La idea de adquirir superpoderes tras ser alcanzado por una tormenta de radiación cósmica, como ocurre en Los 4 Fantásticos, puede resultar fascinante en la gran pantalla, pero en la vida real, el efecto sería mucho más devastador que extraordinario.
Según Dimitra Atri, del Mars Research Group en el Centro de Astrofísica y Ciencias del Espacio de la Universidad de Nueva York en Abu Dabi, la radiación cósmica está compuesta por partículas de altísima energía que se desplazan a velocidades cercanas a la de la luz, capaces de atravesar el cuerpo humano y alterar profundamente sus estructuras biológicas.
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Lejos de conferir habilidades especiales, una dosis elevada de radiación cósmica puede desgarrar el ADN, destruir tejidos y aumentar de forma significativa el riesgo de padecer enfermedades graves. De hecho, la exposición prolongada a la radiación cósmica puede aumentar el riesgo de cáncer, cataratas y problemas reproductivos.
Aunque en la Tierra estamos protegidos por la atmósfera y el campo magnético, a medida que se asciende (ya sea en vuelos comerciales o en misiones espaciales) esta defensa natural disminuye.
Imagen de 'Los 4 Fantásticos: primeros pasos'.
Un astronauta en la Estación Espacial Internacional, por ejemplo, recibe en una sola semana la misma dosis de radiación cósmica que una persona promedio en la Tierra en un año. Y quienes se aventuren en misiones más lejanas, como a Marte, se expondrán a cantidades aún mayores.
Caricatura Los 4 Fantásticos de Marvel
El rover Curiosity midió que un viaje ida y vuelta a Marte podría implicar una dosis cercana a los 0,66 sieverts, lo que equivale a más de 600 radiografías de tórax. La atmósfera marciana, unas 100 veces más delgada que la terrestre, apenas ofrece resistencia ante esta amenaza invisible.