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Guillermo Rauch, el emprendedor de 34 años que conquistó a Netflix y ahora lidera un plan de 9.300 millones de dólares para revolucionar la IA

Inteligencia artificial

La compañía de Guillermo Rauch, que transformó el desarrollo con Next.js, pivota su modelo para ser la infraestructura clave de las aplicaciones de inteligencia artificial. El mercado ha respondido con una valoración casi sin precedentes

Guillermo Rauch, CEO y fundador de Vercel

Incluso si en Silicon Valley las valoraciones milmillonarias son una especie de norma, pocas cifras logran capturar la magnitud de una ambición como los 9.300 millones de dólares que los inversores han asignado a Vercel. 

La compañía, fundada por el emprendedor argentino Guillermo Rauch, lleva años haciendo que el despliegue web sea particularmente sencilla. Se trata de una herramienta online que te permite crear y publicar páginas web o aplicaciones en unos pocos pasos. No hace falta saber mucho de servidores ni configuraciones complicadas: solo subes tu proyecto y Vercel se encarga de alojarlo.

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Sin embargo, la empresa no ha alcanzado esta estratosférica tasación únicamente por su dominio en el mercado de la infraestructura web, conocido como Frontend Cloud. En realidad, la cifra representa una apuesta calculada y masiva por su capacidad para convertirse en la plataforma indispensable sobre la que se construirán las aplicaciones de la era de la inteligencia artificial generativa. Al igual que ha facilitado el acceso a la nube, ahora busca hacer lo mismo con la IA: un desafío que redefine su identidad y multiplica los riesgos.

Para entender el movimiento, conviene comprender el terreno que Vercel ya se había asegurado para sí. A lo largo de la última década, el desarrollo web experimentó una revolución silenciosa. Las arquitecturas monolíticas dieron paso a sistemas más ágiles y descentralizados, y la experiencia del desarrollador (Developer Experience o DX) se convirtió en un factor competitivo clave. En este contexto, Guillermo Rauch identificó una “fricción” fundamental: la complejidad de construir y desplegar aplicaciones web modernas, rápidas y escalables.

Guillermo Rauch, CEO y fundador de Vercel.

Vercel

Su respuesta fue Next.js, un framework de código abierto construido sobre React (la popular librería de Meta) que se lanzó en 2016. Next.js no solo simplificó procesos técnicos, sino que se convirtió en el estándar para millones de desarrolladores y empresas, desde startups hasta gigantes como Netflix o The Washington Post. La popularidad de Next.js fue el caballo de Troya perfecto para Vercel, la plataforma comercial diseñada para ser, por definición, el mejor lugar para desplegar aplicaciones construidas con su propia herramienta gratuita.

Este modelo de negocio, simbiosis entre el software de código abierto (open source) que genera una comunidad masiva y una plataforma de pago (SaaS) que monetiza la infraestructura, se trata de una especie de culminación de un manual de estrategia que Rauch ha perfeccionado a lo largo de su carrera. 

Antes de Vercel, ya demostró su habilidad para identificar problemas extendidos en la comunidad de programadores y resolverlos con herramientas que alcanzaban una adopción viral

Antes de Vercel, ya demostró su habilidad para identificar problemas extendidos en la comunidad de programadores y resolverlos con herramientas que alcanzaban una adopción viral. Proyectos como Socket.IO, para la comunicación en tiempo real, o Mongoose, para la gestión de bases de datos, se convirtieron en piezas esenciales del ecosistema de Node.js. 

La venta de su anterior startup, Cloudup, a Automattic (la matriz de WordPress.com) en 2013, fue una validación temprana de su capacidad para crear activos tecnológicos de alto valor estratégico. Vercel es, por tanto, la aplicación a gran escala de un método probado: crear el estándar y luego vender el servicio optimizado para ese estándar.

Con el mercado del Frontend Cloud consolidado y competidores como Netlify y Cloudflare siguiendo sus pasos, Rauch articuló una nueva visión que justifica el salto cuántico en su valoración. En diversas apariciones públicas y comunicaciones a inversores, Rauch ha insistido en que la industria está en medio de una transición fundamental: el paso “de los píxeles a los tokens”. 

La metáfora encapsula un cambio de paradigma. Los “píxeles” representan la web tradicional, centrada en las interfaces visuales que Vercel ayudó a perfeccionar; los “tokens”, en cambio, son la unidad básica de los grandes modelos de lenguaje (LLMs), el motor de la IA generativa. 

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La tesis de Rauch es que el futuro del software no reside en aplicaciones estáticas, sino en experiencias efímeras y personalizadas, generadas bajo demanda por la IA. En este nuevo mundo, el desarrollador evoluciona de ser un simple “codificador” a un “orquestador de recursos de IA”.

Pero la visión no es solo teórica, sino que se ha materializado en una nueva suite de productos que replican su manual. En primer lugar, el AI SDK, una librería de código abierto y gratuita diseñada para estandarizar la forma en que los desarrolladores construyen aplicaciones de IA, cumpliendo el mismo rol que Next.js tuvo para la web. 

En segundo lugar, el AI Gateway, una capa de infraestructura de pago que permite a las empresas gestionar, analizar y optimizar el uso de múltiples modelos de IA de proveedores como OpenAI, Anthropic o Google. 

El uso de sus herramientas de IA impulsa, a su vez, un mayor consumo de su infraestructura

Finalmente, v0, un agente de IA que genera código de interfaz a partir de descripciones en lenguaje natural, y que ya reportaba ingresos recurrentes anuales significativos a principios de 2025, según fuentes del sector. Con esta estrategia, Vercel no solo entra en un nuevo mercado, sino que crea un doble flujo de ingresos: el uso de sus herramientas de IA impulsa, a su vez, un mayor consumo de su infraestructura.

La valoración de 9.300 millones de dólares, que implica un múltiplo de aproximadamente 46.5 veces sus ingresos recurrentes anuales proyectados para 2025 (unos 200 millones), es lo que analistas financieros llaman “prima de futuro”. Los inversores no están pagando por lo que Vercel es hoy, sino por la creencia de que puede convertirse en el sistema operativo del desarrollo de IA, un mercado cuyo potencial empequeñece al del Frontend Cloud. 

Firmas como Accel, que ha liderado varias de sus rondas, apuestan a que la compañía ha demostrado una capacidad única para crear ecosistemas tecnológicos desde cero. Sin embargo, la prima conlleva una presión inmensa.

Homepage de Vercel.

Vercel

Ahora el principal riesgo es el éxito de sus propias herramientas abiertas. Al igual que otras plataformas pueden ofrecer un alojamiento optimizado para Next.js, nuevos competidores podrían surgir para capitalizar el ecosistema del AI SDK, erosionando la ventaja de Vercel. Además, el campo de la infraestructura de IA es mucho más concurrido y costoso, con los gigantes de la nube (Amazon, Google, Microsoft) invirtiendo miles de millones. 

A estos desafíos técnicos y de mercado se suma un creciente riesgo reputacional. En septiembre de 2025, una reunión entre Guillermo Rauch y el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, provocó una fuerte reacción adversa en redes sociales y en su comunidad de desarrolladores, con amenazas de boicot y la renuncia pública de al menos un empleado. El evento demostró la vulnerabilidad de una compañía que depende de la lealtad de una comunidad global con una fuerte conciencia política.

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Hasta la fecha, Vercel ha construido una máquina de crecimiento casi perfecta en el mundo de la web moderna, basada en la excelencia técnica y una profunda comprensión de las necesidades de los desarrolladores. Ahora, ha utilizado el capital y la credibilidad obtenidos para hacer la apuesta más grande de su historia. 

La pregunta que flota en el aire de Silicon Valley ya no es si Guillermo Rauch puede crear herramientas que los programadores amen, sino si su exitoso manual de estrategia puede ser replicado para construir los cimientos de la próxima revolución tecnológica, justificando una de las valoraciones más exigentes de la industria del software. La respuesta determinará si Vercel se convierte en un pilar de la era de la IA, o en un recordatorio de que ni el mejor plan sobrevive al contacto con un futuro tan competitivo.