Numerosos usuarios del metro de Barcelona descubrieron ayer con estupor que algunos accesos a las paradas de Sagrada Família, Baró de Viver y Hospital Clínic se habían transformado en Sagrada Mezquita , Baró de Rabat y Hospital de Carteristas . Unos rótulos de factura profesional, que imitaban perfectamente la tipografía y el cuerpo de los originales, y que fueron retirados por Transports Metropolitans de Barcelona con celeridad.
Los Mossos d’Esquadra abrieron ayer mismo una investigación para determinar la autoría de una acción que, más allá de los daños materiales, puede considerarse un delito de odio.
La inmigración –determinada inmigración– y su encaje social es una cuestión que suele preocupar a los ciudadanos. De Barcelona y de muchas otras ciudades. Como la delincuencia urbana. El problema, ético y legal, es despreciar y vejar al otro por cuestión de origen o credo, vincularlo al delito y difundir un mensaje excluyente que no representa, ni de lejos, al conjunto de la ciudadanía.