Ximena Duyos, psicóloga: “Muchas chicas me dicen que están cansadas de las apps, que después de un par de matches flojos o una cita rara se les quitan las ganas”

Redes sociales

La Generación Z cada vez cuenta con más problemas de autoestima que les provoca retrasar sus primeras relaciones, pero ¿cuáles son los motivos detrás de esta situación?

“Muchas chicas retrasan tener relaciones ‘hasta lograr el cuerpo de Lola Lolita’; no es que alguien se lo exija, es que no se sienten suficiente”: ¿por qué la generación Z aplaza cada vez más su primera vez?

Ximena Duyos, psicóloga.

Ximena Duyos, psicóloga.

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La Generación Z tiene cada vez más retos a los que enfrentarse. A pesar de haber nacido, a priori, con muchas ventajas a nivel social, hay muchos obstáculos que se han ido haciendo visibles en los últimos años. Uno de los más evidentes está relacionado con las redes sociales.

El acceso constante a plataformas como Instagram, TikTok o X  ha creado una relación ambivalente para toda esta generación. Por un lado, cuentan con más oportunidades que nunca para conectar, sentirse identificados con referentes y conseguir una visibilidad que ninguna generación previa había tenido. Pero, por otro lado, las imponen una presión constante por la comparación, la validación externa y la exposición permanente.

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Esta dependencia digital se traduce en todo tipo de problemas: mayores niveles de ansiedad, problemas de autoestima y una sensación de aislamiento que contrasta con la hiperconectividad en la que viven. De hecho, también es uno de los motivos por los que los jóvenes cada vez retrasan más sus relaciones sexuales. 

Según datos de una encuesta realizada por el Instituto Kinsey y Lovehoney, uno de cada cuatro adultos de la generación Z nunca ha tenido relaciones sexuales en pareja. Hablamos con Ximena Duyos, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja que lleva una década trabajando con enfoques relacionados, sobre un tema que cada vez preocupa a más jóvenes.

“Muchas chicas retrasan mantener relaciones ‘hasta lograr el cuerpo de Lola Lolita’”: ¿por qué la Generación Z aplaza cada vez más su primera vez?

“Muchas chicas retrasan mantener relaciones ‘hasta lograr el cuerpo de Lola Lolita’”: ¿por qué la Generación Z aplaza cada vez más su primera vez?

Diseño: Selu Manzano

 ¿Por qué la Generación Z tiene menos relaciones sexuales?

No se trata de una falta de deseo en el sentido clásico, sino de una dificultad para conectar con él, sostenerlo y traducirlo en experiencia. El deseo sigue existiendo, pero no encuentra lugar. Se queda en la cabeza, en la pantalla, en la fantasía, pero no baja al cuerpo. Muchos y muchas llegan a consulta diciendo que creen que tienen bajo deseo, pero cuando tiramos del hilo, descubrimos que lo que tienen es ansiedad, autoexigencia, agotamiento o miedo. El cuerpo no se entrega si está en alerta. Y ellos viven en alerta constante.

Entonces, ¿estamos ante una verdadera “recesión sexual”?

Sí, hay una bajada clara de la actividad sexual entre los jóvenes.  Pero es porque el cuerpo ya no se vive como un espacio de placer, sino como un escaparate. La presión es enorme. Muchas chicas no se atreven a disfrutar si no sienten que están “listas”, si no han llegado a su peso ideal, si no tienen el abdomen plano... Y lo mismo les pasa a ellos, aunque lo verbalicen menos: si no están musculados, si creen que no durarán suficiente, si sienten que no van a dar la talla, prefieren no exponerse. Piensa que hoy fallar en la cama no es solo un momento tenso, es correr el riesgo de acabar en un vídeo de “cuando quedé con un chico y tuvo un gatillazo”.

Muchos jóvenes viven en un estado de hiperactivación emocional donde el placer no puede florecer. Si estás en alerta, no puedes desear

Ximena Duyospsicóloga

¿Cómo influye el aumento de la ansiedad y los problemas de salud mental en el deseo sexual de la Generación Z?

Influye en todo. El deseo necesita un cuerpo disponible, no un cuerpo en guardia. Pero muchos jóvenes viven en un estado de hiperactivación emocional donde el placer no puede florecer. Si estás en alerta, no puedes desear. Si estás rumiando, comparándote, controlando... no puedes entregarte. El deseo no nace del control, nace del permiso. Y los más jóvenes ya no se dan permiso.

¿Se relaciona, entonces, con el auge de la depresión y la ansiedad entre los más jóvenes?

Claro. La salud mental está muy tocada. Cada vez vemos más jóvenes con ansiedad, con depresión, con trastornos del sueño. El cuerpo les pesa, la cabeza no para, el futuro les agobia... Y en ese contexto, es natural que el deseo sexual no sea prioritario. 

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¿Qué impacto tienen las redes sociales en la autoestima corporal y el deseo de los jóvenes?

Un impacto profundo. Nunca ha habido tanta diversidad teórica en redes, pero en la práctica, seguimos estando controlados por la imagen, y cada vez más. Puedes encontrar vídeos que celebran todo tipo de cuerpos, pero cuando una chica sube uno con acné, sin depilar o enseñando su abdomen no-normativo, los comentarios siguen siendo del tipo: “qué asco” o “me gustaría tener tu autoestima”. 

Entiendo que eso eche para atrás a los más jóvenes a exponerse.

Claro. Muchas chicas retrasan tener sexo “hasta tener el cuerpo de Lola Lolita”. No es que alguien se lo exija, es que no se sienten suficientes. Quieren llegar “listas”. Los chicos también lo viven, eh: se comparan, sienten que si no tienen abdominales marcados o no aguantan X minutos, van a decepcionar. Recuerdo una paciente que me dijo “mientras me besaba, yo solo pensaba si se me vería la papada desde abajo”. Imagínate.

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¿Hasta qué punto la hiperexposición digital está sustituyendo o dificultando la conexión emocional y física?

Muchísimo. Vivimos en un escaparate constante y la Generación Z lo sabe mejor que nadie. En cualquier momento puede aparecer un móvil grabando. En una fiesta, en casa, en el metro. Siempre hay una cámara, siempre hay alguien que te mira. Y si estás siendo observado, no puedes estar presente.

¿Viven en alerta?

Sí, esta hiperexposición genera una especie de vigilancia interna que no se apaga nunca. Ya no basta con ser, hay que parecer. Ahora todo se vive con doble capa: la real y la publicable. Por eso no hay espacio para el error, para la torpeza... Todo tiene que estar controlado. 

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¿Crees que el exceso de contenido sexualizado en redes genera desensibilización o más presión que deseo?

Ambas cosas. Por un lado, hay una saturación visual tan bestia que muchos necesitan estímulos cada vez más extremos para excitarse. Es como con los vídeos de comida que arrasan en redes: todo es cada vez más guarro, más grotesco. Salsas exageradas, combinaciones rarísimas, ansias a la hora de comer... Todo está pensado para impactar. Con el sexo pasa lo mismo. Lo que debería calentar, abruma. Y además aparece la presión de estar siempre disponible, siempre atractivo, siempre sabiendo qué hacer. Ya no se parte de la pregunta “¿qué me gusta?”, sino de “¿lo estaré haciendo bien?”. Y si lo estás haciendo “bien” pero no te gusta, el problema parece ser tuyo.

Y todo eso provoca parálisis en los jóvenes.

Provoca una desconexión profunda. Piensa que la generación Z vive atravesada por una búsqueda constante de identidad. “Sé quien quieras ser” te dicen... pero claro, si no hay un acompañamiento adecuado, lo que genera es vértigo. ¿Quién soy? ¿Cómo tengo que ser? ¿Cuánto me tengo que querer? ¿Estoy siendo suficientemente libre? ¿Estoy eligiendo bien? Cuando vives en un estado de cuestionamiento permanente, es muy difícil conectar con el cuerpo y dejarte llevar.

Muchas chicas me dicen en consulta que están cansadas de las apps, que después de un par de matches flojos o una cita rara se les quitan las ganas

Ximena Duyospsicóloga

Me parece curioso que, a la vez, estamos ante el auge de las apps de citas. ¿Por qué las apps de citas no están generando más encuentros sexuales entre los jóvenes, sino todo lo contrario?

Las apps están ahí, sí, pero más que un auge sexual, lo que vive la Generación Z es un uso emocional o incluso amistoso de estas plataformas. Ya no buscan tanto el polvo rápido como una conexión con sentido, o al menos algo que no deje mal sabor de boca. Muchas chicas me dicen en consulta que están cansadas de las apps, que después de un par de matches flojos o una cita rara se les quitan las ganas. Y lo mismo los chicos: saben lo que se espera de ellos en una cita, pero no saben cómo sostener una conversación real sin que parezca una entrevista de trabajo o un intento de seducción torpe.

Entiendo que se vuelve todo mucho más frío.

Sí. Están en Tinder, en Bumble... pero muchas veces como quien está en la app de Stradivarius: haciendo scroll, llenando el carrito, pero sin comprar nada. Las conversaciones no fluyen. Todo se vuelve repetitivo: “hola”, “¿de dónde eres?”, “¿qué buscas?”. Y cuando llega el momento de quedar, muchos se bajan. No por falta de deseo, sino por exceso de ruido mental.

Ximena Duyos, psicóloga.

Ximena Duyos, psicóloga.

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¿Crees que estas plataformas fomentan una visión más transaccional y menos emocional, lo que termina acabando con el deseo?

Sí, absolutamente. Las redes enseñan que el valor está en lo que das, muestras o vendes. Incluso en lo sexual. Cualquiera puede tener un OnlyFans, vender sus braguitas o sus fotos y, aunque pueda ser empoderante para algunas personas, también está generando una idea de que el sexo es algo que se intercambia, no que se comparte. Y claro, si todo se vuelve una transacción, ¿dónde queda el juego y lo improvisado? El deseo necesita un margen de libertad. Si todo está medido, deja de haber espacio para que algo te remueva.

¿Qué efectos tiene el consumo de porno convencional en la construcción del deseo en los jóvenes?

El porno es una escuela sin pedagogía. Y eso lo hace peligroso. No porque sea “malo” en sí (debate aparte), sino porque es la principal fuente de educación sexual para quienes aún no han vivido nada. Muchos jóvenes llegan al sexo intentando reproducir lo que han visto, pero claro, lo que han visto está hecho para cámaras, no para personas. No hay juegos previos, no hay pausas, no hay dudas. Solo cuerpos perfectos, rendimientos extremos y orgasmos fingidos. ¿Cómo no van a sentirse insuficientes si no pueden hacer todo eso?

Hoy en día, los adolescentes están expuestos a contenidos en redes que rozan lo delirante: desde coaches sexuales que niegan la existencia de las ETS y afirman que son traumas emocionales no resueltos, hasta influencers que promueven prácticas sin ningún tipo de base ni cuidado

Ximena Duyospsicóloga

¿Qué está fallando en la educación sexual para que los jóvenes vivan el sexo con más ansiedad que deseo?

En la etapa escolar, la responsabilidad es principalmente de los adultos: centros educativos, familias, instituciones. Y aunque se ha avanzado mucho en contenidos (se habla más de diversidad, de consentimiento, de autocuidado...), muchas veces falta bajar esa teoría al terreno de lo real. Se necesitan más ejemplos concretos, más situaciones cotidianas, más espacios seguros para preguntar. Y sobre todo, se necesita fomentar el pensamiento crítico. Porque hoy en día, los adolescentes están expuestos a contenidos en redes que rozan lo delirante: desde coaches sexuales que niegan la existencia de las ETS y afirman que son traumas emocionales no resueltos, hasta influencers que promueven prácticas sin ningún tipo de base ni cuidado. Si no hay una educación que prepare para filtrar esa información, se vuelven vulnerables.

¿Y para los que son algo más adultos, de veintipocos?

Aquí ya no se trata tanto de lo que te enseñan otros, sino de lo que tú haces con lo que sabes. El problema no es la falta de información, es el exceso. Esta generación se ha criado entre vídeos de TikTok, hilos de Twitter, tutoriales de YouTube y podcasts de sexo consciente. Pero saber cosas no implica saber vivirlas. Muchos jóvenes saben detectar una red flag, pero no saben identificar su propio deseo. Saben hablar sobre sexo, pero no saben habitarlo sin ansiedad. Por eso, además de educación sexual, necesitamos una educación afectiva realista. Que enseñe a regularse, a comunicarse, a distinguir lo que uno desea de lo que cree que debería desear. Tenemos que responsabilizarnos de nosotros mismos.

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¿Un consejo final?

Sí: dejad de informaros en fuentes difusas, empezad terapia personalizada sin humos, tened un 70% de vuestra vida ordenada y un 30% alocada. Y, por favor, no hagáis contenido de todo lo que vivís. Vivir es más importante que narrar lo que vives.

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