Axiom Space está liderando una transformación histórica en la órbita terrestre: convertir la Estación Espacial en un destino turístico de lujo. Fundada por Michael Suffredini, exgerente del programa de la Estación Espacial Internacional (ISS) en la NASA, la compañía prevé lanzar en 2026 el primer módulo privado acoplado a la ISS. Este módulo, diseñado inicialmente para actividades comerciales y científicas, también acogerá a turistas espaciales con altos niveles de confort.
Una vez retirada la ISS —prevista para después de 2030—, Axiom planea operar una estación espacial privada autosuficiente, parcialmente financiada por el turismo espacial. El proyecto, de este modo, representa un cambio en el modelo de negocio del sector espacial, donde los ingresos procedentes exclusivamente de contratos gubernamentales ya no garantizan la sostenibilidad de las misiones.
“Creemos que el futuro de la humanidad pasa por un asentamiento sostenible en órbita baja, y para lograrlo es necesario un nuevo modelo económico”, afirmó Suffredini en declaraciones a Observer.
Creemos que el futuro de la humanidad pasa por un asentamiento sostenible en órbita baja, y para lograrlo es necesario un nuevo modelo económico
Uno de los elementos más llamativos de la futura estación es su diseño interior, a cargo del diseñador francés Philippe Starck. El objetivo es ofrecer una experiencia estética y emocional inédita en el espacio. Starck ha creado cabinas habitacionales con superficies acolchadas, iluminación ambiental regulable y pantallas panorámicas, concebidas como “capullos sensoriales” orientados a la contemplación.
“Es una especie de cápsula para soñar, contemplar la Tierra y sentir que estás viviendo algo trascendental. Quería que cada visitante viviera algo más que un viaje: una experiencia emocional única en un entorno trascendente”, declaró a Elite Traveler.

La primera estación espacial comercial es como un hotel de lujo en el cosmos.
La visión de esta compañía es que el turismo espacial no es un producto de masas, sino que será algo muy exclusivo cuyo precio irá a pagar más investigaciones espaciales. El precio estimado de una estancia ronda los 55 millones de dólares, como ocurrió con los participantes de la misión Axiom-1 en 2022, que pasaron ocho días en la ISS tras viajar con SpaceX.
A ese coste se suman meses de entrenamiento, soporte médico, transporte y seguros. Axiom apuesta por un mercado ultraselecto, pero cree que su modelo puede evolucionar con el tiempo a medida que bajen los costes de lanzamiento y aumente la demanda de experiencias extremas.

La start-up espacial Vast es la creadora de esta llamativa propuesta.
Sin embargo, el turismo espacial no está exento de dudas. En un análisis publicado por Scientific American, varios expertos señalan que aún existen obstáculos técnicos, financieros y éticos importantes: el mantenimiento de estructuras en órbita, los riesgos asociados a emergencias médicas, el impacto ambiental de los lanzamientos y la desigualdad inherente a un modelo centrado en una élite adinerada.
Aun así, los defensores del turismo orbital creen que este primer paso puede abrir la puerta a nuevos usos del espacio, desde la investigación privada hasta la producción industrial en microgravedad.