El mundo de Illa, y el otro

El mundo de Illa, y el otro
Director de La Vanguardia

Hacía tiempo que un presidente de la Generalitat no acudía a Madrid a dar una conferencia política. Salvador Illa escogió el Círculo de Bellas Artes para mostrar su imagen más pactista y conciliadora, que es marca de la casa. “No es tiempo de provocar confrontaciones baldías que nos debilitan a todos”, señaló. No hubo ningún reproche a nadie, ni hubo victimismo de ninguna clase. No reivindicó una mejor financiación, mayores recursos para Catalunya o cualquier otra habitual demanda de mayor autogobierno de los políticos catalanes. Poco tenía que ver su discurso con el precedente de Pere Aragonès en enero del 2022 cuando, en el Club Siglo XXI, afirmó que “difícilmente habrá una segunda oportunidad” de diálogo con el Gobierno del PSOE “si no hay capacidad de resolver ahora el conflicto mediante las urnas”.

Salvador Illa en el Círculo de Bellas Artes: “Catalunya no le tiene miedo a Madrid

Salvador Illa en el Círculo de Bellas Artes

Referéndum, urnas, autodeterminación o independencia no fueron palabras que se escucharon ayer en la conferencia de Illa. En cambio, prevaleció la idea de que Catalunya tenía que volver a ser fuerte para liderar económicamente el país y, si ello sucedía, todos se beneficiarían: “Si Catalunya lidera, España avanza y Europa se fortalece”. Y la única crítica fue contra “la acumulación insolidaria” en alusión, sin citarla, a la política que defiende el PP en la Comunidad de Madrid.

El claro mensaje de Illa iba destinado a consolidar el proceso de normalización política y social en Catalunya que caracteriza su presidencia. Poco tiene todo esto que ver con el contenido del pacto que firmaron el PSOE y Junts en noviembre del 2023 para asegurar la investidura de Pedro Sánchez. En él, ambas partes se comprometieron a “un conjunto de pactos que contribuyan a resolver el conflicto histórico sobre el futuro político de Catalunya”.

Son dos mundos muy diferentes. Illa ofrece un liderazgo responsable de Catalunya que se compromete “en una España y una Europa más fuertes, más prósperas y más justas”, mientras que el PSOE y Junts negocian con un in­termediario salvadoreño cómo Ca­talunya tiene que superar “los déficits y limitaciones del autogobierno”. La política obliga, a veces, a hacer grandes ejercicios de funambulismo.

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