Hasta hace poco no sabía que existían los exoesqueletos. Pero, cuando me puse a investigar para hacer un artículo sobre los exoesqueletos terapéuticos para personas con lesión medular, descubrí esta variante de complemento mecánico, pensada para ayudar a las personas en sus ejercicios.
Desde el primer momento me generó una gran curiosidad, así que decidí probarlo, con la colaboración de la marca Hypershell, que se prestó a cederme una unidad de muestra. En cuanto me llegó el producto, se me pasaron por la cabeza todo tipo de fantasías y memes mentales que me llevaron al lado oscuro de los cyborgs, la mujer biónica o el mismísimo Robocop.
El exoesqueleto Hypershell Pro X es un cinturón del que se salen dos extensiones que bajan por los muslos, hasta casi las rodillas. Estas extensiones están motorizadas y ayudan a levantar la pierna que corresponda a cada paso que damos. De esta forma, el esfuerzo que hace la persona es mucho menor.
El exoesqueleto deportivo Hypershell X.
Estas características tan prometedoras se tienen que comprobar. A priori, el precio nos da a entender que no es ninguna broma: la unidad que he testeado cuesta 1.199 euros y viene con una batería de repuesto y una maleta de transporte, toda ella de porexpan.
La autonomía de una batería es de unos 17 kilómetros a potencia media. Se puede elegir entre dos modos de asistencia: eco y hyper. En ambos casos hay cuatro grados de intensidad, y se nota: si pones el punto más potente parecerás un soldado haciendo paso redoblado.
La batería del Hypershell Pro X no molesta, se coloca atrás.
Probándolo en senderos de montaña
La idea inicial era subir a Sant Jeroni, el pico más alto de Montserrat. Sin embargo, las elevadas temperaturas y las dudas por si sería más una molestia que una ayuda, me llevaron a probar primero un ascenso corto por unos senderos del Maresme. Y la sensación inicial fue rarísima, como de no controlar tus propios movimientos, como si las piernas avanzaran solas.
En realidad, lo que hacen los mecanismos del Hypershell es ayudarte a adelantar la pierna al dar cada paso. Sin embargo, el esfuerzo de llevar el resto del cuerpo hacia delante (o hacia arriba, según el caso), lo tiene que hacer la persona.
La sensación inicial fue rarísima, como de no controlar tus propios movimientos, como si las piernas avanzaran solas
Ascendiendo por las cuestas, el exoesqueleto cumple con su misión de asistir en la marcha. Los pasos se hacen indiscutiblemente más ligeros y la sensación de cansancio no es tan acusada como la que tienes cuando caminas sin ayuda.
Al cabo del rato, el cuerpo va asimilando ese empuje mecánico y, mentalmente, te olvidas del aparato, pero no del cansancio, que ahí sigue. Te tienes que ir recordando a ti mismo que si no llevaras el exoesqueleto, estarías agotado. El ahorro de esfuerzo ronda el 40%.
El exoesqueleto Hypershell se enciende a través de la articulación.
Un aspecto que cabría mejorar del Hypershell Pro X es el ajuste de las correas. Si bien se quedan bien fijas en la parte de la cintura, las tiras que se fijan sobre la rodilla sufren más los movimientos repetitivos del caminar y se van aflojando progresivamente hasta quedar unas holguras que, si no se aprietan de nuevo, pueden causar rozaduras muy molestas al cabo del día. Tanto, que si la travesía es larga, podrían obligarte a quitarte el exoesqueleto. La próxima vez que salga con él, me lo ajustaré a mi medida y lo fijaré con unas puntadas de hilo o incluso con grapas. Ya veré.
Hypershell Pro X
Probándolo en carrera
El Hypershell dispone de un modo Running, para asistirte en tus salidas a correr. La idea aquí era comprobar si realmente el exoesqueleto servía para correr más, para mejorar el rendimiento o para ir más rápido. Según mi experiencia, probablemente tenga un tiempo de acostumbrarse algo más largo, pero no me pareció un aporte tan positivo como lo fue en el montañismo.
Si ya hay gente que sale a correr sin el móvil porque le pesa, no quisiera imaginar como se sentirían corriendo con el exoesqueleto. Al cabo de un ratito, se empiezan a acusar los dos kilos extra. Existe una variante de fibra de carbono en lugar de aluminio, pero cuesta 600 euros más. Ah, claro, el precio: la unidad que probé cuesta 1.199 euros (800 vatios de potencia). El de fibra de carbono, 1.799, y la versión más sencilla, de 400 vatios, 999 euros.
Exoesqueleto Hypershell Pro X en carrera.
Comodidad aparte, la asistencia que proporciona el Hypershell Pro X en sesiones de running probablemente no sea del agrado de todos los corredores, pues induce a adoptar una técnica de carrera concreta, levantando los muslos más de lo que muchos lo hacemos.
Esta variación de la forma de correr (que no digo que sea mejor ni peor), me llevó a usar algunos músculos más de lo que es habitual en mis sesiones y, por tanto, me los acabé notando muy cargados al final. Por lo visto, el exoesqueleto también se cargó, porque al cabo de unos 10 o 15 minutos de correr, las articulaciones principales del dispositivo estaban muy calientes y la aplicación mostraba un aviso de sobrecalentamiento. No creo que sea normal que con un uso leve a moderado dé estos signos.
Me llevó a usar algunos músculos más de lo que es habitual en mis sesiones de carrera y, por tanto, me los acabé notando muy cargados al final
Conclusiones
El Hypershell Pro X es un aparato que me ha dado mejor experiencia en senderismo que en carrera. Igualmente, centrándonos en la montaña, lo veo un gran beneficio para personas de una cierta edad que quieran disfrutar de una buena caminata por la naturaleza sin sufrir tanto el cansancio, a modo de gimnasia semipasiva. También puede ser muy útil para rehabilitaciones en fisioterapia.
En cambio, para personas sanas que buscan hacer ejercicio, les va a compensar más buscar una ruta más asequible para sus capacidades que meterse en ascensos largos y pronunciados. Si lo que quieren es hacer deporte, el objetivo no es restar esfuerzos, sino optimizar los recursos personales para obtener el máximo beneficio de forma natural.


