado con la futuróloga alimentaria Morgaine Gaye y el científico climático Joseph Poore para predecir cómo será nuestra alimentación dentro de un cuarto de siglo, centrándose en el impacto del cambio climático y el papel que jugará la tecnología en nuestras vidas.

Muchas de las predicciones globales planteadas por los expertos tienen una aplicación directa en nuestro país. En España, la tradicional dieta mediterránea convive cada vez más con estilos de vida urbanos y con un interés por la sostenibilidad, el consumo responsable y la innovación culinaria. Ingredientes de origen vegetal, técnicas de aprovechamiento o cultivos de proximidad están ganando protagonismo tanto en los hogares como en la restauración y la distribución alimentaria.

Familia cenando

Getty Images/iStockphoto

El cambio climático, cada vez más visible a través de fenómenos como las olas de calor o la escasez de agua, también podría transformar nuestra despensa. Algunos cultivos actuales podrían desplazarse geográficamente o incluso desaparecer, mientras que otros, hoy poco comunes, podrían generalizarse. 

La tendencia apunta a un incremento de las compras online y a una disminución de las visitas al supermercado

Cristina García, experta culinaria

La tendencia de nuestros hábitos alimenticios irá hacia la innovación, apostando cada vez más por la sostenibilidad y por una mayor conciencia sobre lo que comemos: de dónde proviene, cuándo lo consumimos y cómo impacta. “Volveremos a ingredientes tradicionales, como los cereales ancestrales —por ejemplo, el sorgo—, que hoy en día están bastante fuera de nuestra dieta, pero que poco a poco irán recuperando protagonismo. También ganarán importancia los microcultivos que se pueden hacer en casa como las setas”, explica Cristina García, experta culinaria de HelloFresh, a La Vanguardia.

Bol de sorgo con albódingas de champiñones sin residuos y salsa

HelloFresh

Cristina cree que, en 2050, la tecnología no solo transformará lo que comemos, sino también cómo producimos, compramos y preparamos los alimentos. La experta afirma que iremos menos al supermercado y que la inteligencia artificial será una aliada clave en la planificación de menús semanales. Nuestra manera de alimentarnos estará marcada por tendencias como las siguientes:

Comidas comunitarias. Aunque en el futuro contaremos con formas más creativas y tecnológicas para ayudarnos a cocinar, los aspectos emocionales de la comida seguirán desempeñando un papel esencial en nuestras vidas. Las recetas familiares sobrevivirán generación tras generación gracias a la tecnología. 

El fin de la compra semanal. La inteligencia artificial y los kits de recetas personalizadas se convertirán en lo habitual. Las personas se acostumbrarán a pedir cantidades exactas para cada comida, lo que ayudará a reducir el desperdicio alimentario y optimizar el consumo doméstico.

Pasta con pesto de hojas de zanahoria, berenjena y garbanzos

HelloFresh

Ropa que cultiva alimentos. Los expertos de la compañía creen que para 2050, las innovaciones en ciencia de materiales permitirán a las personas cultivar alimentos en prendas de ropa diseñadas para ello. Por ejemplo, en una chaqueta acolchada en la que cada bolsillo sirva para cultivar microvegetales o incluso proteínas vegetales.

Alimentos que absorben gases de efecto invernadero. En lugar de emitir gases contaminantes, algunos alimentos del futuro podrían ayudar a eliminarlos del aire. En 2050, podría generalizarse el consumo de productos procedentes de la agricultura oceánica vertical y la acuicultura sostenible. 

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Aunque el futuro es impredecible y no sepamos con certeza qué habrá en nuestros platos dentro de 25 años, todo apunta a que deberemos priorizar alimentos que cuiden de nosotros y del planeta.