“Cuando fui a visitar la prisión de Alcatraz, todo el mundo estaba haciendo fotos o incluso videollamadas con su familia, me sentí fatal”: el “turismo oscuro” crece gracias a las redes y ya factura 25.000 millones de euros al año

Redes sociales

Cada año, más viajeros escogen como destino escenarios que han sido víctimas de catástrofes o tragedias; una tendencia impulsada por las redes sociales que plantea dilemas éticos

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El “turismo oscuro” crece gracias a las redes y ya factura 25.000 millones de euros al año.

El “turismo oscuro” crece gracias a las redes y ya factura 25.000 millones de euros al año.

Diseño: Selu Manzano / Imagen: Getty Images

El año pasado, más de 1’2 millones de personas visitaron el antiguo campo de exterminación ubicado en Auschwitz, ahora reconvertido en museo sobre los horrores del nazismo. Fue un 10% más de visitantes de los que recibieron en el año 2023; para este 2025, la organización del monumento espera que las cifras suban todavía más, hasta los 1’8 millones. 

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Otro medio millón de personas decidieron hacer un hueco en su visita a la romántica París para visitar sus Catacumbas, un osario que contiene más de seis millones de esqueletos humanos. El pasado febrero, el museo dedicado a las repercusiones de la bomba nuclear que se lanzó sobre Hiroshima en 1945 superó, por primera vez en su trayectoria, los 2 millones de visitantes

Es difícil negar que el “turismo oscuro” está viviendo un momento de auge. Cada vez más personas optan por hacer un pequeño aparte en la relajación y el ajetreo de sus viajes y de sus vacaciones para visitar lugares que han sido escenario histórico de catástrofes y desgracias. 

Si visitáis la Zona de Exclusión, por favor, recordad que aquí sucedió una gran tragedia. Comportaos con respeto por todos los que sufrieron y se sacrificaron

Craig Mazincreador de la serie 'Chernobyl'

Aunque no es una tendencia nueva —el término “turismo oscuro”, también llamado “turismo de duelo” o “tanatoturismo”, se acuñó en 1996— el interés por ello ha aumentado considerablemente en la última década. Tanto es así que se estima que la industria de este tipo de turismo mueve 29.000 millones de dólares al año, unos 25.000 millones de euros.

Un “boom” que ha estado impulsado, sobre todo, por el auge de las redes sociales. Cuando se acerca el verano u otros períodos vacacionales, plataformas como YouTube o Instagram se llenan de recomendaciones de destinos turísticos o diferentes atracciones en las ciudades más populares. Poco a poco, estos lugares más macabros se han ido abriendo paso entre las listas infinitas de restaurantes, catedrales y playas paradisíacas. 

Pareja haciéndose una foto en la zona de exclusión de Chernobyl, Ucrania.

Pareja haciéndose una foto en la zona de exclusión de Chernobyl, Ucrania.

Getty Images

El auge del turismo oscuro

Una moda que genera preocupaciones entre los locales y las víctimas

Incluso si muchos de quienes lo practican tienden a hacerlo con buena intención, el aumento de popularidad del turismo oscuro también ha venido de la mano de varias polémicas e incluso preocupación por parte de las familias o descendientes de las víctimas de los lugares más populares. La masificación de las visitas a estos lugares han dejado tras de sí, también, algunos incidentes sonados.

No es extraño que, cada cierto tiempo, estalle una polémica en redes sociales respecto a algún turista que se ha hecho un simpático selfie en la entrada de los campos de concentración de Auschwitz o en el monumento a las víctimas del Holocausto de Berlín. Incluso a día de hoy, podemos encontrar decenas de ellas buscando en los respectivos hashtags de Instagram; hombres y mujeres posando alegremente y compartiendo con sus seguidores que han visitado el escenario de una tragedia de manera que es, para muchos, insensible.

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Cuando HBO lanzó, en el año 2019, una miniserie inspirada en la catástrofe de Chernobyl, el área registró un aumento del 40% en el turismo de la zona. Las fotografías junto, por ejemplo, al reactor que causó la explosión, comenzaron a inundar las redes sociales, hasta tal punto que Craig Mazin, guionista de la serie, pidió directamente a los fans que cambiasen su comportamiento. “Sí, he visto las fotografías. Si visitáis la Zona de Exclusión, por favor, recordad que aquí sucedió una gran tragedia. Comportaos con respeto por todos los que sufrieron y se sacrificaron”, dijo entonces.

Apenas un año antes, el YouTuber Logan Paul publicó un vídeo en el que visitaba Aokigahara, un bosque situado al noroeste del Monte Fuji, en Shizuoka, Japón. Este lugar es una ubicación popular de este “turismo oscuro”, ya que hay varias leyendas locales que indican que está maldito y, sobre todo, es una ubicación frecuentemente escogida por quienes buscan suicidarse para acabar con sus vidas.

Cuando fui a visitar la prisión de Alcatraz, todo el mundo estaba haciendo fotos o incluso videollamadas con su familia. Me sentí fatal

Sara C. S.

En el vídeo, Paul encuentra un cadáver de una persona fallecida colgando de un árbol y decide filmarlo y bromear junto a sus compañeros; el vídeo alcanzó las seis millones de visitas en la plataforma antes de ser retirado, y causó una intensa polémica tanto dentro como fuera de Japón.

Está claro que visitar cualquier tipo de monumento o lugar de interés cultural requiere unas ciertas normas de etiqueta y respeto, pero las exigencias son particularmente sensibles cuando nos acercamos a lugares donde han sucedido tragedias o desastres naturales. 

El aumento de los visitantes, especialmente de aquellos que se acercan a estas zonas por curiosidad morbosa, también ha causado que haya un mayor número de turistas que exhiben comportamientos fácilmente interpretables como irrespetuosos con la memoria de las víctimas. “Cuando fui a visitar la prisión de Alcatraz, todo el mundo estaba haciendo fotos o incluso videollamadas co su familia. Me sentí fatal”, cuenta Sara C. S., de 27 años.

El youtuber Longan Paul en Aokigahara, Japón. El vídeo fue retirado.

El youtuber Longan Paul en Aokigahara, Japón. El vídeo fue retirado.

YouTube

Los motivos de esta moda viral

¿Por qué decantarse por el “turismo oscuro”? 

Los defensores de este tipo de turismo insisten en que su papel es trascendental a la hora de visibilizar y poner en valor nuestra historia. A pesar de que, para algunos, pueda parecer extraño o perturbador pasar el tiempo de descanso en lugares tan cargados de tragedia como Chernobyl o Hiroshima, los motivos que llevan a los visitantes a escogerlos son variados. 

Es cierto que a estas zonas las suele rodear una pátina de misterio que estimula la curiosidad por lo prohibido, por lo desconocido. Pero, en otros casos, lo que llama la atención es el poder salirse, al menos en cierta medida, de los puntos turísticos más habituales de cada lugar, a cuyas características y, sobre todo, imágenes estamos cada vez más expuestos. 

Una parte de ello es el morbo de los sucesos extraños se han producido allí, pero también se trata de aprender sobre sucesos que han afectado a la humanidad y han cambiado el rumbo de los acontecimientos históricos

Luis Tobajasyoutuber

Sara C. S. explica que las redes sociales han hecho que pierda interés sobre los monumentos más típicos. “Te pasas el verano viendo en redes fotos de la Torre Eiffel o de los mismos monumentos de Japón o de Italia… Así que cuando vas tú, quieres buscar algo diferente, que no sea lo que ha visto todo el mundo. Cuando fui a Nueva York por primera vez sentía que ya había visto toda la ciudad: en pelis, en videos de influencers, en fotos de Instagram… Así que te esfuerzas más en buscar lo que normalmente se pasaría por alto”.

De este modo, no es de extrañar que cada vez haya más creadores de contenido que destinen sus esfuerzos a visibilizar este tipo de lugares, o a aconsejar a los viajeros sobre destinos que están fuera de lo habitual. 

Mensajes de turistas en las vías del tren del Campo de Concentración de Auschwitz, en Polonia.

Mensajes de turistas en las vías del tren del Campo de Concentración de Auschwitz, en Polonia.

Getty Images

Luis Tobajas es un youtuber especializado en viajes, pero que busca explicarlos a través de la cultura: en su canal, Desafío Viajero, busca “divulgar sobre enigmas de la historia y la arqueología” a través de sus viajes por el mundo. En muchas ocasiones, sus vídeos giran alrededor de este tipo de destinos de turismo oscuro: desde Hiroshima hasta la llamada “ruta del vampiro” en Transilvania.

Para Tobajas, es totalmente natural que las personas a las que les gusta viajar se sientan cada vez más atraídas por este tipo de destinos. Ha visitado lugares como la Plaza Dealey, en Dallas, lugar del asesinato del presidente John F. Kennedy; las catacumbas de Palermo y París o el convento de Santo Domingo de Lima, ubicación de un gran cementerio colonial, con más de 700 mausoleos.

“Una parte de ello es el morbo de los sucesos extraños se han producido allí, pero también se trata de aprender sobre sucesos que han afectado a la humanidad y han cambiado el rumbo de los acontecimientos históricos”, explica el youtuber. “Queremos sentir que estamos en una especie de máquina del tiempo para experimentar lo que se vivió”.

Tobajas defiende que el mayor impacto de recorrer estos lugares es su solemnidad: en concreto, el silencio, símbolo de respeto, que la mayoría de visitantes tratan de mantener mientras los estudian, de manera reflexiva. “Hay algo en el ambiente cuando eres consciente de que está en un lugar donde han sucedido tragedias… Se respira un silencio pesado, que casi puedes tocar.” 

El youtuber reconoce que las redes sociales han estado muy ligadas al auge de este tipo de turismo, pero establece una distinción importante. Por un lado está el contenido corto —como artículos breves o vídeos— que resalta las particularidades de estos lugares para captar la atención y generar un impacto rápido en el espectador. Y, por otro, el contenido más extenso y pausado, pensado para quienes tienen un interés histórico más profundo y buscan comprender la importancia y trascendencia de los hechos ocurridos allí.

En cualquier caso, e incluso si la curiosidad y el interés de los viajeros en este “turismo oscuro” pueda generar fricciones e insensibilidades, las cifras en constante aumento parecen señalar una realidad: la de que la tendencia está aquí para quedarse. 

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Una moda que, de evolucionar de manera sensible, puede ser una excelente oportunidad para dar más visibilidad a ciertos acontecimientos de nuestra historia. “Visitar este tipo de lugares es necesario. Es fundamental conocer las historias, y por qué sucedieron, y registrar y aprender las lecciones necesarias sobre ello. Entrar en contacto con estas historias, como si las vivieras, formando parte de ellas, es importante para que no se vuelvan a repetir”, concluye Tobajas.

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