Estamos acostumbrados a ver cómo la tecnología se presenta en ferias o convenciones. Desde la imagen de Steve Jobs mostrando el primer iPhone en una sala oscura y repleta hasta los topes hasta Jensen Huang enseñando sus últimos chips de Nvidia, nos han acostumbrado a que así es como se ve la innovación. Como algo sobrio e incluso aburrido que tiene mucho más de charlatanería que de puesta en práctica.
Sin embargo, no toda la tecnología se presenta en estos entornos. De hecho, hay una marca que busca los ambientes más adversos posibles para demostrarlo. Getac, compañía basada en dispositivos rugerizados, da un vuelco a todas las presentaciones posibles con sus muestras. Tiene su lógica: “rugerizado” es un término que, según el Developer Manager de Getac Iberia, Unai Ortolachipi, “se basa en el desarrollo de dispositivos para ambientes extremos, donde los errores no tienen cabida”.
De este modo, es una tecnología que “está pensada para ambientes críticos, donde lo que importa es que siga funcionando cuando todo lo demás deja de hacerlo”. Así que no hay ningún lugar mejor para demostrar cómo funciona que en un rally de primer nivel.
Getac nos llevó a finales de julio a la Baja Aragón, competición anual de rally raid organizada por Octagon Esedos, que tiene la buena fama de ser el circuito más antiguo de Europa. Se trata de la prueba más exigente y mediática del Campeonato de España de Rallyes Todo Terreno (CERTT), y la diferencia es que Getac aquí no buscaba ser solo un espectador o un patrocinador decorativo. Fue un copiloto más. Y en muchas ocasiones, fue lo que permitió que todo siguiera funcionando cuando el entorno decía lo contrario.

Dispositivos de Getac en la Baja Aragón.
Adentrándonos en la Baja Aragón
Nada más llegar a Teruel, lo primero que hicimos fue conocer las entrañas del rally. Al contrario de lo que pueda parecer, es un entorno lleno de tecnología e innovación, donde todo está calculado al milímetro... tanto por seguridad como por velocidad. Empezamos por las instalaciones técnicas. Conocimos el centro neurálgico donde se coordinan jueces de carrera, se lleva a cabo el seguimiento de participantes, los cronometrajes y todo el entramado logístico que hace posible que la competición fluya con precisión milimétrica.
Es aquí donde conocimos a José María Naranjo, corredor del equipo JMP Racing. A través de su guía, nos explicaba que “todo en el circuito es electrónico. La tecnología es fundamental y no hay nada que se deje al azar”. De este modo, Getac, que no es solo patrocinadora, sino también proveedora oficial de la Real Federación Española de Automovilismo, tiene un rol clave: debe demostrar que sus dispositivos están a prueba de cualquier riesgo que pueda suceder en el circuito.

José María Naranjo, corredor del equipo JMP Racing.
Durante la visita también nos adentramos en la zona de participantes; un auténtico espectáculo visual para los fans del motor, que incluía desde motos eléctricas hasta camiones descomunales preparados para devorar kilómetros de polvo. Y junto a Naranjo y al equipo de JMP Racing pudimos ver de cerca cómo funcionan los dipositivos de Getac en los rallyes. En este caso, varias tablets que pueden resistir, y es algo que está más que probado, una guerra.
De ahí pasamos a la carpa de la Fundación Step by Step, donde Getac había donado dispositivos adaptados para el equipo de la Parabaja, permitiendo que pilotos con movilidad reducida compitieran con tecnología a la altura. Un gesto que hablaba no solo de resistencia, sino también de inclusión. Porque la tecnología rugerizada, tal y como contaba Ortolachipi, “también puede ayudar a que cualquiera pueda acceder a posibilidades que solemos dar por sentadas”.

Dispositivos de Getac en la Baja Aragón.
Tras conocer de cerca cómo funciona un rally desde dentro, y cómo se dispone la tecnología para que todo esté a la altura, llegó el momento de ver uno de los tramos de la etapa clasificatoria. Allí, en pleno recorrido, el espectáculo se desplegó ante nosotros: Nasser Al-Attiyah, Laia Sanz, Nani Roma, João Ferreira, Joan Yacopini, Puck Klaassen y Jesús Calleja, entre otros, pasaban a toda velocidad mientras el sol rajaba el cielo y la tierra se levantaba en espirales de polvo. Por mi parte, intenté inmortalizar el momento con algunas fotos que muestran solo un 1% de la espectacularidad del momento.
Pero lo mejor estaba por llegar. El sábado amanecimos conduciendo por el campo en un Ford Raptor, atravesando los campos de maíz camino a uno de los mejores puntos del recorrido. Allí, en una carpa montada por JMP Racing, pasamos la mañana con el equipo de Getac siguiendo cada tramo de la carrera. Entre café, análisis de datos, estrategia y el ruido de los motores, quedó claro qué significa realmente estar dentro de este mundo: cómo la adrenalina se mezcla con la alta tecnología, los datos y la pasión por el motor.