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El reto de escritura que cayó por culpa de la IA pero que muchos autores se resisten a abandonar: “Mejora tu creatividad porque te obliga a priorizar la escritura sobre otras cosas”

NaNoWrimo

La organización NaNoWriMo llevaba más de 20 años impulsando un reto de escritura consistente en escribir 50.000 palabras en un mes. En el primer noviembre después de su cierre, los escritores han mantenido la tradición que, aseguran, mejora tus habilidades y facilita la creación de hábitos 

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NaNoWriMo, El reto de escritura que cayó por culpa de la IA pero que muchos autores se resisten a abandonar.

Diseño: Selu Manzano

Escribir una novela no es una tarea sencilla. Y aun así, miles de personas se proponen, cada año, un reto nada desdeñable: escribir una por completo, de principio a fin, durante el mes de noviembre. 50.000 palabras —aproximadamente unas 200 páginas— empezando el día 1 y acabando el 31.

Aunque no hay un premio ni tampoco ningún tipo de penalización por no acabar a tiempo, quienes participan en el NaNoWriMo suelen tomarse en serio el sacar, al menos, un ratito cada día para avanzar en la historia. Los hay que planifican cada capítulo y cada sesión de escritura y quienes, simplemente, deciden dejar fluir las ideas tal y como surjan.

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NaNoWriMo es el acrónimo de National Novel Writing Month — mes nacional de escritura de novelas, en inglés— y se originó en el año 1999. En sus inicios, era un proyecto de escritura creativa iniciado por el autor californiano Chris Baty y apenas tenía una decena de participantes. Pero, con el lanzamiento de su sitio web oficial en el año 2001, el proyecto fue creciendo progresivamente en adhesión. En 2022, participaron más de 400.000 autores a través del sitio web oficial de la organización.

Uno de los aspectos más llamativos de esta maratón de escritura es que, en principio, no está pensada para escritores profesionales. Cualquiera puede participar y establecer sus propias reglas. Aun así, muchos de quienes se plantean este reto son escritores profesionales o amateurs que buscan darle un impulso a sus propios proyectos.

El actor Robert Pattinson en un fotograma de 'Agua para elefantes'.

EFE

La primera novela derivada de un NaNoWriMo se publicó en el año 2003: fue la tercera entrega de la saga de detectives Lawson Vampire, del autor Jon F. Merz. La historia más conocida que se originó en el proyecto es Agua para elefantes, la novela de Sara Gruen que terminó adaptándose a una película de Hollywood —protagonizada por Robert Pattinson y Reese Witherspoon— en el año 2011.

A fecha de 2025, se estima que hay más de seiscientas novelas iniciadas durante el NaNoWriMo que han llegado a publicarse de manera tradicional, y decenas de miles que se han autopublicado.

Ese es, precisamente, el caso de Ángel G. Ropero, periodista y escritor procedente de Leganés que publicó, en el año 2023, con la editorial Pluma y Píxel, su novela de fantasía El Corazón del Dragón. La novela se originó, precisamente, en el NaNoWriMo: Ropero decidió participar, “pero con mucha filosofía, porque, en su momento, yo no tenía interés ni ganas de escribir una novela. Pero sí me gustaban los relatos. Así que decidí participar a mi manera: escribiendo el objetivo de palabras, pero no con una única novela, sino entre varios relatos.”

Decidí participar a mi manera: escribiendo el objetivo de palabras, pero no con una única novela, sino entre varios relatos

Ángel G. Roperoperiodista y escritor

“En la primera semana, escribí un relato sobre una arqueóloga que iba de aventuras a un planeta extraño y se encontraba un tesoro alienígena”, cuenta G. Ropero. La historia evolucionó y acabó convirtiéndose en una novela completa. Este año, se publicará la secuela, bajo el título Primer Vuelo.

El autor opina que la idea de escribir una novela en un mes no es exclusiva para escritores sino que “vale para cualquiera, porque lo que hace es forzarte a trabajar de una determinada manera. Te anima a coger el hábito de escritura diaria. Permite generar un hábito de trabajo y compartir el resultado con otros autores”.

Uno de los trucos es que, para emprender el reto, “se divide una tarea grande (escribir una novela) en tareas más pequeñas (escribir cierta cantidad de palabras al día). Quizás eso sí sea beneficioso: entender que una cosa complicada se puede dividir en pequeñas tareas puede ayudar a que sea más sencillo y evitar bloqueos”.

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Muchos de los participantes del desafío señalan que, en realidad, terminarlo no es verdaderamente importante. Incluso quienes lo han conseguido se han quedado por el camino en un par de ocasiones. Por ejemplo, Estefanía Carmona, escritora y correctora independiente, lleva participando toda una década. “Empecé en la edición de 2015, porque estaba buscando trabajo y tenía todo el tiempo del mundo, y desde entonces lo he intentado todos los años, con mejor o peor resultado.”

“Aquella primera vez lo conseguí, y después solo he logrado alcanzar las 50 000 palabras en dos ocasiones más.”, confiesa Carmona. “Ha habido de todo: años en que me he rendido a las 5 000 palabras y otros en que conseguí más o menos la mitad”.

A día 30 de octubre aún no tenía claro que fuera a lanzarme, pero leer a algunas compañeras en redes hizo que me picara el gusanillo

Estefanía Carmonaescritora y correctora

En este año, fue precisamente el ánimo colectivo el que le inspiró a continuar. “A día 30 de octubre aún no tenía claro que fuera a lanzarme, pero leer a algunas compañeras en redes hizo que me picara el gusanillo”. Aunque considera que el proyecto está, en general, orientado a un público más bien amateur, “como se suele decir, a escribir se aprende escribiendo”.

“Es como un músculo que mientras más ejercitas, mejor trabaja. Muchas veces, las obligaciones del día a día no te permiten concentrarte en tus proyectos tanto como te gustaría”, concluye la escritora.

La falta de tiempo y hábito de escritura es una de las principales dificultades a las que se enfrentan quienes persiguen la escritura como trabajo o como hobby. “En cierto modo, este reto mejora tu creatividad porque te obliga a priorizar ese ratito de escritura sobre otras cosas, y una vez activas el flujo creativo, se hace más fácil: se te ocurren más ideas, las palabras fluyen con más facilidad, vas mejorando poco a poco”, cuenta.

La era de la IA ha hecho un flaco favor a este reto.

Diseño: Selu Manzano

El discurso a favor de la creatividad y el hábito de la escritura que esgrimen la mayoría de los participantes del NaNoWriMo contrasta con algunas polémicas recientes en las que participaron los últimos líderes de la organización. 

En un controvertido post titulado ¿Cuál es la posición oficial de NaNoWriMo sobre la Inteligencia Artificial?, los impulsores del proyecto daban su opinión al respecto de la que es, a día de hoy, una de las mayores preocupaciones para quienes se mueven por entornos creativos: el uso de IA para sustitución de mano de obra humana.

Para la organización de NaNoWriMo, condenar el uso de la IA en el ámbito de la creación artística tiene “implicaciones clasistas y capacitistas”. “No todos los escritores tienen la capacidad financiera de contratar humanos para ayudarles en ciertas fases de su escritura”, aseguraban en un escrito posteriormente editado para eliminar estas líneas. “No todos los cerebros tienen las mismas habilidades y no todos los escritores funcionan con el mismo nivel de educación o proficiencia en el lenguaje en el que escriben. Algunos necesitan ayuda externa”.

La virtud del NaNoWriMo no es escribir una novela ni mucho menos acabarla. Es crear una rutina. Y eso no te lo puede dar ninguna IA

Álvaro Arbonésescritor

El escrito fue recibido con repulsa instantánea por muchos de los participantes, que denunciaron que, lejos de proteger a los artistas que habían apoyado el proyecto durante dos décadas, la organización defendía el uso de tecnologías que aspiraban a eliminarles. Álvaro Arbonés, escritor, opina que “son declaraciones muy desafortunadas. La virtud del NaNoWriMo no es escribir una novela ni mucho menos acabarla. Es crear una rutina. Y eso no te lo puede dar ninguna IA.”

Para Arbonés, el proyecto va mucho más allá de terminar una novela: la magia está en confrontar nuestros propios bloqueos y experimentar, de verdad, la escritura. “No trata del resultado: siempre va a ser un primer borrador que va a necesitar mucho trabajo. Trata de aprender la parte más estricta del oficio. Sentarse y hacer las cosas, sean buenas o malas. La Inteligencia Artificial pretende ofrecernos la posibilidad de hacer todo lo contrario”.

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El daño a la reputación de la organización acabó generando problemas financieros que llevaron a su cierre el pasado mes de abril. Como tal, este ha sido el primer noviembre en más de 20 años en los que esta fundación no coordina e impulsa el reto de escritura.

Incluso si muchos dudaban de la supervivencia del proyecto, el día 1 de noviembre las redes sociales comenzaron a llenarse, poco a poco, de comentarios de nuevo. De escritores ilusionados con su proyecto, compartiendo sus ideas y su progreso. Incluso si las circunstancias estaban en su contra, el arte se abrió paso, una vez más.