Durante siglos, el nombre de Michel de Nostredame (conocido como Nostradamus) ha sido sinónimo de miedo. El boticario francés, también astrólogo y médico de su momento, publicó en 1555 el libro Les Prophéties, un texto en el que combinaba el estudio de los astros y los ciclos naturales para crear una especie de calendario de profecías de lo que pasaría en el futuro.
El libro Les Prophéties vaticinaba de todo; desde catástrofes terrestres hasta colapsos sociales sin precedentes. Y, a pesar de que hoy tenemos claro que no eran más que habladurías y fenómenos sacados de contexto, durante años y años se han tomado en serio sus palabras, influyendo a reyes y sociedades enteras a tomar un camino u otro, según los dictámenes del adivino.
Sin embargo, el mismo año en que murió, 1566, Michel de Nostredame dejó una frase que ahora se interpreta de otro modo. “Las cosas futuras no están del todo ocultas al hombre, si observa con razón y con arte los signos de los cielos”, contó en Almanach pour l’an. Y aunque hablaba de sus profecías, con los modelos predictivos de inteligencia artificial, la meteorología avanzada y la economía algorítmica la cosa ha cambiado.
Desde hace años, descifrar patrones ocultos para reducir la incertidumbre se ha convertido en una de las obsesiones de la ciencia. El análisis predictivo se ha convertido en una de las ramas más pujantes de la ciencia de datos, buscando anticipar claves como la economía, el consumo energético o el desarrollo de enfermedades.
Las cosas futuras no están del todo ocultas al hombre, si observa con razón y con arte los signos de los cielos
Uno de los ejemplos más claros está en Palantir Technologies, una de las empresas más poderosas del mundo y posesión del magnate mesiánico Peter Thiel. Esta empresa utiliza análisis predictivo en sectores financieros y gubernamentales para anticipar fluctuaciones económicas, riesgos geopolíticos o disrupciones en cadenas de suministro. Y aunque pueda parecer una aplicación muy concreta, trabaja con gobiernos como el de Estados Unidos.
¿Qué quiere decir esto? Que donde antes los reyes se fijaban en las profecías, los gobiernos ahora se fijan en los análisis de datos. Peter Thiel no es más que un Nostradamus del siglo XXI, y aunque su trabajo se base en la ciencia, su propia filosofía no parece que esté muy alejada de la del boticario francés.


